La polémica por las transferencias monetarias a la población y la condicionalidad

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Fernando Filgueira, Cecilia Rossell, Antonio Manzi y Agustín Ithurralde.

DEBATE

Sobre esa y otras premisas una serie de expertos disertaron en Piso 40 del World Trade Center organizado por la organización Bloomsbury Policy Group.

Es conveniente poner condiciones de asistencia al sistema educativo al momento de transferir dinero a la población más vulnerable? ¿Qué impacto tienen las transferencias monetarias en la población que las recibe?

Sobre esas y otras preguntas una serie de expertos disertaron ayer en Piso 40 del World Trade Center organizado por la organización Bloomsbury Policy Group.

El director Nacional de Transferencias y Análisis de Datos en el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), Antonio Manzi, dijo que es un tema de tratamiento muy amplio, que abarca muchas aristas y que para poder abordarlo hay que tener mucha información previa para poder responder la cantidad de interrogantes que surgen sobre el mismo.

Para conocer el impacto de las transferencias monetarias se necesita saber cuál es el contexto socioeconómico de las personas que las reciben, cuál es la frecuencia de pago y las características de la población beneficiaria.

Sobre si es conveniente poner condiciones de asistencia al sistema educacional de cada país (como hace Uruguay con las asignaciones familiares Plan de Equidad), Manzi dijo que podría ser recomendable hacerlo en América Latina para intentar mejorar la falta educacional que sufren la mayoría de los países. Asimismo, también es necesario saber cuál es la oferta pública de educación en esos lugares como contrapartida de esa obligación, agregó.

Durante y luego de la pandemia, esta herramienta tomó más fuerza al ser muy utilizada en la región, ya que hay 12 países con una cobertura del 34% de la población que reciben la transferencia monetaria no condicionada, según Manzi.

Enfocando el tema desde diversos ángulos, se podría decir que en cuanto a la pobreza hay indicadores de que la transferencia monetaria mejora el ingreso de las familias, produce un impacto reduciendo la misma y aumenta el consumo de alimentos en los hogares.

En relación a lo laboral, lo negativo es que puede generar más informalidad, ya que la gente puede buscar complementar sus ingresos con un trabajo informal, evaluó. En tanto, si se estudia el foco educacional, hay estudios que aseguran que la transferencia con contraprestación tiene efectos positivos en sectores más pobres.

Por otro lado, Fernando Filgueira, jefe de la Oficina Uruguay del Fondo de Población de Naciones Unidas, comentó que las transferencias monetarias se deben analizar en un sentido más amplio, ya que siempre se piensa en las familias vulnerables si se habla del tema, pero la realidad es que las transferencias se dan en todos los ámbitos.

Además, explicó que las transferencias específicamente otorgadas son por jubilaciones, pensiones, seguro por desempleo, seguro por enfermedad y asignaciones familiares.

También señaló que hay tres principios diferenciales por lo que se otorga una transferencia monetaria. Uno de ellos es ser ciudadano, ya que toda persona que es ciudadana de un país tiene derecho a este servicio. El siguiente se basa en una cuestión de mérito o pertenencia. Es decir que, si uno es parte de determinado grupo y si aportó al sistema, eso le da derecho a contar con la transferencia. El último es un modelo basado en la necesidad, ya que hay gente que necesita dicha transferencia para sobrevivir.

A su vez, dijo que hay dos tipos de enfoques dentro de las transferencias monetarias. El primero sería un programa que se aplica a una población, el cual permite ver el efecto que ha producido la transferencia en ella. Este punto permite enfocar la causalidad, determinando que efectivamente fue la transferencia monetaria la que causó dicho efecto en la población.

El otro enfoque sería mirar sociedades con diferentes modelos de transferencias y luego ver los grados de dependencia, autonomía y pobreza que tienen. Acá la causalidad es más discutible, ya que lo que se estudia en este punto son estadísticas, según Filgueira.

Además, dijo que lo que se trata de lograr con dichos programas es saber a qué sistema se debe apostar para que haya más igualdad de oportunidades e intentar bajar los niveles de pobreza. Los países que se apoyan en mecanismos focalizados son más desiguales y lidian peor con ella. Por otro lado, países con sistemas más amplios y no focalizados tienen bajo nivel de dependencia y alto nivel de autonomía.

“Hay modelos económicos que funcionan bien, pero no solamente porque aplican la transferencia monetaria, sino porque son países abiertos a la economía, tienen cargas fiscales más altas, partieron de niveles de igualdad generalmente desde el inicio y tienen políticas de empleos marcadas. Esto quiere decir que dichos países tienen un sistema económico global que funciona de manera correcta, sin depender exclusivamente de las transferencias monetarias”, agregó.

Por último están los modelos liberales residuales, donde la transferencia monetaria es brindada a los más pobres, desconfiando moralmente de ellos y creyendo que se les debe limitar el gasto que realizan, indicándoles hasta en lo que deben gastar. “Esas sociedades son las que lidian peor con la pobreza”, sentenció Filgueira.

Asignación: condiciones y estigma

Cecilia Rosell, profesora asociada del Departamento de Ciencias Sociales y vicerrectora de Investigación de la Universidad Católica del Uruguay, aseguró que de la transferencia monetaria condicional, es decir, los programas sociales que se desarrollan en América Latina y el Caribe para apoyar a las familias en situación de pobreza, “se sabe poco”. Dijo que no está asegurado si genera un efecto específico sobre determinadas variables, como lo son la pobreza, educación, igualdad de oportunidades e ingresos. Además, manifestó que en algunos países funciona, pero en otros produce un efecto negativo. “Uruguay debe aprender de la comparación”, sostuvo. Asimismo, agregó que las transferencias monetarias “no cambian la vida de la gente”, y cuestionó por qué se cree que “una mentalidad tan compleja como lo es la de la gente en situaciones vulnerables” va a cambiar por el hecho de que sea obligatorio mandar a sus hijos a un centro educativo para así mejorar su nivel y calidad de vida. “En Uruguay no están dadas las condiciones para que este mecanismo se cumpla”, dijo la académica.

Por otro lado, desde el punto de vista teórico, aseguró que los beneficiados por las transferencias monetarias “no tienen claro que la misma está asociada a la asistencia educativa. Cuando se suspende masivamente la transferencia monetaria, es el momento donde reaccionan”, explicó.

Por último, afirmó que este sistema genera -a nivel de la opinión pública- un estigma hacia los beneficiados, un rechazo de la gente, quienes juzgan el hecho de que no manden a sus hijos a estudiar.

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