“Uruguay 2030: los desafíos del nuevo gobierno”, fue el tema de la exposición del director ejecutivo del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres),Ignacio Munyo, en una conferencia organizada por TMF Group para sus clientes, en el Club de Golf ayer, en la que El País estuvo presente.

Munyo señaló que la actividad económica de Uruguay creció 3,1% en 2024 y, sin hacer proyecciones sobre el Producto Bruto Interno (PIB) para 2025, sí destacó la encuesta de expectativas del sector privado realizada por el Banco Central (BCU), ubicadas en 2,5% este año.

En ese marco, consideró que el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) está bien orientado en querer impulsar el crecimiento del país, el cual está básicamente estancado.

El desafío del gobierno de Yamandú Orsi estará, precisamente, en impulsar un crecimiento mayor en un país que es caro y en el que se requiere más crédito bancario y capital humano, agregó.

Según cálculos de Munyo, Uruguay requiere US$ 4.500 millones de inversiones adicionales al año, para realmente “pegar un salto”. “Ese es el nivel objetivo; piensen que lo más alto que se consiguió en el país han sido US$ 3.500 millones de inversión extranjera (con la planta de celulosa de UPM 2)”, apuntó.

Sobre la inflación, ubicada en 5,1% y proyectada en 5,8% para el próximo fin de este año, afirmó: “No creo que el MEF ni el BCU estén dispuestos a que se rompa el techo del rango meta de inflación, algo en lo que estamos cerca”.

A su entender, si el precio del dólar se mantiene en el orden de los $ 42,50, ésto será posible. De lo contrario, sí se romperá el tope máximo del rango de inflación.

Munyo destacó la importancia de realizar una transformación fiscal para lograr mejoras que faciliten el crecimiento del país. “La efectividad del gobierno está baja en Uruguay desde hace mucho tiempo. Ahí se juega el partido”, resumió.

El economista se paseó por diversos factores externos, como el impacto de Donald Trump, el de Javier Milei y la economía de Brasil y el Mercosur, dando finalmente un mensaje positivo, basándose en los casos de éxito de los sectores forestal y de las tecnologías de información (TI).

“El sector forestal uruguayo es mejor que el de Finlandia, y el sector de TI es mejor que el Dinamarca. Se puede”, animó.

“Las empresas internacionales, como UPM y Google, levantan la vara”, afirmó al hacer referencia a que se necesitan incentivos tributarios adecuados para que este tipo de compañías vengan al país.

El director del Ceres recordó el impacto de las lluvias y las sequías que vivió el país en años recientes y tranquilizó al decir que las proyecciones de una nueva sequía para este año, “se han disipado”.

“Probablemente, en el primer trimestre de 2025 se irá a una situación neutral, ni La Niña (sequía) ni El Niño (más lluvias), o con baja intensidad”, afirmó. Además, este año no habrá interrupción de la actividad de la refinería de Ancap como en 2023 y 2024. Sin embargo, tampoco se prevé grandes inversiones como lo fue últimamente UPM 2, hoy en día en actividad plena.

Munyo insistió en acelerar reformas que mejoren la competitividad, a través de cinco ejes: aumentar la inserción internacional, readecuar incentivos fiscales vigentes, simplificar burocracias para reducir costos, modernizar la regulación laboral con un nuevo diseño e incentivos (este año hay negociación salarial) y reducir tarifas de electricidad y gas oil para favorecer la producción.

Sobre los Consejos de Salarios, dijo que “están pensando en el porcentaje a aumentar, en vez de revisar la forma con que se fijan los salarios. Se discute algo sobre una base que está mal”, apuntó. Y detalló que el sistema está desactualizado, no contempla los distintos tamaños de empresas, la realidad del interior del país y que van a contramano de los trabajadores. “Hay que revisar todo eso”, reafirmó.

Las brechas de desarrollo de Uruguay —foco de la campaña electoral— están principalmente en primera infancia, inversión e innovación, regulación laboral (habría que descentralizar la negociación salarial, insistió Munyo), la transformación del Estado (dijo que “urge” una mayor efectividad y mediciones de resultados en el sector público) y seguridad y crimen organizado (que está aumentando).

Munyo hizo referencia a la situación fiscal, con un resultado global deficitario de 4,2% en 12 meses a enero de 2025, un gasto público de 32,3% del PIB (es decir, elevado) y una deuda pública que está en el 71% del PIB. En ese marco, recomendó revisar el gasto público y aplicar “presupuestos por resultados”, entre otras medidas.

Gran parte del estancamiento de Uruguay se debe a la paralización de la apertura externa. En esa línea, Munyo hizo un repaso de los acuerdos firmados por Uruguay, recordando que los tratados de libre comercio (TLC) están afectados por las restricciones del Mercosur, pero hay otras vías.

“El acuerdo Mercosur-Unión Europa demorará, porque, en el caso de la carne, que es lo que le importa a Uruguay, tienen que pasar cinco años desde la ratificación del mismo para que comience a funcionar en este rubro”, advirtió.

Sobre el Acuerdo Transpacífico (Cptpp), valoró los avances que logró Uruguay, pero lapidó al decir que, cuando llegue el momento, “Brasil se opondrá” en el marco del Mercosur.

Con el corsé del Mercosur en torno a Uruguay, Munyo apuntó a aprovechar oportunidades en las que sí se puede avanzar, como por ejemplo, el mercado asiático, sobre todo Japón (la Expo Osaka tendrá lugar entre los próximos abril y octubre) y los países del sudeste asiático, que están teniendo gran crecimiento.

Munyo destacó también el mercado de Arabia Saudita, país con el que hay “clara complementariedad comercial”, dijo. “Avanzar en ese mercado depende de la voluntad del sector privado uruguayo, porque Brasil y Argentina ya están ahí”, expresó Munyo mirando a los empresarios presentes.

Munyo afirmó que el crecimiento nacional depende en sus dos terceras partes de factores externos. Éste estuvo en 2,9% (promedio) entre 1985 y 2024.

Atendiendo la retrospectiva, cuando las condiciones externas fueron favorables, el país llegó a crecer 5,9%, pero en los años en que estas condiciones externas resultaron “neutras”, solo se creció 1%. En condiciones externas desfavorables, el PIB cayó 2,1%.

En cuanto a Estados Unidos, los aranceles de Uruguay a los productos de ese país están en 10,1% (promedio simple) y 4,9% (promedio ponderado), mientras que los aranceles de EE.UU. a productos uruguayos están en 3,9% (promedio simple) y 5,3% (promedio ponderado). Esto significa que no son significativos como para que el presidente Trump ponga la mira en cambiar las condiciones con este país. “Estamos lejos del radar”, dijo Munyo.

En otro orden, el economista opinó que el freno al Impuesto Mínimo Global de la administración Trump había favorecido a Uruguay.

La tasa de interés de la Reserva Federal (Fed), ubicada en 4,25%-4,5%, tiene baja probabilidad de futuros recortes en el corto plazo, dependiendo de la evolución de la inflación y actividad global. “La alta tasa de interés complica las inversiones en Uruguay”, advirtió Munyo.

Considerando los factores externos, el economista no proyectó grandes modificaciones en los precios de los commodities, pero los podrían subir este año son la carne y los productos lácteos. En cambio, la soja, el arroz y la celulosa sufrirán presión bajista.

Algo a favor de Uruguay —entre otros países— es el precio del petróleo, con tendencia a la baja por la victoria de Trump.

Sobre Brasil, Munyo destacó que la brecha de precios de ese país con Uruguay, hoy en día asciende al 36%.

Respecto a la “montaña rusa” de Argentina, señaló que del 211% de inflación anual cuando asumió Milei, se llegó al 67% actual; una gran mejora pero igual un valor alto.

Munyo, consideró finalmente que para la temporada de verano 2025, se estima un gasto de turistas argentinos 13% mayor que en la pasada, cuando más de 105.000 personas del país vecino vinieron a Uruguay.