Los argentinos ingresan a la última semana del largo proceso electoral casi con las mismas incertidumbres que tenían antes de las primarias de agosto pasado. Las mínimas diferencias que marcan las encuestas de intención de voto entre el candidato libertario Javier Milei y el postulante oficialista Sergio Massa impiden anticipar quién ganará el balotaje del próximo domingo.
No obstante, aún en medio de ese escenario repleto de incógnitas, emerge una certeza: antes del recambio presidencial del 10 de diciembre, la economía argentina ya empezará a registrar fuertes cambios a partir del día posterior a la segunda vuelta electoral.
“Massa está poniendo toda la carne en el asador para mantener el congelamiento del dólar oficial, controlar los tipos de cambio financieros y sostener los acuerdos de precios de productos de consumo masivo hasta el ballotage. En su doble rol de ministro de Economía y candidato, viene pateando para adelante la corrección de desequilibrios, pero todo eso no es sostenible y puede haber un relajamiento post-electoral. Seguramente los tiempos se acelerarán tras la elección y el escenario económico pasará a depender de las señales que empiece a dar el presidente electo”, dijo a El País la economista María Castiglioni, directora de C&T Asesores Económicos, en Buenos Aires.
En caso de que Milei termine imponiéndose en la segunda vuelta, analistas advierten que podría sobrevenir un nuevo impulso a la demanda de dólares. La razón es que pese al reciente acuerdo electoral sellado con el expresidente Mauricio Macri y la frustrada candidata presidencial de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, Milei insiste en que no negociará sus proyectos de dolarización de la economía y eliminación del Banco Central.
En ese marco, el interrogante principal es si aún en un contexto de reservas netas negativas de unos US$ 11.000 millones en el Banco Central, Milei decidirá avanzar con su propuesta de dolarización en forma inmediata.
“La gran pregunta a despejar es si la dolarización se llevaría a cabo luego de la implementación de un ajuste fiscal y otras reformas o si se pondría en marcha en el corto plazo. La definición de los tiempos va a generar un efecto en las expectativas sobre el tipo de cambio. Otra señal clave será si Milei da muestras de que se abrirá para sumar gente de otros sectores con experiencia en la gestión o si decidirá gobernar solo con su grupo”, dijo Castiglioni.
Esas definiciones políticas y económicas de Milei en caso de ser electo marcarían también el pulso del consumo en las tres semanas que restarán hasta el recambio presidencial. Si el candidato libertario mantiene su promesa de eliminar los controles cambiarios lo antes posible, podría irrumpir una nueva ola de adelantamiento en la compra de bienes y servicios para anticiparse a otra fuerte devaluación del peso.
“El adelanto de, por ejemplo, la compra de pasajes y paquetes al exterior ya ocurrió en octubre antes de las elecciones generales, pero podría haber una nueva ronda antes del cambio de gobierno. Eso dependerá de lo que finalmente anuncie Milei si gana las elecciones”, dijo Castiglioni.
LA URGENCIA DE MASSA. A simple vista, un triunfo del oficialismo en la segunda vuelta electoral implicaría una continuidad de las políticas actuales, más aún si se tiene en cuenta que el candidato del gobierno es también el actual ministro de Economía.
No obstante, incluso en ese escenario habría cambios drásticos para la economía argentina a partir del 20 de noviembre.
Por lo pronto, la serie de congelamientos de precios dispuestos hasta las elecciones empezarían a caer. De hecho, Massa adelantó que ya a partir del próximo miércoles comenzará a moverse el valor del tipo de cambio oficial con ajustes diarios luego de dos meses de congelamiento.
“Si bien la transición sería más moderada si Massa es electo, de todos modos habría cambios. Está claro que el régimen cambiario actual no da para más y el ministro ya anticipó que habrá desde la próxima semana micro devaluaciones del tipo de cambio oficial, aunque ese ritmo no alcanzará para sincerar el valor del dólar y ni siquiera para acompañar la velocidad de la inflación actual. Por eso, gane quien gane las elecciones deberá definir con urgencia qué tipo de régimen cambiario se implementará”, dijo a El País Francisco Ritorto, economista de la consultora ACM, en Buenos Aires.
En todo caso, si Massa es electo, no solo habrá correcciones en la cotización del tipo de cambio oficial y en el valor de los productos de consumo masivo incluidos en el programa “Precios Justos”, sino que también crecerán los incentivos para avanzar con rapidez en el envío al Congreso de proyectos económicos clave que podrían ir desde reformas impositivas hasta un nuevo blanqueo de capitales.
Esas urgencias están atadas a que luego del recambio parlamentario del 10 de diciembre, el peronismo pasará a tener más dificultades para aprobar leyes.
En la Cámara de Diputados, las bancas correspondientes al peronismo caerán de 119 a 108, con lo que ni siquiera serán suficientes eventuales alianzas con bloques de partidos provinciales para alcanzar el quórum de 129 diputados necesarios para abrir una sesión. En el Senado, en cambio, el peronismo sí podría alcanzar el quórum con algunos acuerdos con bancadas menores.
Los argentinos se asoman a una nueva elección con un resultado totalmente incierto. El tercio del electorado que votó por candidatos que quedaron afuera del balotaje deberá optar ahora por dos alternativas que despiertan temor a un salto al vacío, por un lado, y enojo por la profunda crisis económica y social, por el otro.
En cualquier caso, más allá de hacia dónde finalmente se incline la balanza, la economía argentina se alista para comenzar una nueva etapa.
“Lo positivo es que tras el balotaje dejaremos atrás las incertidumbres de un proceso electoral tan largo. Sin embargo, sobrevendrán nuevas incógnitas”, dijo Castiglioni.
“El gran desafío de Massa es cómo generar la expectativa de que será capaz de corregir los desequilibrios que él mismo generó. El reto de Milei, en tanto, pasa por despejar las incógnitas sobre su falta de experiencia política y su escaso respaldo parlamentario para avanzar con sus proyectos”, añadió.
Según Castiglioni, “en cualquier caso, el día posterior a la elección se va a precipitar la necesidad de que el presidente electo empiece a dar definiciones sobre planes y equipos para abordar los problemas de una economía que está en terapia intensiva”.
Esas definiciones también alcanzan a quién se encargará de la política económica, ya que hasta ahora, ninguno de los dos reveló quién será su ministro de Economía.
En el caso de Milei, el nombre del expresidente del Banco Central (BCRA) del macrismo Federico Sturzenegger es uno de los que más suenan para ocupar el cargo. Pero hasta ahora no habría habido ofrecimientos firmes.
Massa sondeó al excandidato presidencial de Juntos por el Cambio Horacio Rodríguez Larreta para que se haga cargo de la cartera económica. Cerca de Massa, entretanto, siguen haciendo fuerza para el candidato termine de ungir a dos de los nombres más fuertes que hay en el mercado y que estarían dispuestos a sumarse: Martín Redrado, como posible presidente del Banco Central, y Carlos Melconian, como jefe de Hacienda.
(Con información de LA NACIÓN / GDA)