SITUACIÓN
El Informe de Política Monetaria del Banco Central sugiere que en el tercer trimestre “la actividad económica habría continuado creciendo” al impulso de las exportaciones y la inversión privada.
La economía uruguaya habría continuado creciendo en el tercer trimestre del año (los datos se conocerán en diciembre), impulsada por las exportaciones y la inversión privada. De todas maneras, ya en el gobierno se advierte por la creciente incertidumbre a nivel mundial (ver aparte).
Esto surge del Informe de Política Monetaria del Banco Central del Uruguay (BCU) correspondiente al tercer trimestre, publicado anoche.
El reporte indicó que “indicadores parciales de actividad” sugieren que en el tercer trimestre “la actividad económica habría continuado creciendo” al impulso de las exportaciones y la inversión privada.
Entre esos indicadores parciales, el BCU destacó que las exportaciones de bienes tuvieron un “aumento desestacionalizado en torno a 10%” frente al trimestre previo al influjo de ventas al exterior de cultivos y energía eléctrica. A su vez, las importaciones de bienes de capital tuvieron un aumento superior al 20% frente al segundo trimestre.
Otro de los indicadores es que la producción industrial creció en julio-agosto casi 2% frente al segundo trimestre, aunque el núcleo (excluye la actividad de la refinería de Ancap, de las plantas de celulosa de UPM y Montes del Plata y de la fábrica de concentrados de Pepsi) “se mantuvo estable”, indicó el BCU.
Por último, en los indicadores de consumo “se observan crecimientos, en particular en los relacionados a los bienes importados”.
Para el BCU la economía uruguaya tendría este año “un ritmo de crecimiento superior al registrado en 2021”, cuando se expandió 4,4%. En tanto, para el promedio 2023 y buena parte de 2024, “se expandiría en torno a 2,5%”.
Según el reporte “del punto de vista de los componentes de la demanda, el crecimiento en 2023 estaría impulsado por las exportaciones netas, al enfrentar condiciones favorables de demanda externa, y hacia el final del horizonte (es decir, hacia 2024) por un mayor dinamismo del consumo privado, ante la recuperación de la masa salarial”.
En cuanto a la inflación, que en los 12 meses a septiembre estaba en 9,95%, “habría alcanzado su máximo” y empezaría “una trayectoria decreciente, en la medida que los shocks transitorios, vinculados básicamente a los precios de los commodities, se van disipando, mientras que la tasa de interés externa presentaría aumentos más moderados”, expresó el reporte.
La meta oficial es que la suba de precios se ubique entre 3% y 6%. Según el BCU esto tardará en lograrse.
“Hacia el final del horizonte de política monetaria (septiembre 2024) la inflación se ubicaría en 6,2%, dos décimas por encima del techo” de la meta, indicó el informe.
“Se espera una mayor duración e inercia de los shocks inflacionarios que afectan actualmente a la economía, por lo que se estima que la inflación ingrese” a la meta recién “a fines de 2024”, añadió.
Para atacar la inflación y, sobre todo, moderar las expectativas (de economistas, bancos, empresarios e inversores) el BCU utiliza la tasa de política monetaria (TPM), que es el “precio del dinero”: señaliza el costo del crédito bancario en pesos.
Es decir, es lo que le “cuesta” a los bancos obtener liquidez (pesos) a un día de plazo (de parte de otros bancos o del propio Central). Por esa vía, se transmite al crédito a empresas y familias en moneda nacional, encareciéndolo. En la teoría, al encarecer el crédito, hace más atractivo el ahorro que el consumo.
Los técnicos del BCU consideran que la tasa real “neutra” (ni modera, ni apuntala la demanda) es de 2,1%. Las expectativas de inflación de los economistas y bancos promediadas con las de los técnicos del Central se ubican en 7,5% para los próximos 24 meses, por lo que la tasa “neutra” nominal sería 9,75%. “Dada la TPM vigente al final del trimestre de 10,25% (en octubre el BCU la subió a 10,75%), se calcula una brecha de tasa de interés positiva en unos 50 puntos básicos, de manera que la instancia de política monetaria opera en fase contractiva”.
Pero, si se mide contra las expectativas de los empresarios (inflación esperada de 8% para los siguientes 24 meses) la brecha es “neutral” (debería estar a más de 10,25% para ser contractiva).
Y si se mide frente a las expectativas de los inversores, implícitas en el diferencial de la curva de rendimientos entre títulos en pesos nominales e indexados a la inflación, las mismas se ubicaron en 8,8%, por lo que ni siquiera la TPM actual es contractiva frente a estas.
El promedio de expectativas de economistas y bancos (7%), empresarios (8%) e inversores (8,8%) es de 7,94%. Por tanto, una tasa “neutra” nominal estaría en 10%, con lo que la TPM de 10,75% sería contractiva.
El BCU expresó “preocupación por la rigidez de las expectativas de inflación”, según el informe. Las mismas se mantienen prácticamente estables desde marzo de este año.
El Central ve que las subas de la TPM sí han tenido efecto en el encarecimiento del crédito en pesos. Las tasas de interés que cobran los bancos por el crédito en pesos a empresas y familias tienen “una tendencia al alza desde que comenzó a aumentar la TPM” en agosto de 2021. En tanto, el crédito bancario en moneda nacional se incrementó 16,5% interanual en el promedio julio-agosto, equivalente a 6,3% real, “lo cual implicó una desaceleración de su crecimiento tendencial”, dijo el BCU.
“Deterioro” y “Riesgos”
En el Informe de Política Monetaria, el BCU advirtió que “en los últimos meses se ha observado un deterioro de las perspectivas para el escenario global de los próximos años”. Es por eso que las proyecciones sobre lo que ocurrirá con la economía uruguaya y la inflación en 2023 y 2024, tienen “un alto nivel de incertidumbre asociado a los efectos de la prolongación del conflicto entre Rusia y Ucrania y a posibles rebrotes de la pandemia” de covid-19, afirmó el BCU. Los riesgos son justamente la prolongación de la guerra entre Rusia y Ucrania, “el proceso de normalización de la política monetaria en los países desarrollados y, en menor medida, al desarrollo del proceso electoral en Brasil”, que este domingo decidirá su presidente.