Lo que necesitan países como Uruguay para impulsar su crecimiento y mejorar distribución, según el Banco Mundial

El Banco Mundial publicó sus perspectivas económicas para América Latina y el Caribe. Las previsiones de crecimiento para ALC en 2024 pasaron de 2,3% a 1,6%.

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Banco Mundial en Montevideo
Competencia: La competencia por importación de bienes de bajo costo elevaría la calidad de vida.
Foto: Estefanía Leal

América Latina y el Caribe (ALC) ha llegado a una “coyuntura crítica”, debido a que su crecimiento se ha estancado, debilitando su progreso, a pesar de haber logrado avances “significativos” en su estabilización económica. Por esto, según el Banco Mundial se necesitan “medidas urgentes para revertir el rumbo”.

El multilateral publicó su nuevo informe “Competencia: ¿el ingrediente que falta para crecer?”, en el que enfatiza en las políticas e instituciones de competencia como factores “clave para cualquier estrategia con impacto”, así como sus perspectivas económicas para la región.

Las previsiones de crecimiento para ALC en 2024 se han ajustado a la baja, pasando de 2,3% en setiembre de 2023 a 1,6% en marzo de 2024, aunque con variaciones sustanciales entre países. De este modo, el BM prevé que tanto Brasil como México se desaceleren respecto de 2023. Asimismo, se espera un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 2,7% y 2,6% para 2025 y 2026, respectivamente.

Según detalla el multilateral, estas son las tasas más bajas en comparación con las demás regiones del mundo y las encuentra “insuficientes para impulsar la prosperidad”.

En cuanto al frente fiscal, el informe presenta que el gasto público sigue siendo elevado, en donde las tasas de interés elevadas, aunque estén cayendo en algunos países como Uruguay (siguen presionando el servicio de la deuda.

“Las transferencias extraordinarias a individuos vulnerables y empresas que tuvieron lugar durante la pandemia siguen disminuyendo, aunque de manera incompleta, mientras que en muchos países los demás gastos no disminuyen o han aumentado. En términos generales, los avances en cuanto a reducción de la deuda siguen siendo limitados: la relación deuda/PIB aumentó considerablemente en 2023 con respecto a 2022, y se encuentra por encima del nivel observado en 2019 de 59%”, señala el BM.

Asimismo, agrega que en un clásico caso de “déficits gemelos”, los persistentes déficits de cuenta corriente son en buena medida reflejo de los desequilibrios fiscales.

Por otra parte, destaca que la inflación regional, exceptuando Argentina y Venezuela, se ubica en 3,5%, comparado con el 5,7% en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en enero de 2024. En esta línea, señala que en la mayoría de los países de ALC, las expectativas de inflación se mantienen controladas y se prevé que se cumplan las metas de los bancos centrales para 2024.

“A pesar de la sólida gestión macroeconómica de la región, las perspectivas de crecimiento siguen siendo bajas, no solo debido a las condiciones mundiales, sino también a temas estructurales que nunca han sido abordados. El crecimiento regional sigue estando obstaculizado por los bajos niveles de acumulación de capital y de crecimiento de la productividad a largo plazo”, afirma el informe.

En esta línea, señala a la competencia como el “ingrediente “ faltante para el crecimiento y mejorar el bienestar.

“La competencia generada por la importación de bienes de bajo costo puede ayudar a elevar la calidad de vida de las familias a lo largo de la distribución del ingreso. La competencia también tiene el poder de empujar a los productores locales a adoptar nuevos productos y tecnologías, elevando la productividad a nivel de empresa. La integración de los mercados a nivel mundial ha contribuido a generar entornos con mayor competencia, facilitando la difusión y adopción de innovaciones que mejoran la eficiencia”, afirma.

Sede del Banco Mundial en Washington.
Sede del Banco Mundial en Washington.
Foto: AFP

Sin embargo, señala que a pesar de estos impactos positivos, la competencia extranjera “a menudo perjudica a las empresas y los puestos de trabajo locales”, conformando una aparente disyuntiva entre el diseño de políticas que protejan los puestos de trabajo a costa de sacrificar el crecimiento o impulsar a las empresas a acercarse a la frontera tecnológica y así mejorar su desempeño, asegurando que los consumidores accedan a mejores productos a menor precio.

“Esta es una falsa disyuntiva”, sostiene y agrega que “una mayor competencia en el mercado doméstico, impulsada por las autoridades de competencia, produce resultados inequívocamente positivos y un mayor bienestar general. Si los resultados de una mayor competencia externa son más ambiguos, esto se debe en buena medida a la falta de preparación de las empresas de ALC para competir con aquellas a la vanguardia de la productividad mundial”. En tanto, destaca que los mercados de ALC se caracterizan por una distribución altamente polarizada del tamaño de las empresas, en la que unas pocas “empresas gigantes” existen junto a una “multitud de negocios diminutos”.

En este sentido, afirma que esta distribución asimétrica es tanto causa como consecuencia de la baja productividad y la alta desigualdad. Por un lado, señala que en la parte baja de la distribución, se encuentran los trabajadores por cuenta propia y en microempresas, que se dedican a actividades de baja productividad y un bajo nivel de adopción tecnológica. Estos trabajadores y negocios no suelen estar en el radar de las políticas diseñadas para mejorar la productividad y el crecimiento económico y “rara vez ejercen presión de competencia”, pero esto no significa que no las afecte.

Por otro lado, en la parte más alta de la distribución, destaca la ausencia de un número elevado de pymes de alta productividad, lo que se traduce en mercados muy concentrados dominados por jugadores “enormes” y un nivel promedio de poder de mercado muy alto. “Esta alta concentración contribuye al crecimiento estancado de las últimas décadas”, sostiene.

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