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Las recomendaciones de uno de los organismos más importantes de América Latina y el destaque a Uruguay

El Banco de Desarrollo de América Latina CAF presentó un informe, en el que hizo sugerencias para América Latina y el Caribe. La estrategia del organismo es ser el "banco verde" y sostenible" de la región.

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Sergio Diaz Granados
Sergio Díaz-Granados. El presidente ejecutivo de CAF presentó el informe RED ayer en Santiago.
Foto: Francisco Flores

Reducir a la mitad el uso actual de petróleo y carbón y sustituirlos por gas natural disminuiría en 6,5% las emisiones de Latinoamérica, lo que representa casi un 65% del total de los objetivos que la región se fijó para 2030 en los Acuerdos de París, según el nuevo Reporte de Economía y Desarrollo (RED) del Banco de Desarrollo de América Latina CAF presentado ayer.

El documento, titulado “Energías renovadas: Transición energética justa para el desarrollo sostenible”, aborda los desafíos de lograr de forma simultánea disminuir los niveles de emisiones, aumentar el ingreso por habitante y reducir la desigualdad en Latinoamérica, y pone énfasis en sectores como la industria, los hogares y el transporte.

“Somos una región con capacidad para contribuir al proceso mundial de transición energética aprovechando las oportunidades que surgen para los países con reservas de minerales críticos (litio, el cobre o el níquel), para los países con reservas de gas, cuyo uso durante la transición reduciría las emisiones sin abandonar inmediatamente los combustibles fósiles, y para los países con potencial de producción de energías renovables”, afirmó el presidente ejecutivo de CAF, Sergio Díaz-Granados.

El informe alerta de que la transición energética impactará “transversalmente” a las economías de la región, “con efectos en el mercado laboral, en la estructura económica y en los balances macroeconómicos”.

Para afrontar los retos de este cambio de matriz energética, el reporte plantea cuatro políticas transversales: el financiamiento verde, los mercados de carbono e impuestos al carbono, las tecnologías de captura y uso de carbono y la economía circular.

“Con este RED, el banco de desarrollo de América Latina y el Caribe ratifica su compromiso de acompañar a la región mientras afronta con éxito el desafío de una transición con energías renovadas”, añadió Díaz-Granados.

Comparativamente, América Latina y el Caribe contribuye poco -un 11%- al total de emisiones globales, apunta el documento, “pero es particularmente vulnerable a los efectos negativos del cambio climático, lo que a su vez demanda esfuerzos de adaptación y resiliencia climática”.

“Si bien todos los países de la región deben sumarse a los esfuerzos de disminuir las emisiones energéticas, la velocidad y las estrategias para hacerlo serán específicas a la realidad de cada país”, agrega el informe, presentado ayer en Santiago de Chile, en un evento en el que participaron los ministros chilenos de Hacienda, Mario Marcel; Medio Ambiente, Maisa Rojas y Energía, Diego Pardow.

Como parte de su estrategia de ser el “banco verde” y “del crecimiento sostenible e inclusivo de la región”, la CAF se comprometió a dedicar al menos el 40% de sus aprobaciones a proyectos verdes, incluidos los que facilitan la transición energética, señala la nota.

El banco multilateral fue constituido en 1970 y está conformado por 20 países (con diferentes estatus), 18 de América Latina y el Caribe (entre ellos Uruguay), además de España y Portugal, y 13 bancos privados de la región.

Sede del CAF-Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe en Ciudad Vieja, Montevideo
Sede del CAF-Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe en Montevideo.
Foto: Estefanía Leal

Uruguay

En el informe, CAF hizo referencia a Uruguay y Chile en materia de energía renovable.

“Los casos ilustrativos son Chile, un país con presencia de energía solar relativamente importante, y Uruguay, con un peso relativo considerable de la eólica”, señaló el documento.

“En los sistemas con alto componente de generación solar (Chile), surge una curva de pato, distintivo patrón de una menor carga neta en los horarios diurnos debido a que parte de la demanda es atendida con esa fuente. En contraste, cuando el sistema incorpora una alta proporción de energía eólica (Uruguay), la curva de carga neta es una traslación por debajo de la curva de demanda, de mayor o menor magnitud, según las condiciones del viento”, explicó.

“También se observa que el costo marginal de la generación responde a este patrón. Su valor es cero en algunas horas del día, cuando la demanda es satisfecha por fuentes renovables no convencionales y fuentes despachables de costo marginal cero, como el caso de la hidroeléctrica”, añadió.

Según CAF “esta dinámica hace evidente el rol que pueden tener las baterías, cuya penetración dependerá del beneficio neto que su participación aporte al sector para dotarlo de flexibilidad respecto a alternativas como la generación con gas natural”.

“El diferencial de precios a lo largo del día provee una señal sobre los beneficios del almacenamiento. Los modelos existentes para la elaboración de escenarios de transición energética en el sector eléctrico prevén la incorporación de baterías en prácticamente todos los países de la región (MRC Consultants y PSR, próxima publicación)”, agregó.

La otra referencia a Uruguay es en los empleos verdes. “La mayor parte de los trabajadores están concentrados en ocupaciones no verdes. Los números van desde al menos el 62% en Honduras hasta más del 75% en Uruguay. Estas elevadas proporciones pueden ofrecer un indicio de lo grande que puede ser la reasignación de empleo entre ocupaciones”, indicó el informe.

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