Ante la alta rentabilidad, estabilidad jurídica y reglas claras de mercado que ofrece el sector inmobiliario en Uruguay, los inversores extranjeros (sobre todo argentinos) continúan ampliando su cartera de inversiones, ya sea en apartamentos en pozo, en plena construcción o ya terminados, aunque la vivienda promovida sigue siendo el foco principal de este tipo de operaciones. En este sentido, ¿cuál es el panorama que observan los actores del mercado en relación a esta temática en lo que va de 2024?
Matías Medina, vicepresidente de la Cámara Inmobiliaria Uruguaya (CIU) y director de Macari, destacó que hoy en día hay muchos inversores extranjeros que ya cuentan con inmuebles en Uruguay, por lo que el principal objetivo de los agentes inmobiliarios se basa en que los mismos “sigan invirtiendo en Uruguay y que no apuesten a otro país para diversificar su inversión”, ya que aquí “se mantiene la rentabilidad”.
En ese marco, explicó que existen diferentes perfiles de inversores extranjeros. Con respecto a los que generalmente invierten en Uruguay y que ya cuentan con alguna propiedad, dijo que los mismos buscan apartamentos en pozo o proyectos en donde recién haya comenzado el proceso de construcción, con el fin de conseguir la mejor rentabilidad posible.
A su vez, Mauricio La Buonora, director en La Buonora Desarrollos, sostuvo que los inversores extranjeros son los primeros en invertir en apartamentos en pozo para encontrar el mejor precio. En esa línea, aseguró que acaban de cerrar cerca de US$ 10 millones de inversiones extranjeras en los nuevos edificios de Cala del Yatch en la zona de Carrasco.
Además, remarcó que este tipo de inversiones son realizadas por los extranjeros ya que aquí “siempre hay demanda de alquileres”, aunque de no ser el caso, también pueden hacer una futura reventa años más tarde, en la cual “se gana una diferencia importante”, ya que hoy en día las propiedades en pozo “entran con un muy buen precio inicial”.
Por otro lado, en relación a los inversores que vienen por primera vez a invertir en el país, Medina destacó que los mismos ejecutan su inversión cuando quedan tan solo tres o cuatro meses para que la obra finalice o cuando el producto final está terminado. En ese caso, sostuvo que muchos inversores desean ver otros edificios creados por la misma empresa constructora y desarrolladora para constatar “la calidad de las terminaciones”.
En esa línea, destacó que también existe el perfil de los inversores que compran una propiedad porque les atrae “la calidad constructiva de edificios antiguos” en los cuales deberán destinar dicha inversión para su reacondicionamiento, con el fin de que “quede óptimo para alquilar o para revender”, aunque en el proceso se deben hacer cambios como la plastificación de pisos, pintura general y una nueva instalación sanitaria y eléctrica, por ejemplo.
En esos casos, Medina sostuvo que los inversores intentan bajar el precio de la propiedad durante la negociación para amortizar este tipo de gastos que saben que deberán enfrentar a futuro, ya que “el inquilino hoy por hoy es cada vez más exigente y quiere entrar con el departamento en muy buenas condiciones, si no, no alquila”.
Por su parte, Fabián Kopel, director de Kopel Sánchez, indicó que años atrás llegaban inversores (más allá de los argentinos) chilenos e incluso peruanos, ya que antes había más efervescencia en la región ante la alta oferta del mercado uruguayo. “Sentimos que eso bajó”, aseguró.
Sin embargo, destacó que nuevamente hay “un flujo moderado de argentinos” ya que buscan invertir con el fin de instalarse posteriormente en Uruguay, aunque aún no hay “grandes olas” de inversión por parte de ellos “como hubo en otros momentos”.
En este sentido, opinó que el “efecto (Javier) Milei” entra en juego, ya que por un lado hay un grupo de inversores que piensan que “hay una nueva era para invertir en Argentina”, aunque aún hay un puñado de argentinos que seguirá apostando al mercado uruguayo a pesar de que hoy en día el suyo “se aproxima mucho más a los valores de compra que se puede tener en Uruguay”. Asimismo, Kopel afirmó que aquí cuentan con rentabilidades y seguridades jurídicas “mucho más sólidas” que en su país, sumado que allí se duplicó el valor de costo del metro cuadrado y los argentinos “lo perciben muy alto”.
Además de indagar en el mercado en búsqueda de una “rentabilidad razonable”, dichos inversores buscan, según Kopel, una “gestión integral”. Es decir, que las inmobiliarias se ocupen “del alquiler del inmueble y de la administración de la propiedad” en futuras ocasiones.
Medina, por su parte, opinó que los argentinos premian “nuestra estabilidad económica, política y social”, razones por las cuales le brindan al país “un voto de confianza”, sumado a que cuentan con que los próximos gobiernos mantengan el apetito por atraer inversiones extranjeras sin generar “un cambio radical”.
En tanto, La Buonora dijo que el mercado local ofrece “seguridad y garantías”, sumado a que hoy en día el mismo “está muy sólido y en crecimiento desde hace un montón de años”.
Con respecto a las zonas en donde buscan invertir, Medina dijo que se dividen en dos sectores. Uno de ellos es donde se destacan las viviendas promovidas. En este caso, barrios como Cordón, La Unión, La Blanqueada, Centro, Tres Cruces y parte de Ciudad Vieja se llevan los galardones, según el vicepresidente de la CIU. A su vez, aseguró que el barrio Bella Vista es una de las “sorpresas” de vivienda promovida en lo que va de 2024, ya que “se está alquilando muy bien y rápido”.
Además, Kopel sostuvo que la inversión en vivienda promovida “permite flexibilidad e impide el riesgo” ya que tienen “una tasa de ocupación del 100% en cuanto a alquileres”, por lo que es un mercado que “está muy sólido”.
Si nos referimos al precio del “ticket” de una inversión del estilo, Medina afirmó que el 70% de los inversores buscan gastar hasta US$ 150.000, mientras que el restante 30% se centra en buscar unidades para alquilar por un tiempo determinado y luego ocupar ellos mismos.