Ancap perdió casi US$ 2,9 millones en las cinco importaciones de combustibles que hizo entre julio y agosto para asegurar el suministro durante la parada de mantenimiento de la refinería de La Teja.
La pérdida se explica por una diferencia entre los costos reales de importación que debe asumir Ancap y la metodología del Precio de Paridad de Importación (PPI) de la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (Ursea), a través de la cual el regulador calcula de forma teórica a qué precio teórico podría importar un competidor de no existir monopolio en esa área.
Hasta el momento, las importaciones reales que hizo Ancap le costaron siempre más caras que lo que la Ursea calcula como PPI y este es un tema que ya ha sido planteado por el directorio de la estatal ante el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) y el propio regulador.
¿Por qué se da esa situación? Según explicaron este martes las autoridades de la estatal, la diferencia tiene que ver con que en el cálculo teórico, el regulador no toma en consideración una serie de costos reales que tiene Ancap. A modo de ejemplo, la Ursea no contempla los costos de los alijes (la operación a través de la cual se usa un barco chico para descargar el crudo de los grandes buques, los cuales no pueden entrar al muelle de la refinería debido a su gran calado).
Al importar combustibles se suelen utilizar grandes buques. Sin embargo, estos no pueden ingresar a La Teja con la totalidad del combustible, por lo que Ancap debe ingresarlos en buques más chicos. Por un tema de escala, para Ancap el costo de los alijes es muy significativo, por lo que la estrategia que ha empleado es que las importaciones se realicen en buques grandes pero con destino a la Terminal del Este (José Ignacio), cuya infraestructura y mayor calado permiten recibir esos buques y eliminar el costo del alije.
Sin embargo, esa operativa en Terminal del Este también implica costos reales que Ancap debe asumir y que tampoco son reconocidos por la Ursea. Como por ejemplo, el costo del flete entre José Ignacio y Montevideo, los costos de amarres del buque petrolero en la boya de Terminal del Este, remolcadores, la operativa de los tanques, entre otros.
Todo lo anterior explica que el cálculo teórico de la Ursea haya sido diferente al costo real de importación que tuvo que enfrentar Ancap. ¿Y por qué se tradujo en una pérdida económica para el ente? Básicamente porque compró combustibles más caros de los valores a los que posteriormente los vendió en base al PPI que marca Ursea y que el gobierno toma como referencia.
Cifras
Hasta el momento, Ancap ha hecho cinco importaciones por un total de 173.000 metros cúbicos (m3) de naftas y gasoil. Por esos productos pagó un total de US$ 149 millones aproximadamente.
Sin embargo, por las diferencias con la metodología de Ursea, Ancap pagó unos US$ 2,9 millones por encima del cálculo teórico de importación realizado por la Ursea.
A modo de ejemplo, mientras que para Ancap el costo real de una importación de 10.000 m3 de gasoil a La Teja, fue de US$ 860 por m3, para la Ursea esa cifra era de US$ 821 por m3. La diferencia entre importación real y cálculo de Ursea fue US$ 390.000.
Revisión
Desde la estatal afirman que este escenario no es nuevo, sino que en cada ocasión que Ancap importó le salió más caro que lo que indicó el regulador. Esto no solo en las cinco compras recientemente hechas por Ancap de cara a la parada de mantenimiento de la refinería, sino también en las importaciones ocasionales hechas desde 2021 a la fecha. Siempre pagó más que lo que señalaba la Ursea.
Por ese motivo, desde la estatal afirman que el regulador “consistentemente está subvaluando el costo real de las importaciones”, lo que implica pérdidas económicas para Ancap que luego debe vender los productos según esa referencia.
“La metodología de la Ursea no refleja los costos reales de importar. La realidad es diferente. Siempre nos salió más caro importar que lo que la Ursea calculó que iba a salir”, señaló el presidente de la estatal, Alejandro Stipanicic.
En ese sentido, el directorio de Ancap informó que, luego del paro de mantenimiento de la refinería, tiene previsto solicitar de manera formal a la Ursea la revisión de la metodología, algo que ya había hecho sin éxito en la consulta pública del regulador en el año 2020.
Una diferencia que “ahora es relevante”
Para el directorio de Ancap es fundamental que Ursea revise su metodología de cálculo porque esa diferencia se traduce en pérdidas económicas para la estatal.
Si bien esta situación no es nueva, las autoridades de Ancap entienden que “ahora es mucho más relevante” porque al tener la refinería apagada, la estatal no puede capturar el margen de refinación que hasta el momento le permitía amortiguar esa diferencia.
Cuando la refinería está operativa, puede que esa diferencia con la Ursea no sea tan importante porque Ancap puede -y así lo ha hecho- compensarla con otros ingresos. Sin embargo, ahora se ha traducido en una pérdida neta para el ente.
“Por ejemplo: la Ursea dice que la importación sale $ 1, Ancap va e importa y le sale $ 1,2. ¿Quién se hace cargo de esa diferencia? Ancap, porque con La Teja apagada no hay margen de refinación que lo amortigüe. Ahora sí se hace relevante”, indicó Stipanicic.
Por tener la refinería parada, Ancap estima que pierde al día entre US$ 400.000 y US$ 500.000. Esta cifra es más positiva que la que inicialmente había sido estimada en US$ 800.000 diarios y se debe a la evolución a la baja que han tenido los márgenes de refinación a nivel mundial en los últimos 60 días. La buena noticia es que los márgenes de refinación a nivel global han bajado cuando Ancap tiene su refinería apagada.
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