Carlos Melconian: "No podés putear al éxito y generar pobrismo; Argentina está fuera del mundo"

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Carlos Melconian. Foto: Leonardo Mainé.
Nota a Carlos Melconian, economista y politico argentino invitado por el CED, en el After Hotel Montevideo, ND 20221025, foto Leonardo Maine - Archivo El Pais
Leonardo Maine/Archivo El Pais

ENTREVISTA

El economista argentino y expresidente del Banco Nación, Carlos Melconian habló con El País sobre los desafíos económicos, políticos y sociales a los que se enfrentan.

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Fue presidente del Banco Nación argentino durante la administración de Mauricio Macri. Es economista y actualmente preside el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), desde donde elabora un proyecto económico nacional “apartidario” que estará a disposición para el próximo gobierno. Carlos Melconian admite que quiere ser ministro de economía y que la sociedad argentina “tiene incertidumbre de hacia dónde va”. Este martes dio una conferencia en Montevideo, invitado por el Centro de Estudios para el Desarrollo (CED). Lo que sigue es un resumen de la entrevista que dio a El País:

Argentina tiene un descalabro económico importante. Alta inflación, falta de reservas, expectativa de devaluación, por mencionar algunos aspectos, ¿cómo analiza la situación actual?

Es una situación compleja. A Argentina hay dos maneras de analizarla en términos de sus problemas económicos: una estructural y otra coyuntural. Estructuralmente, Argentina da la sensación de que está en un punto de inflexión, de que hay un ciclo que termina y que la idea de que “el populismo todo lo puede”, ha terminado. Estadísticamente hablando, es un país que está en estanflación hace 10 años, tiene estancamiento económico desde 2012, o lo que es peor, tiene el Producto Interno Bruto per cápita de 2006-2007 y tiene una inflación que escaló del 0% en la década del 90 y puede estar yendo al final de este año al 100%. La vuelta de la tasa de inflación en Argentina es un ciclo de 20 años y es un ciclo de 10 años su estancamiento económico. Tiene estructuralmente también, más allá de que tengo mis diferencias respecto a cómo se mide, una pobreza del orden del 40%.

Argentina está fuera del mundo. Un nuevo aprendizaje del país es que tiene un riesgo país de default sin tener default, una cosa insólita. Y no tiene reservas, por eso hace agua cualquier política populista.

¿A qué se refiere específicamente con populismo?

Cuando hablo de populismo no me estoy metiendo con este gobierno porque ni me interesa, hablo del populismo como fenómeno, el populismo si no tiene con qué (en referencia a los recursos para sostener el discurso) ya está, le cortaste las piernas como diría (Diego) Maradona.

Y cree que hoy ya no tiene con qué…

No. Porque cuando vos no tenés acceso a endeudamiento internacional o local, la emisión te genera 100% de inflación y no tenés reservas, se te terminó esa idea. Las joyas de la abuela son las reservas internacionales, cuando vos vendiste todo lo que vendiste eran hipotecas de la abuela, vendiste algo que no funcionaba, te lo compraron, funciona y sigue.

Si aumenté sideralmente el gasto público, ni el colectivo, ni la luz, ni el gas valen lo que tienen que valer; si permitís jubilarse a todos los que no se habían jubilado; si doy planes sociales creando la incultura del trabajo y resulta que en esta serie homogénea de pobreza al final la dupliqué, estamos peor y la inflación dio 100%, entonces hay que mirar los resultados.

Es como si jugaste al fútbol y perdiste, vas de nuevo y volvés a perder, jugás y perdés, jugás y perdés, bueno, tenés que cambiar al técnico o usar otro plan de juego. Y si me preguntaras “¿basado en qué?”. Y basado en los resultados. No es ni siquiera una cuestión ideológica, agarrás el manual informativo y estadístico que se te ocurra y ves los números. Argentina se ha ganado el mote de que no es que discute el futuro, te discute hasta la historia.

¿A qué hace referencia cuando dice que están en un punto de inflexión?

A que te has quedado sin instrumentos y a que han fracasado (las políticas de) aquellos que dicen: “mayor gasto público, otorgamiento de subsidios, o el plan social para ayudar al que no puede”. Han fracasado. Con récord de subsidios en los servicios públicos, en planes sociales y con récord del gasto público, igual terminamos con los peores indicadores. El hombre común en la Argentina se ha dado cuenta de esto. La mayor esperanza en términos de Argentina, es que es tan burdo y tan obvio lo que se hizo y los resultados que se obtuvieron, que es muy difícil que la gente no busque algo distinto.

Más allá del ciclo de 20 y 10 años que mencionaba, si acortamos ese horizonte temporal ¿cómo cree que se llegó a la situación que enfrenta el actual gobierno?

Es una sucesión de malas políticas.

¿Mauricio Macri fracasó?

Si le preguntases a los “grietosos” o a aquellos que mezclan su ideología con esto, algunos van a decir (que el problema está) desde 1943, otros desde 1930, otros van a decir desde 1975, otros le van a echar la culpa a Macri y otros a Menem. Afortunadamente, la democracia en Argentina está muy afianzada, ya ni se acuerdan de que nos gobernaron militares. Eso es bueno, no para olvidar si no por el hecho de que la democracia ya se ha hecho un activo inconfundible. Pero entonces, cada uno de los que tiene que explicar la historia tiene un pedacito de corazón para explicarla, aunque mantenga la objetividad del análisis.

¿Entonces?

Entonces el antídoto para no caer en la trampa del sesgo, cuando uno explica estos temas, es mirar para adelante. Que sirva la historia para extraer lecciones de errores que no deben repetirse.

Argentina parece que siempre está por estallar, pero va surfeando la situación con diferentes medidas: nuevos dólares, restricciones, más controles a la importación, etc. ¿Cómo se explica?

Es una rara habilidad. No es la Argentina, es muchas veces el gobierno de turno y algunos gobiernos en particular, tampoco son todos. Desarrollar esa rara habilidad que acabás de mencionar y que es cierta, siempre tiene costo porque no es una habilidad que te permite elongar para luego salir. Siempre elongás pero para peor.

Entonces en algún momento eso tendría que terminar…

Sí, es como en el fútbol. Te estás dopando y podés aguantar en el partido 10 minutos más, pero al final toda esa sustancia que no debés tomar para aguantar 10 minutos más en pie, te termina volteando. Es una rara mística que tiene Argentina y que en un momento debe quebrar porque al final el tiempo muestra que te hace mal buscar esos atajos.

“Veo bien” que Uruguay avance por su cuenta en el Mercosur

¿Qué puede esperar Uruguay de Argentina?

Al Uruguay le conviene una Argentina que le vaya bien, que el argentino pueda veranear en su país, en Uruguay, en Estados Unidos, en Europa, le conviene que le vaya muy bien, que puedan comprar productos uruguayos, que nosotros vendamos acá y que ustedes vayan para allá. ¿A vos te parece que las economías de Argentina y Uruguay en los límites dependan de los tipos de cambio? Para el uruguayo ir allá es una ganga, como también a nosotros nos tocó venir acá y era una ganga. He venido en momentos en los que tenías que comprar dos o tres meses antes el pasaje en el barco. Todos estamos muy atrasados, en la Argentina no tenemos ni la estabilidad política ni económica que tienen los uruguayos. Tenemos cuestiones estructurales demoradas.

¿Cómo evalúa la postura que ha adoptado el gobierno uruguayo de intentar concretar acuerdos comerciales por fuera del Mercosur y avanzar por su cuenta?

Es que sus vecinos grandes no deciden y ven que el Mercosur no va ni para adelante ni para atrás. Uruguay ha logrado mucho más con cabeza argentina que con cabeza uruguaya determinada estabilidad, armonía política y estabilidad económica. Por el tamaño de su propia economía quiere progresar y está diciendo “che, ¿me van a dar bola o tomo mis propias decisiones?”.

Entonces ¿lo ve bien?

Y… Sí, lo veo bien. ¿Qué otra cosa puede hacer el gobierno uruguayo? Solo puede decir “bueno miren, mientras ustedes se deciden a ser estables, a ser pacíficos, a terminar la grieta en un lado y casi digo terminar la grieta en el otro (por Brasil), yo avanzo”. El presidente (Luis) Lacalle Pou avanza en donde puede, mientras sus vecinos se ordenan y mientras no nos juntamos todos a discutir en una mesa, de nuevo, a ver si queremos seguir con esto. ¿Cómo nos “metamorfoseamos”? No solo porque se quedó el Mercosur si no porque el mundo también es distinto, no es el mismo que hace unos años.

¿Argentina está preparada para dar esa discusión?

Y va a tener que estar. Tenemos que aprovechar la volteada del cambio de régimen, de un nuevo gobierno y de un nuevo programa para discutir el tema. No hay ninguna chance de encerrarnos y creernos que nos va a ir bien.

El economista Carlos Melconian. Foto: Leonardo Mainé.
El economista Carlos Melconian. Foto: Leonardo Mainé.

Sin embargo, este gobierno volvió a acudir a esos atajos con el “dólar soja”, “dólar Qatar”, el nuevo control a las importaciones. ¿Cómo evalúa las recientes medidas?

Todo lo referido a la demanda o a la escasez importadora, atenta contra el nivel de actividad. Este nuevo ministro de Economía (por Sergio Massa) arrancó agosto con anuncios seductores al mercado en materia fiscal, pero nunca terminamos de descular si eran cuantitativa y cualitativamente posibles, está en este momento demostrando que no.

En septiembre tuvo que buscar un atajo anti devaluación de la moneda, que fue ofrecerle a los productores de soja un tipo de cambio especial para comprarla a un precio especial, cosa que de otra manera no se hubiera liquidado. En materia cambiaria, si no hubieran dado un tipo de cambio especial, eso hubiese atentado contra la actividad del campo. En octubre, las medidas que se han decretado hasta ahora, como un dólar especial para el turismo, o el mecanismo para el pago de importaciones, que los importadores aún no tienen claro cómo funciona, son elementos que, de nuevo: solo tiran para adelante.

¿Qué consecuencia tiene eso?

Y tenés cosas que tiran estructuralmente para adelante pero que van desgastando con el tiempo a ese jugador de fútbol, por infiltrarse tantas veces sus tobillos o rodillas. Y después tenés otras cosas que son letales, que vos decís “lo quiero tener listo para el partido que viene”, y le metés tantos corticoides que después lo tenés que parar cuatro fechas.

¿A qué medida puntual hace referencia con esa analogía?

A si las decisiones tomadas hasta ahora pueden evitar un salto devaluatorio adicional al crawling peg diario (en referencia a la devaluación progresiva de la moneda) que hace Argentina o no.

¿Pueden evitarlo esas medidas?

Y yo te diría que está bajo una severa discusión, si será antes de fin de año o durante el verano. No lo veo inminente porque eso es ya, lo veo como algo imposible de sortear. Justamente lo que no calman son las expectativas (de un salto devaluatorio). Eso es lo que no logra sacarse de encima el gobierno.

¿Cómo ve que sería esa devaluación?

Este gobierno desde que asumió, devaluó parecido a lo que fue la inflación local neta de la internacional, y desde marzo de 1991 a la fecha no lo hizo. O sea, devaluó por debajo de ese indicador. Cuando lo querés medir, dependiendo de si lo hacés contra el dólar, contra el euro, contra el real o contra el comercio exterior de Argentina, ese análisis da que requerís devaluar 25% a 40%, sin que la inflación te suba, para poder recuperar lo que sería una curva inflacionaria y devaluatoria de marzo de 2021 hasta la fecha, eso da 210 pesos argentinos una cosa así.

El expresidente del Banco Nación argentino, Carlos Melconian. Foto: Leonardo Mainé.
El expresidente del Banco Nación argentino, Carlos Melconian. Foto: Leonardo Mainé.

Después tenemos que ver si es exitoso o no, pero diría que el primer objetivo que tiene un salto devaluatorio es simplemente recuperar, en este esquema de devaluaciones diarias medidas contra la inflación neta ocurrida en la Argentina, de la inflación internacional, en cuánto se atrasó el dólar nominal.

¿Qué efectos colaterales tendría?

Todo es con efectos colaterales. Los efectos no deseados de esto son: A, si te creen y para ahí; B: si los tipos de cambio paralelos se van también, se quedan o bajan; C: si no tenés repercusión inflacionaria de doble vuelta producida por el salto cambiario. Y bueno, desde que mi abuela era soltera esos impactos existen.

¿Cómo sería un salto devaluatorio exitoso?

En general esos movimientos van acompañados de un fuerte ajuste fiscal, de la idea de disminuir la emisión de pesos, que no tengas liquidez con la cual ir a buscar tipos de cambio paralelos, es decir, de lo que se denomina en la jerga como un ajuste simultáneo fiscal y monetario en términos de encontrar éxito devaluatorio. De la misma manera, (puede pasar) que se genere una recesión por ese motivo. Las recesiones son aplacadoras de objetivos no buscados de la devaluación, que es que se te espiralice el tipo de cambio o que te genere inflación.

Me dirán: “¡Che pero es con costo todo esto!”. Y sí, absolutamente. Es una decisión con costo. Después podremos ver entonces si es peor el remedio que la enfermedad.

¿Qué tanto más difícil es intentar arreglar esto con el poco capital político que tiene el gobierno?

Difícil. Al no tener reservas, no tener equilibrio del fisco y al tener que seguir emitiendo para financiarlo, seguro que el gobierno tiene sus dudas respecto al éxito del salto. El tema es que esta conversación no la estamos teniendo simultáneamente con US$ 20.000 millones o US$ 40.000 millones de reservas, de manera tal que en esa discusión alguien interceda y diga “che, no devaluemos nada, vendamos reservas”, no existe eso. Porque, ¿cuántas reservas tenés? Nada. Entonces les decís: “Che, mientras discuten eso, solo quería decirles que lo hagan rápido y que tomen una decisión porque no tenemos reservas”. Y cuando en estos modelos no tenés reservas, si aplicás mucho el súper cepo se te escapa la brecha (cambiaria) y si eso pasa, entrás en un círculo vicioso con el objetivo que estás buscando. Si no salís del intríngulis, la realidad te apura y ahí sí en una de esas tenemos que hablar de la inminencia (del salto devaluatorio) y en eso está el gobierno.

¿Ve probable que este gobierno intente solucionar eso, teniendo en cuenta que las elecciones primarias son en 2023?

Si me estás preguntando si estructuralmente van a hacer el cambio que necesita este gobierno en el sentido capitalista, occidental, con cambio de régimen y cambio organizacional, definitivamente no. No lo va a hacer este gobierno. Definitivamente. Este gobierno tiene una aspiración de mínima, que es llegar sin un gran desorden. Y su aspiración máxima debe haber sido, en algún momento, ser competitivo nuevamente para aspirar a una reelección. Yo creo que ya se han dado cuenta que no. Cuando hablo de este gobierno hablo del presidente, que no puedo hablar de su opinión porque está ajeno a lo que ha ocurrido en los últimos 60 días.

¿Qué evaluación hace de Massa?

Al ministro lo definí como un técnico de fútbol a lo (Ricardo) Caruso Lombardi (que ha dirigido equipos que pelean el descenso en Argentina), en términos de que no va a ser el Pep Guardiola ni del (Manchester) City ni del Barça. En un gran acto de realismo de su parte, él se ha autodefinido como el plomero del Titanic.

¿Cómo impacta la incertidumbre política actual de Argentina en su economía?

Creo que la vicepresidenta (Cristina Fernández) no va a ser candidata, eso dijo su hijo (Máximo Kirchner) aunque no sé cuán autorizado estaba para decirlo, pero mi impresión es que está en esa línea. Ese no es un tema menor porque quien está en la política por otro motivo diferente al de una sociedad, necesita horizonte. Las sociedades necesitan horizonte. Muchas veces un esfuerzo sin horizonte es un problema. La política no es un presidente o un vicepresidente, la política son 2.500, 3.000, 5.000 cargos, intendentes, concejales, que cuando llega una elección miran dónde se tienen que poner. Mucho más cuando esto no está tan articulado “a la americana”, donde o sos republicano o sos demócrata y a lo sumo tenés una interna con tus pares, pero vos sabés si sos de Boca o de River, de Nacional o de Peñarol, de Racing o de Independiente y estás ahí.

Argentina está ahora en medio de una nueva onda que se llama bicoalicionismo, ya no es más bipartidismo. Los candidatos a intendentes, concejales, gobernadores tienen que saber dónde se tienen que poner, cuál es su horizonte y saber de qué fórmula van a depender. Ese es un problema. No es un tema menor este signo de interrogación y esta incertidumbre que vive la política. La sociedad tiene incertidumbre de hacia dónde va, de si va a tener crédito, de la inflación, de que el billete de mayor denominación son US$ 3 y medio, es una vergüenza. La política tiene otras incertidumbres que son ajenas a las de la gente, quieren saber dónde se tienen que poner para estar.

Ha dicho que le gustaría ser ministro de Economía de Macri o de Horacio Rodríguez Larreta…

Dije Macri o Larreta porque me preguntaron por esas opciones. Será con ellos o si fuera el caso será con (Patricia) Bullrich, (Facundo) Manes, (Juan) Schiaretti o con (Sergio) Uñac. Quiero decir, esto no es oportunismo, “veleta o panqueque”, o eso de que estás con todo el mundo. El programa integral en el que estamos trabajando desde la Ieral es apartidario y va a estar a disposición para el próximo presidente de Argentina. Cuando era militante en la política y me preguntaban para qué estaba, nunca contesté como un soldado “para cualquier lugar en el que me pongan”, porque futboleramente hablando si te dicen “vos que vas al arco, ¿no querés jugar de nueve? Y no, porque no sé jugar de nueve”. Eso es lo que corresponde en el fútbol. Y en la política te preguntan “¿vos qué querés ser?” y yo decía ministro.

Entonces sí quiere ser ministro…

Y yo la verdad que quiero ayudar a solucionar las cosas, así que sí, por supuesto. Quiero aportar a que haya crecimiento y después desarrollo, a que haya un cambio organizacional. A que los argentinos dejemos de decir cuando viajamos “che mirá qué bien tienen organizado esto”. Yo digo “¿por qué no lo hacemos acá?”. Ese es el aporte que quiero hacer y no es un eslogan. Cuando fui presidente del Banco Nación de la Argentina, que es un tercio del sistema bancario, me dí cuenta de que empezás a tocar botones y generás modificaciones. Tomás decisiones que impactan en la gente, te das cuenta primero por el rebote y por la repercusión y después porque te das cuenta en la calle. Sos el presidente del banco, abriste la boca, empujaste el lápiz, tomaste una decisión y le hiciste quilombo o le hiciste un favor a 1.000 tipos o a 50 millones.

Sin embargo, en el Banco Nación tuvo que abandonar el cargo antes de terminar el mandato ¿cómo evalúa esa experiencia previa en la función pública?

No abandoné, me hicieron abandonar, me echaron. Son cosas diferentes, pero no importa, esas son las reglas del juego. Si has sido futbolero toda la vida y lo has mamado bien, el fútbol tiene ejemplos para todas las cosas. Vos entrás y si estás jugando mal te sacan, es así. El objetivo final es hacer las cosas bien para ayudar. A pesar de que yo no me puedo quejar en el Banco Nación, en general en el sector público ganás mal, salís golpeado y si sos honesto perdés guita respecto a tu actividad privada.

¿Entonces por qué meterse?

Porque los argentinos tampoco podemos permanecer impávidos frente a estas cosas y porque se te termina la etapa de la vida en la que podés seguir comentando lo que pasa siendo un actor pasivo.

¿En qué consiste el programa económico que trabajan desde el Ieral?

Es un programa para el próximo presidente de la Argentina y va a estar puesto a su disposición pero debo reconocer que por sus instrumentos y su formato, es un programa capitalista, occidental y progresista. Que respeta a rajatabla el derecho de propiedad, las reglas de juego y que va a intentar ir hacia cambios institucionales. Entonces es apartidario pero tiene esas características.

¿Por dónde ve la solución a este contexto económico? ¿Qué medidas tomaría?

La veo por una solución integral que tiene como mínimo tres columnas: un programa de estabilización macro, una reforma del sector público y una desobstrucción o desregulación del sector privado. Estas dos últimas son un cambio en la organización de la economía de Argentina. Yo lo he vivido de adolescente, tener una zapatería de barrio es un problema en la Argentina, comprar un auto es un problema, comprar una casa es un problema, hacer un negocio es un problema. No hay que tener ninguna vergüenza del progreso, no del progresismo, del progreso. No podés putear al éxito, putear al que le va bien, generar pobrismo, vos le tenés que decir al que recibe un subsidio, “está mal”, le tenés que decir al que recibe un plan “está mal”. Vos tenés que tener un trabajo, “no sabés que lindo es tener un laburo, ganar plata y comprarte una pilcha”, se lo tenés que decir, ¿qué tiene de malo?.

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