Los gastos personales esenciales, aceptables y eludibles, ¿cómo diferenciarlos y poder ahorrar?

Saber si lo que gasto es esencial o no puede ayudarnos en nuestra meta de ahorro.

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Ahorros, rentabilidad.

Vivir al día y sin deudas financieras puede ser un reto para algunos. De hecho, en ciertos casos, hasta puede ser difícil conseguir el dinero para saldar dichas deudas y no gastarlo ilógicamente en otra cosa, ya que a veces uno puede comprar cosas que no necesita, por lo que se termina envolviendo en deudas para saciar sus ganas de gastar.

De este problema se sale de una sola manera: reduciendo gastos. Por ello, en este Finanzas de Bolsillo analizaremos los distintos tipos de gastos existentes (entre los aceptables y los eludibles) y las preguntas que debemos hacernos antes de meter mano en la billetera o pasar la tarjeta por el POS.

Lo primordial es saber diferenciar aquellos gastos que no resultan nocivos para nuestras finanzas personales y que debemos realizar en el día a día.

Estos gastos pueden ser derivados a la vivienda, salud, comida, transporte y vestimenta. ora bien, es muy importante evitar el autoengaño: muchas veces el gasto del supermercado o el almacén no está compuesto en un 100% de productos necesarios, sino que puede incluir productos que corresponden a otras categorías. Lo mismo podríamos decir del transporte: si sos de tomarte taxis o ubers para ir a todos lados para ganar en comodidad a la hora de viajar, entonces no deberías clasificar esos gastos dentro de la categoría de necesarios. Alessandra Crosignani, licenciada en Economía y fundadora de Concientizado (desarrolla talleres colectivos de alfabetización financiera), sostuvo que los consumos esenciales no pueden ser descartados de nuestra rutina diaria, aunque, por ejemplo, aseguró que “comprarse una prenda para ir a una fiesta, aunque nos genere bienestar, puede clasificarse como un consumo no esencial”. En este sentido, dijo que “es necesario hacer una pausa y de forma consciente dividir los consumos para saber en qué estamos gastando”.

Otra forma de organizar los gastos esenciales es planificando el menú de la semana, por ejemplo, para así comprar lo necesario de la lista, ya sabiendo de antemano los ítems, dejando de lado gastos innecesarios.

Ahora bien, también es importante darnos algunos gustos para que no todo sea laborioso, por lo que aquí entran los gastos aceptables denominados “inteligentes por disfrute”. Obviamente, antes de realizar este tipo de erogaciones debemos evaluar a conciencia su impacto en nuestras finanzas personales.

¿Superan el 10% de nuestro presupuesto mensual? ¿Lo estamos financiando con la tarjeta de crédito o de otra forma tal que reducirá nuestro flujo de fondos futuro? ¿Esperamos 72 horas desde que apareció el deseo de consumo o estamos corriendo a comprar como si se acabara el mundo y sin advertir que puede tratarse de un impulso carente de sentido? Solo si superamos estos filtros podemos dar luz verde a la compra del bien o servicio en cuestión.

En este caso, Rodrigo Álvarez, creador del podcast Neurona Financiera, señaló que los gastos por disfrute son una parte esencial de nuestro bienestar emocional y mental.

“Aportan valor a nuestras vidas, permitiéndonos disfrutar de momentos placenteros, ya sea solos o acompañados. Estos gastos pueden incluir salidas a comer, viajes, hobbies, y cualquier actividad que nos genera felicidad y satisfacción personal. Sin embargo, es crucial gestionar estos gastos de manera que no comprometan nuestra estabilidad financiera”, explicó.

Sin embargo, afirmó que este tipo de gastos pueden o se deben realizar una vez asegurados los gastos esenciales como vivienda, alimentación y salud. Asimismo, dijo que si uno tiene metas a corto o largo plazo (como ahorrar para un fondo de emergencia o para la jubilación), hay que asegurarse de que estos gastos no te desvíen de tus objetivos.

Los gastos de inversión también están dentro del rango de los aceptables. Un ejemplo de gasto de inversión es la compra de electrodomésticos más caros, pero de bajo consumo, que ayuden a reducir lo que pagamos por la electricidad. También, la cuota del gimnasio —siempre que vayas seguido—, un curso de idioma o cualquier otro plan educativo que nos proporcione recursos, un adelanto de consumo necesario o corriente, etc.

¿Qué más puedo obtener gracias al ahorro?

Existen diversos beneficios que se presentan en la palma de la mano si uno logra seguir un camino adecuado y sin sobresaltos para conseguir ahorros a través de nuestro capital personal. Uno de ellos es la reserva de emergencia, ya que el ahorro proporciona un colchón financiero en caso de emergencias inesperadas, como gastos médicos o reparaciones urgentes, evitando recurrir a deudas costosas. El logro de metas también ayuda a alcanzar objetivos a largo plazo, como por ejemplo comprar una casa, financiar la educación o jubilarse cómodamente, proporcionando los recursos necesarios para cumplir estas aspiraciones. Otro beneficio es la estabilidad financiera. El ahorro brinda seguridad y estabilidad económica al crear una base financiera sólida, reduciendo el estrés causado por la incertidumbre financiera. La inversión y crecimiento es otro beneficio clave, ya que los ahorros pueden convertirse en capital para inversiones productivas, estimulando el crecimiento económico al financiar proyectos y emprendimientos.

Por último, el ahorro nos puede ayudar a enfrentar situaciones económicas difíciles, ya que provee recursos para superar recesiones y mantener el nivel de vida en tiempos de adversidad. Para tener esos recursos, es clave poder organizar los ahorros a través de una planilla de Excel, por ejemplo. Además, allí se pueden cargar los estados de cuenta de manera mensual para ir monitoreándolos.

En esa línea, Marcela Romero, coordinadora del Programa de Planificación Financiera en BECA Advisors, opinó que en este caso el punto clave es no dejarse engañar con el concepto de “es una inversión” y gastar en cosas que no necesito o no estoy utilizando (saldos en celular, suscripciones que no voy a usar, etc.). Sin embargo, dijo que si uno realiza estos gastos de manera racional, tienen un impacto positivo tanto a corto como a largo plazo.

Ahora pasemos a los gastos eludibles. Es claro que debemos mantenernos alejados de ellos si queremos mejorar nuestra salud financiera. Uno de ellos son los gastos hormiga. Cigarrillos, cafés, golosinas, gaseosas al paso y comidas fuera de casa son pequeños gastos invisibles que, en la sumatoria, pueden representar hasta el 25% de nuestro presupuesto mensual. Crosignani recomendó, en este caso, ser conscientes —si es que los hacemos— que realizamos esos gastos a diario y conocer el monto. Para ello, es necesario llevar un control mensual —o hasta tres si se puede, recomienda la licenciada en Economía— para contar con una serie de filtros de todos los consumos realizados para darse cuenta luego de como “los pequeños orificios en un barco también pueden hundirlo”.

Otro gasto eludible son los derivados (mantenimiento de una mascota, auto o una casa de veraneo, por ejemplo). Algunas maneras de manejar y evitar los costos derivados, según Álvarez, puede ser investigando antes de comprar (comprender sus necesidades de mantenimiento y si existen costos recurrentes asociados a su uso), considerar el costo total de la propiedad y evitar productos con suministros exclusivos (optar por productos que no te obliguen a depender de un único proveedor para repuestos o suministros. Por último, aparecen los gastos diferidos, es decir, los gastos que principalmente se realizan con la tarjeta de crédito. Crosignani sostuvo que si no se cuenta con los recursos económicos para consumir algo, dividir pagos “no ayudará”, ya que de todos modos uno realiza ese gasto sin tener los medios necesarios para pagarlo luego. (Con información de La Nación/GDA)

La regla del 50/30/20 para gestionar tu capital

Esta regla supone destinar 50% de los ingresos a los gastos básicos (vivienda, transporte, créditos), un 30% a los deseos (compras, hobbies, ropa) y el 20% restante destinarlo para el ahorro. Ahora, ¿la misma funciona? Según Crosignani, esta funciona “muy bien” cuando se aparta primero para el combustible de los objetivos financieros (el ahorro), cumpliendo así con el hábito para sostener esta regla. En ese caso, si no se puede llegar al 20%, recomienda separar menos, pero nunca dejar de hacerlo para “no parar de alimentar tus objetivos”.

“El hábito para sostener esta regla necesita un disparador visual o emocional. Luego precisa la acción en sí, esto es, un encuentro financiero con mi gestión financiera personal, y hacer estos encuentros simples y agradables. Pueden ser de diferente frecuencia: quincenales o mensuales, dependiendo de cada situación. Se pueden usar apps, planillas, papel, lo que resulte fácil y sostenible para gestionar tus finanzas y que estas finalmente cuenten con una recompensa, lo que reforzará el comportamiento de mantenerlos en el tiempo”, explicó Crosignani a El País. A su vez, Romero dijo que es clave realizar esta práctica para llegar a fin de mes con “oportunidades para optimizar nuestros gastos a través de la visualización de lo que gastamos anteriormente”.

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