Montevideo y el puerto crecieron juntos con esplendor, cultura y modernidad

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Para nosotros la hermosa Ciudad Vieja fue siempre la prolongación natural del puerto que le dio existencia, identidad y vivencia y juntos se desarrollaron, una recostada sobre la otra; no habría "ciudad vieja" de no haber sido por el puerto que fue el que le dio origen y cuya historia real comenzó en 1776 cuando España, con gran sabiduría, instaló su "centro logístico" en Montevideo bien conocido como el "apostadero naval", que todos sabemos estaba en la calle Zabala y la rambla portuaria, aún en pie. Y esto significó la semilla de la futura separación comunal entre ambas orillas del Plata. Esta sabia acción del imperio, estableció de hecho una logística para sostener el contacto con el imperio y sus vasallos del Atlántico y el Pacífico a través de Montevideo. Así que para nosotros, el puerto que lo conocemos muy bien y la Ciudad Vieja casi puerta por puerta, nos parece una sola unidad. Aquí los barcos que iban al Perú y otras dependencias allende la cordillera debían fondear para repostarse y recuperarse del largo viaje desde o para la península. Y es que no había otro puerto de tal preponderancia en todo el Atlántico sur al que se le pudiera llamar puerto de verdad, puerto de refugio con profundidad, para que no peligraran las naves. En 1767 ya se había establecido un sistema de correos entre Montevideo y la Coruña en número de cuatro por año, con transporte de pasajeros y carga. Estos buques llegaban a Montevideo y dejaban aquí a los pasajeros, carga y correo para Buenos Aires, con lo que modernamente conocemos como barcos o servicio "feeder". Los enormes barcos fondeaban al frentre mismo de las bóvedas. El almirantazgo español tomaba las decisiones desde Montevideo por encima del virrey de Buenos Aires. El legendario Malaspina vino a Montevideo con una flota de 100 barcos fondeándolos en la bahía de Montevideo, porque de hacerlo en Buenos Aires habrían quedado sin agua a 15 millas de aquella ciudad. Como teníamos mejor puerto, los de enfrente inventan el Consulado de Comercio para cobrarnos impuestos y lo hacen, pero más tarde se descubre que ese dinero lo utilizaron para la construcción de un gran muelle en su puerto para recibir la carga desde Europa y anular a Montevideo. El propio Cabildo denunció que Montevideo contribuyó a construir el primer puerto bonaerense, eso demuestra la existencia de la viveza criolla que seguramente también estaba en Montevideo.

Pero en fin, todo esto es historia y nosotros sólo queremos hablar de la "ciudad vieja" que dio el gran salto cuando para sorpresa de toda América Latina, Montevideo construyó en 1909 un puerto de hormigón modelo, que atrajo la mirada continental como un ejemplo de emprendimientos civiles. Y la Ciudad Vieja cobró un gran impulso nutrido de la navegación comercial, de los intercambios y la banca. Comenzó un sorprendente e inusitado despegue edilicio, engrandecimiento comercial y social diríamos casi vertical, un despegue intelectual de creativos emprendedores uruguayos que iban a más. Comenzaron a mostrarse las audacias edilicias proyectadas por prestigiosos profesionales internacionales; reconocidos arquitectos e ingenieros uruguayos discípulos de aquéllos donde se instalaron las grandes tiendas, innovadores comercios, residencias lujosas. Es que a causa del puerto, Montevideo se hizo una ciudad cosmopolita, audaz, un centro internacional. Hace 150 años Montevideo era visitado por barcos catalanes, españoles, croatas, servios, prusianos, alemanes, franceses, ingleses, norteamericanos, nórdicos, otomanos, todos con sus correspondientes tripulaciones que entonces no eran pocos en cada nave. Eran barcos de madera y de acero para pasajeros, carga, pesqueros, balleneros y aquí en Montevideo se daban cita para todo tipo de operaciones. Muchos de esos tripulantes al ver la paz, convivencia y facilidad con que se podía vivir en Montevideo desertaban de los barcos y se quedaban acá. Por eso los capitanes y el almirantazgo español, prohibía a sus tripulantes bajar a tierra, pues se convertían en desertores. Pero muy temprano en el tiempo los primeros barcos en hacer el servicio regular entre España y Francia, fueron los barcos de línea francesa que salían para el Río de la Plata desde Burdeos o desde Marsella, y con estos los inmigrantes franceses que eran diferentes y más cultos. Los barcos de pasajeros se iban rápido, los otros quedaban en puerto días y días. El manejo de diferentes idiomas era habitual en el puerto de Montevideo, manejado en Uruguay casi como un símbolo de cultura, a diferencia de otros países sudamericanos donde se hacía burla e intolerancia de los idiomas fuera del español. Todo estaba concentrado entre la calle Buenos Aires y la rambla portuaria, luego Franklin D. Roosevel y más tarde 25 de Agosto, desde la plaza Zabala a la calle Juncal incluido el Teatro Solís. Si sería importante la Ciudad Vieja que el millonario Taranco hizo construir su palacio residencial en la plaza Zabala (25 de Mayo y 1º de Mayo). Pero la brillante Sarandí, al costado del Cabildo, fue la gran vitrina social y comercial, la predilecta de aquel Montevideo europeo y afrancesado que conocimos entre los años 1938 al 1953. E.C.

1837. Vista de la bahía de Montevideo con barcos casi frente a las bovedas.

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