Elisa Facio es la nueva ministra de Industria, Energía y Minería (MIEM). Asumió en lugar de Omar Paganini, quien fue designado Canciller en sustitución de Francisco Bustillo tras la crisis en el gabinete por el caso Marset.
Sobre la negociación con China (y el reciente viaje con la misión oficial), la brecha cambiaria con Argentina, los desarrollos de hidrógeno verde, el proyecto “Uruguay Innovation Hub” y la ley de Medios, habló Facio en entrevista con El País.
—¿Cuál fue su experiencia en China, donde se acordó un cambio de estatus en la relación con Uruguay de Asociación Estratégica a Asociación Estratégica Integral y 24 acuerdos, gran parte en el sector agropecuario e industrial?
—Fue muy interesante el intercambio con el gobierno chino, muy franco y conversando sobre diversos temas. El pasaje a la Asociación Estratégica Integral es un punto, pero también el presidente (chino) Xi Jinping mencionó explícitamente acelerar la asociación del libre comercio, que para nosotros es muy importante, siempre –remarcó Xi- cuidando no estropear el clima nuestro. Xi Jinping es en realidad muy cuidadoso de que nosotros no nos vayamos a pelear con nuestros vecinos por culpa de ellos, básicamente. No lo dijo de esa manera, pero dejó deslizar esa preocupación. Quedamos muy contentos porque tenemos mucho para hacer. Ahora si el Mercosur firma la Unión Europea, estaríamos más cerca (de firmar con China) porque Lula ya había dicho que primero la Unión Europea y después China, así que eso sería bueno. Y con los cambios en Argentina, también pensamos que puede haber una apertura. En China, firmamos 24 memorándum de entendimiento, muchos vinculados al agro, pero desde este ministerio firmamos cuatro, vinculados a la minería, a la metrología legal, tecnología, datos y comunicación.
—Uno de los aspectos con tecnología se refiere a Huawei, a la posibilidad de inversiones chinas en ese sector y a la neutralidad que declara Uruguay en el tema de 5G. Desde Europa, en algún momento habían mostrado preocupación por ese aspecto. ¿Cómo lo manejan?
—Uno de los lugares que visitamos fue justamente la empresa Huawei. Ellos tienen desarrollos en tecnología en muchas áreas y nosotros en Uruguay tenemos equipamiento de ellos en 5G, pero también en seguridad pública. Nosotros nos manifestamos neutrales en el tema de las tecnologías y con quién nos relacionamos. Y entendemos que Huawei es una gran empresa, muy sólida, no tenemos por qué no vincularnos, al contrario. Entendemos que les interesa Uruguay y tienen mucho para aportarnos. Tienen desarrollos en energía fotovoltaica (solar), que a nosotros nos interesa y está en el plan de expansión energética en los próximos años. Lo que viene es justamente instalar parques fotovoltaicos. Huawei también tiene todo un sistema de ciudades inteligentes que nos interesa explorar, sobre todo desde la Dirección Nacional de Energía. Es algo que hace tiempo le estamos buscando la vuelta de por dónde y con quién lo podemos hacer, porque es importante movernos hacia la segunda transición energética. Otra cosa en la que tienen mucho desarrollo es en el tema baterías. Tienen cargadores de vehículos eléctricos que permiten, en un segundo, dar carga para hacer un kilómetro, lo cual es tremendo. El tema de tener grandes bancos de baterías para poder almacenar la energía también nos interesa.
—Lo de la neutralidad 5G, en términos llanos, ¿significa que Uruguay no se casa con nadie?
—Exactamente. No nos vamos a cortar ninguna posibilidad. No queremos cerrar ninguna puerta.
—Sobre la privacidad de datos, ¿qué tan resguardado está el país, o qué medidas se están tomando al respecto?
—Existe una ley de Protección de Datos Personales que se cumple a rajatabla. Si existiera la necesidad, la ajustaríamos, pero en Agesic (Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento) están revisando esos temas todo el tiempo.
—Además de Huawei, ¿qué otras empresas estarían interesadas o visitaron en China?
—Fuimos a la provincia de Shenzhen, conocida como “la fábrica del mundo”. Ahí visitamos la automotriz BYD, que es impresionante, tienen 24.000 patentes registradas. Los chinos han apostado mucho al tema de los vehículos eléctricos. Ellos mismos reconocen que en la industria automotriz tradicional nunca pudieron despegar porque, si bien tenían muchas fábricas de todo el mundo instaladas en China, las partes neurálgicas de los vehículos venían importadas de Europa o de Estados Unidos. En cambio, en los eléctricos, están muy en la vanguardia y sí sienten que tienen un lugar preponderante donde pueden estar a nivel mundial. Quiero comentarles que otra empresa que visitamos es BGI Genomic, que tiene un laboratorio acá, en el Parque de las Ciencias. El CEO global de BGI es una de las personas que participó en el proyecto que decodificó el genoma humano.
—¿Qué tan cerca -o lejos- se está cerrar el acuerdo Mercosur-Unión Europea? Las gremiales industriales del Mercosur emitieron un comunicado donde piden que se aceleren las negociaciones.
—La pregunta sería para el ministro (de Relaciones Exteriores) Paganini, pero estamos más cerca. Se destrabaron algunas cosas que eran importantes que querían los franceses y los argentinos. Nosotros tenemos una visión de que estos acuerdos, para un país como el nuestro, que tiene un mercado muy pequeño, siempre son buenos. Tenemos mucho para ganar con todo lo que vamos a poder vender en un mercado muchísimo más grande. En nuestro mercado ya tenemos todo chino y muchas cosas sin arancel. Entonces, desde ese punto de vista, tenemos mucho para ganar. Hay que pensar que una ciudad china es más grande que todo nuestro país. Entonces, aunque nos compren una cantidad chiquita, ya para nosotros es un éxito.
—Mencionó que puede haber una apertura en Argentina, ¿qué esperan de la gestión del presidente electo Javier Milei?
—Lo que se ve es una oportunidad, porque cuando cambian las cosas, cambia el escenario, siempre aparecen oportunidades. Uno se puede plantar de diferente manera. Esa es básicamente la postura. Uruguay ha tenido muchas dificultades para exportar a Argentina y los empresarios que lo han hecho, han tenido dificultades para cobrar. Eso ha sido un tema bastante difícil de sobrellevar este año y entendemos que, con un gobierno más abierto, esas dificultades no serían tan grandes. Inclusive, vemos que podría estabilizarse un poco la moneda argentina y ayudar a que nosotros no estemos en esta situación de que todos van a comprar a Argentina.
—Si bien es algo que excede al MIEM, hay una fuerte preocupación de los industriales por los productos que entran de Argentina y piden más control.
—Tenemos conciencia de que el tema de la diferencia cambiaria es un problema de credibilidad, de confianza país. Y bueno, nosotros tenemos un país confiable y ellos (los argentinos) no. Entonces, la incertidumbre hace que su moneda esté todo el tiempo moviéndose. Pensamos que ahora, habiendo un nuevo gobierno, se va a pasar a una etapa de más estabilidad. Ya no estamos en aquello de “no se sabe”. Siempre pasa en años electorales que hay incertidumbre. Fijado el destino que eligieron los argentinos, habrá en un tiempo una estabilidad que pensamos que puede ser buena para nosotros.
—De todas maneras, esa brecha cambiaria es bastante grande y va a llevar un tiempo hasta normalizarse un poco. ¿Están pensando medidas paliativas para el sector industrial mientras eso ocurre?
—El problema de la frontera va más allá de la industria, afecta al comercio en general, y se ha hecho un esfuerzo para bajar algunas tasas y siempre se está revisando en qué lugar podemos ayudar.
—Otro reclamo del sector industrial es el valor del dólar y la competitividad de Uruguay frente a otros países, ¿están impulsando algún tipo de medida ante el Ministerio de Economía?
—Hemos tenido reuniones con los agentes económicos y lo que nos explica el presidente del Banco Central (Diego Labat) es que el valor de la moneda es “el que es”, no está artificialmente elevado. O sea, para bajarlo tendríamos que tener una crisis país, una crisis de credibilidad, y nadie quiere eso. Apostamos a un país sólido, es lo que vendemos, es lo que le fuimos a decir a los chinos, es lo que le decimos a todas las inversiones que tratamos de atraer, y tenemos un grado inversor que también hace que nuestra moneda esté apreciada con respecto a otras.
—Y a los industriales que reclaman o cuestionan esta situación, ¿qué les puede decir?
—Hay distintas miradas. Uruguay es caro por otras razones, no tanto por ese tema de la moneda, que es un punto, también tenemos un estado de bienestar que hace que nuestros salarios sean altos, que estén indexados, que haya muchos beneficios sociales. Todos queremos esa situación y la apreciamos, pero eso hace que el país sea caro. Yo recibo mucha gente acá, y en general se quejan más de los salarios que del dólar.
—¿Cómo avanzan con los negocios de hidrógeno verde?
—El hidrógeno verde para nosotros es una gran oportunidad como país. Tenemos varios proyectos: un piloto en Durazno para hacer camiones; un proyecto en Tambores, que sigue avanzando en su plan de implementación; tenemos el proyecto HIF Paysandú, que viene avanzando bien en su plan de factibilidad. Hay otras cosas, los más grandes son HIF Paysandú y el de Tambores, pero para nosotros son muy valiosos, porque nos interesa mucho instalar las capacidades en el país.
—En algún momento se mencionó la posibilidad de instalar energía eólica offshore, en el mar, ¿se avanzó en eso?
—Algunas empresas están estudiando la viabilidad, es algo que les interesa mucho a Ancap y está empujando este tema. Es bastante más caro que hacerlo en tierra, pero son cosas que se estudian a largo plazo. Tenemos mucho viento en tierra, pero todavía más viento en el mar. La capacidad que tenemos en el mar es enorme, pero todavía hay mucha capacidad para aprovechar en el territorio.
—En su momento, estuvo el mega proyecto de Aratirí para extraer hierro en Uruguay, ¿hay alguna iniciativa en ese rubro?
— Aratiri fue un proyecto de minería de gran porte, que todavía está en juicio. Y mientras está en juicio, poco se puede hacer. Sí hay otros emprendimientos mineros, es algo que se mueve mucho. Los chinos también están muy interesados en venir y acompañarnos a explorar las cosas que tenemos. En el MIEM, el año pasado se hizo una normativa específica para facilitar la exportación de productos industrializados hechos con amatistas. O sea, facilitar y bajar el impuesto para impulsar la industria, para no exportar solo las piedras, sino industrializarlas. Y la verdad es que aumentó muchísimo la exportación de amatistas con un proceso hecho acá.
—¿En qué otro tema están trabajando?
—En el proyecto de ley de Medios que ya se votó en comisión y nos interesa mucho que salga. Entendemos que la ley actual no es una buena ley. No tiene sentido tener una ley que no se cumple porque es inviable. Por ejemplo, eso de la “policía del pensamiento de los medios”, de dar autorización, tener como una especie de comité que evalúa si lo que hiciste fue bueno o no fue bueno. Es una especie de “si me gusta lo que hiciste, te sigo renovando; y si no, no”. Nos parece muy inapropiado. Tener a alguien que diga si sos bueno o malo, comercialmente es complicado.
Lanzarán “Uruguay Innovation Hub” en marzo 2024
“Es otro de los proyectos grandes que estamos impulsando desde el MIEM. Se está trabajando es instalar en Uruguay un centro de innovación, donde puedan instalarse empresas uruguayas y extranjeras, aprovechando el ecosistema emprendedor uruguayo en el área de la tecnología. Buscamos que en ese espacio se puedan generar buenas oportunidades para que las empresas puedan llevar adelante sus ideas, hacerlas crecer y exportarlas al mundo. Ese es un proyecto muy ambicioso porque en el tema de la tecnología tenemos muchas fortalezas y podemos ofrecer que Uruguay sea un hub de innovación (para la región)”, dijo Facio.
—¿Cuáles son los focos de trabajo en ese proyecto, en este momento?
—Estamos trabajando enfocados en tres temas: biotecnología, tecnologías verdes y economía circular, y deep tech, que es uso intensivo de la tecnología en inteligencia artificial y blockchain. Para eso el programa tiene cuatro instrumentos: uno es una aceleradora de empresas (ya se hizo un llamado a postulantes para formarla), otro es una incubadora de empresas (también está abierto el llamado) y un campus de innovación. Se está construyendo un edificio en el LATU, que va a albergar este proyecto, y habrá un laboratorio abierto, adonde queremos que muchas empresas, además del laboratorio de Microsoft, vengan con sus plataformas tecnológicas. Eso le pedimos a Huawei: que venga y se instale en el Innovation Hub. Queremos que la gente que quiera hacer cosas con tecnología 5G pueda explorar, testear, hacer sus investigaciones y desarrollos en laboratorios ya instalados. La industria del software es una industria que ha crecido mucho y representa alrededor del 3,3 % del PBI. Aspiramos a que siga creciendo. Para esto es importante la adhesión de Uruguay al Tratado de Cooperación en materia de Patentes (PCT).
—¿Cuándo inaugurarán este ecosistema en el LATU?
—La idea es en marzo de 2024. Será un edificio nuevo. En realidad, Uruguay Innovation Hub ya tiene una gobernanza, un funcionamiento, desde aquí (en el MIEM), pero en el LATU, lo primero será que se mude el laboratorio de Microsoft para ahí, y que se instalen las incubadoras y la aceleradora, para lo cual hicimos el llamado.