Redacción El País
La parada de mantenimiento de la refinería de La Teja implicará que Ancap destine aproximadamente US$ 79 millones, entre gastos de inversiones y el mantenimiento rutinario de las instalaciones.
El monto total de los contratos firmados entre Ancap y las empresas privadas es de unos US$ 67 millones, mientras que otros US$ 5 millones se destinaron a la compra de materiales provenientes de China, Estados Unidos, Inglaterra, Bélgica, Italia, Brasil, Argentina y Japón, los cuales quedaron por fuera de los acuerdos alcanzados con los contratistas. En tanto los US$ 7 millones restantes corresponden al pago por concepto de horas extras al personal propio de Ancap.
Las cifras fueron exhibidas a la prensa ayer, en el marco de una visita a la refinería en la que autoridades del directorio y funcionarios de la estatal mostraron los avances de las obras de mantenimiento.
Según indicó el presidente de Ancap, Alejandro Stipanicic, la parada técnica de la refinería implica “un desafío tecnológico” con el que se busca “aumentar su eficiencia”, así como alargar su vida útil por entre 20 a 30 años más. En este sentido, el jerarca indicó que con estas obras de mantenimiento “ya se está preparando a la refinería para la transición energética” que se llevará adelante en “algunas décadas”.
Actualmente, en las obras de mantenimiento trabajan unos 470 funcionarios directos de Ancap, mientras que aproximadamente otras 1.000 personas (con picos de hasta 1.200 dependiendo de la actividad a realizar) son empleados de los contratistas.
La mayoría de los trabajadores son uruguayos, ya que darle prioridad a la mano de obra nacional era un punto clave del acuerdo al que arribaron las autoridades de Ancap y los sindicatos. Según pudo saber El País, de ese total de trabajadores, solo 10% son extranjeros, principalmente de Brasil y Estados Unidos, quienes fueron contratados exclusivamente por su nivel elevado de especialización y conocimiento en ciertas tareas que requieren las obras.
El fuerte conflicto que mantuvo enfrentados al directorio de la estatal con la Federación Ancap (Fancap) -y que le costó al ente entre unos US$ 20 y US$ 30 millones-, llevó a que las obras de mantenimiento se atrasaran.
Luego de ajustado el cronograma, está previsto que el final de las obras sea el 24 de marzo del próximo año. Según indicó Stipanicic, al momento están “perfectamente dentro del plazo”, aunque esto depende de las condiciones climáticas y otros inconvenientes que puedan surgir.
Pese a que las últimas de las obras tengan fecha de finalización en marzo, se estima que la operativa pueda retomarse de forma paulatina en el mes de febrero, mientras que estará a pleno funcionamiento durante los primeros días de abril.
Este miércoles, El País contará el detalle de las obras que se están llevando adelante en la parada técnica, cuya tarea más importante es la sustitución del casquete del cracking catalítico, el “corazón de la refinería”, el cual nunca había sido cambiado desde que inició sus operaciones en 1937.