Con información de AFP y EFE
En el gobierno uruguayo hay un cauteloso optimismo en cuanto a la posibilidad de anunciar avances concretos en el acuerdo Mercosur-Unión Europea (UE) cuando a comienzos de diciembre se reúnan los presidentes del bloque sudamericano en el cierre de la presidencia pro-tempore que tiene Uruguay. Más allá de eso, surgen voces contrarias como la del presidente francés Emmanuel Macron y otras a favor en la UE, al tiempo que hay protestas de agricultores de varios países.
Fuentes del gobierno dijeron a El País que más allá de la retórica que ha mostrado Macron en los últimos días, hay un cauteloso optimismo de poder mostrar avances concretos y tangibles en la cumbre del Mercosur de diciembre. Remarcaron que la política de Uruguay es muy clara de defender la concreción del acuerdo en todos los ámbitos que sea posible.
Previo a las últimas declaraciones del presidente francés, el canciler Omar Paganini había dicho en una entrevista con Búsqueda que se está en "rondas de negociaciones que, si se llega a la cumbre del Mercosur con un nivel de acuerdo, se podría anunciar el acuerdo técnico".
Paganini señaló que "están apareciendo dificultades vinculadas, por un lado, a la resistencia que tienen los granjeros europeos al acuerdo" y por otro a "las condiciones ambientales que puso la UE para todas las importaciones de alimentos y productos agrícolas".
En el gobierno se entiende que quizás no se llegue a anunciar el acuerdo técnico, pero sí a mostrar que ha habido avances claros para cerrarlo, dijeron las fuentes.
La UE y el Mercosur cerraron su acuerdo comercial en 2019 tras dos décadas de negociaciones, pero la firma del mismo está bloqueada por el rechazo de algunos países europeos, con Francia a la cabeza, que ha llevado a la UE a introducir exigencias adicionales de sostenibilidad que las partes aún están negociando.
¿Qué capacidad tiene Francia de bloquear el acuerdo?
Macron fue claro en su reunión de este domingo con el mandatario argentino Javier Milei en que “Francia se opone a este acuerdo”. ¿Qué capacidad tiene entonces de bloquearlo?
En virtud del mandato que los países de la UE otorgaron en 1999 a la Comisión Europea, que como Ejecutivo comunitario negocia en nombre de todo el bloque, el tratado "global" debe regir las relaciones políticas, económicas y comerciales.
En la jerga de Bruselas, se trataría de un "acuerdo mixto", ya que reúne competencias exclusivas de la Comisión, como gran parte del apartado comercial, con otros aspectos compartidos con los gobiernos nacionales.
De mantenerse esa estructura, Francia dispondría de un derecho de veto, porque el Consejo de la UE, que reúne a los gobiernos de sus 27 países, debería darle el visto bueno por unanimidad antes de las ratificaciones por los Parlamentos nacionales.
En 2016, la pequeña región belga de Valonia bloqueó durante días la firma del acuerdo entre la UE y Canadá, conocido como CETA, al negarse a dar a Bélgica -un Estado federal- su necesario visto bueno para rubricar el tratado en el Consejo.
Para evitar que la situación se repita, la Comisión Europea de Ursula von der Leyen estudiaría dividir el acuerdo, desgajando la parte sobre los intercambios comerciales (agrícolas, industriales,...) del resto, según fuentes diplomáticas.
El modo de aprobación del capítulo comercial cambiaría y ya no se necesitaría unanimidad ni ratificaciones nacionales para su entrada en vigor. Del lado europeo, bastaría con el voto del Parlamento Europeo y del Consejo por mayoría cualificada.
Francia, que rechaza esta división contraria al mandato de negociación inicial, podría no obstante intentar construir una "minoría de bloqueo" para impedir la aprobación del tratado comercial escindido.
Esta opción necesitaría que al menos cuatro de los 27 países de la UE se opongan al acuerdo comercial, siempre y cuando el peso de los partidarios del mismo no alcance el 65% de la población del bloque europeo.
Francia es el segundo país más poblado de la UE, pero, en el caso de acuerdo con el Mercosur, se enfrenta a otros dos pesos pesados -Alemania y España- que presionan por su firma y su entrada en vigor.
El objetivo se anuncia difícil. "Estamos trabajando con los países europeos para hacerles entender el peligro que representa este acuerdo", aseguró la semana pasada el ministro de Economía francés, Antoine Armand.
En un contexto de auge de fuerzas populistas de extrema derecha en Europa, Francia advierte del impacto político y "democrático" en su país, uno de los fundadores del bloque, si se firma el acuerdo sin su visto bueno.
En tanto, Alemania salió fuerte a pedir que se concrete el acuerdo entre ambos bloques.
El canciller alemán, Olaf Scholz, subrayó el lunes que el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur debe concretarse "de una vez" a pesar de los rechazos que genera.
"Después de más de 20 años (de negociaciones) tenemos que finalizar de una vez el acuerdo de libre comercio con el Mercosur", dijo Scholz en una rueda de prensa al margen de la cumbre del G20 en Rio de Janeiro.
"La forma como fue negociado ha llevado demasiado tiempo. No es un buen ejemplo", añadió.
"Necesitamos más acuerdos de libre comercio. El mundo está cambiando", advirtió.
Por otro lado, este lunes el ministro de Agricultura español, Luis Planas, defendió la "importancia" de que la UE firme su acuerdo con Mercosur en el actual contexto geopolítico y, en particular, tras la victoria de Donald Trump en las elecciones en Estados Unidos.
"Es un elemento muy importante y más en las circunstancias geopolíticas que estamos viviendo. Creo que lo es globalmente y también lo puede ser para el sector agroalimentario", afirmó.
Respecto a las declaraciones de Macron, el ministro español dijo que "cada Estado miembro defiende lo que cree oportuno", pero consideró que "hay una cierta mitología en torno a Mercosur" que, a su juicio, no se adecua ni a la realidad del acuerdo ni al momento actual.
"¿Le interesa en estos momentos a la Unión Europea encerrarse sobre sí misma? ¿O le interesa en este contexto geopolítico que estamos viviendo, y después particularmente de las elecciones norteamericanas, ampliar la red de nuestros acuerdos comerciales con países terceros para mantener nuestra influencia también económica y comercial? Yo creo que la respuesta es muy clara", dijo Planas.
En tanto, el ministro italiano de Agricultura, Francesco Lollobrigida, rechazó este lunes el acuerdoentre la UE y el Mercosur en los términos actuales, y exigió las mismas "obligaciones" para los agricultores de ambos bloques.
"Hay que verificar antes que los países del Mercosur respeten las mismas obligaciones que nosotros imponemos a nuestros agricultores en materia de derechos laborales y de medioambiente", justificó el ministro, miembro de Fratelli d'Italia, el partido de la primera ministra Giorgia Meloni.
Sin embargo, el ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Tajani, jefe del partido conservador Forza Italia miembro de la coalición en el poder, se había mostrado más abierto.
"Se trata de negociaciones muy complejas en las que a menudo nos detenemos en detalles de algunos sectores que acaban por bloquear el acuerdo en su conjunto", declaró en octubre en una entrevista en CNN Brasil.
Los agricultores de varios países se manifiestan
Las principales organizaciones agropecuarias de Francia, Alemania, España o Italia denuncian la negociación de un acuerdo entre la UE y el Mercosur.
Copa-Cogeca, que agrupa a los principales sindicatos agropecuarios de la UE, instó a la Comisión Europea a "reevaluar" el proyecto de acuerdo y a impulsar "una política comercial que defienda las rigurosas normas de nuestro sector agrícola".
En Francia las protestas han sido grandes. "Una auditoría de la UE acaba de revelar deficiencias en Brasil en los procedimientos de control del cumplimiento de las normas sanitarias", indica la Federación Nacional Bovina de Francia.
"A pesar de esto, la Comisión Europea prosigue con convicción las negociaciones que asegurarán un acceso adicional de 99.000 toneladas de carne vacuna sudamericana" a la UE, formada por 27 países, añade.
La Asociación Alemana de Agricultores (DBV) considera "urgente renegociar" un acuerdo que "llevaría a sustituir la producción nacional por importaciones con estándares del siglo pasado, en detrimento de los consumidores, los agricultores, los animales, el medio ambiente y el clima".
"La agricultura de la UE no puede sobrevivir sin mecanismos que compensen las diferencias entre las normas internacionales y europeas", advierte el presidente del DBV, Joachim Rukwied.
Por el momento los gremios germanos no convocaron a ninguna protesta, lo cual no debería impedir confluencias de manifestantes en la frontera con Francia, al igual que en la frontera entre Francia y España.
En España, los gremios expresaron su preocupación, sobre todo en lo que respecta a la ganadería.
Se trata de un acuerdo "antagónico con los intereses agrícolas de la UE", que "contrarrestaría la mayoría -si no todos- los esfuerzos de los productores de la UE en el difícil camino de la transición climática", alerta a Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja).
Por el momento no se convocaron protestas en el país, pero la preocupación por ese pacto fue un factor importante en las manifestaciones de agricultores de inicios de año.
Por su parte, en Italia la principal organización agrícola, Coldiretti, expresó en un mensaje a la primera ministra Meloni su "profunda preocupación" por un acuerdo que tendría "efectos devastadores en el sector agroalimentario".
"Creemos que una estrecha colaboración con otros Estados miembros de la UE, como Francia, que comparten nuestras preocupaciones, puede impedir la adopción del acuerdo en su forma actual", agregó.
Países Bajos, Polonia, Austria e Irlanda
El principal sindicato agrícola neerlandés, LTO, llamó a "detener las negociaciones", que constituyen una amenaza para la producción avícola y láctea.
Podría en cambio ser "beneficioso para el sector quesero y una oportunidad para la horticultura, pero se trata de sumas relativamente pequeñas", dijo a AFP el asesor de estrategia política de LTO, Klaas Johan Osinga.
Osinga apunta que los cuatro partidos de la coalición gubernamental están divididos sobre el tema.
En tanto, el ministerio de Agricultura de Polonia expresó sus "serias reservas" sobre un proyecto que "quizás traiga algunos beneficios para la industria, el transporte marítimo y ciertos servicios, en detrimento de la mayoría de los segmentos de la producción agroalimentaria".
Una de las principales organizaciones agrícolas, NSZZ RI Solidarność, pidió al jefe de gobierno, Donald Tusk, "bloquear" el proyecto.
En el caso de Austria, los parlamentarios de la cámara baja consideraron "incompatible" una política que "restringe la producción agrícola en Europa imponiendo normas cada vez más estrictas al tiempo que impulsa acuerdos comerciales de viejo cuño".
La mayor asociación agrícola afirmó que el levantamiento de los aranceles para los países del Mercosur pondría "en peligro la agricultura" del país.
Por último, en Irlanda los representantes de los ganaderos (ICSA) protestaron ante la cámara baja del Parlamento, a pocos días de las elecciones legislativas de fin de mes.
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