LAURA V. MELÉNDEZ
La llegada del primer avión Bombardier CRJ-900 Next Gen a la flota de Pluna es un hito para el accionista mayoritario de la compañía, un alivio para el gobierno, y motivo de esperanza para los funcionarios.
El primero de los siete aviones que pasarán a integrar la flota de la compañía aérea uruguaya aterrizó el viernes en Carrasco, donde decenas de funcionarios de Pluna esperaban ansiosos.
El vuelo fue totalmente atípico. A las 9 de la mañana del jueves 13, ataviado con los nuevos colores de la aerolínea, el CX-CRA comenzó a carretear por la helada pista de la compañía canadiense Bombardier, ubicada en la localidad de Mirabel, en las afueras de Montreal. Afuera, 18ºC bajo cero; adentro, mucha emoción, pero sobre todo esperanza.
El día anterior, la delegación uruguaya que viajó a recibir el avión, que integró El País, recorrió la planta donde se fabrica el modelo CRJ, un avión especial para vuelos regionales, un nicho que los canadienses disputan palmo a palmo con la brasileña Embraer.
En lugar de una planta fabril, por donde diariamente se desplazan 2.000 personas, aquello parecía un hotel. El hangar, la planta y las oficinas lucían pulcros, ordenados, pero sobre todo seguros. Como testimonio, un cartel anunciaba que llevaban 157 días sin accidentes de trabajo.
La planta de ensamblaje de Mirabel abrió en octubre de 2001 luego de una inversión de U$S 154 millones. Tiene unos 50.000 metros cuadrados, 24.000 de los cuales están ocupados por la planta de ensamblaje, y 14.000 por el hangar, área de acabado de interiores, testeos e inspecciones, y centro de entregas.
BUENA ELECCIÓN. El vuelo resultó tal lo planeado en cuanto a tiempos y performance.
Los comandantes uruguayos Oscar Fernández y Eduardo Iglesias, fueron los responsables de traer el jet sano y salvo a Carrasco, asistidos por el argentino Esteban Arias y el estadounidense Yaman Deniz, ambos de Bombardier, quienes permanecerán en Uruguay durante aproximadamente seis meses capacitando pilotos.
El CRJ-900 es una nave de alta performance, con muy buenas características en cuanto a motores, confiabilidad de equipos de navegación y confort de pasajeros.
Según el comandante Eduardo Iglesias, esta adquisición es significativa ya que "es muy importante que después de tantos años la compañía tenga aviones 0 km. para poder afrontar la gran competencia que tenemos en el sector".
Pero su principal atributo es que permite ahorrar alrededor del 50% de combustible, uno de los principales componentes del costo directo de la compañía aérea.
El ingeniero Martín Ruiz participó de la delegación co-mo técnico de mantenimiento. Se llevó una muy buena impresión de los canadienses luego de haber compartido algunas jornadas de trabajo previas a la entrega en Mirabel.
"Son muy profesionales, además de buena gente" dijo. En lo técnico, reconoció que la etapa más complicada comienza ahora ya que hay que "conocer el avión". No obstante contarán con el apoyo técnico de tres ingenieros que permanecerán como soporte durante tres años en Uruguay.
Tampoco sería de extrañar que Bombardier instalara un centro de mantenimiento en Montevideo para atender estos aviones e incluso los de otras compañías.
"Vamos a formar parte de la historia aerocomercial del país" se le escuchó decir a Mabel Domínguez, que ofició como asistente de cabina durante las tres etapas del vuelo.
Para esta funcionaria que entró en Pluna a comienzos de la era Varig, esta experiencia es "muy emocionante, no sólo por la expectativa que despertó la compra del avión, sino por todo el trabajo que venimos realizando para prepararnos para operar el CRJ-900".
Mabel, además de volar, integra la nueva gerencia de Calidad de la compañía, que está a punto de recibir la certificación IOSA de seguridad operacional otorgada por IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo) y a punto de embarcarse en la ISO 9001:2000 que pretende certificar la gestión de la totalidad de sus procesos.
El CRA, en tonos azules y verdes e identificado con una gaviota en su cola, será destinado a diversas rutas para no "quemar" ciclos (así se llama al período que transcurre entre despegue y aterrizaje).
LO QUE VIENE. Hace dos años nadie daba dos cobres por el futuro de Pluna. Caída la negociación con la venezolana Conviasa, la situación se ponía cada vez más tensa.
El gobierno pretendía salvar la aerolínea de bandera, y los funcionarios, que habían quedado golpeados con la experiencia Varig, temían por su fuente de trabajo.
En medio de ese berenjenal llegó Leadgate, un fondo de inversiones del que poco se conocía, y cuyo único antecedente era que uno de sus hombres -Matías Campiani- había comprado la operación uruguaya de Parmalat.
En pocos meses, el grupo gerencial liderado por Campiani logró renegociar la deuda bancaria de Parmalat, que rondaba los U$S 30 millones, y mantener satisfechos a los productores. Luego de dos años se la vendió a un grupo de industriales lácteos venezolanos.
Para meterse en el negocio de Pluna, Leadgate Investment Group debió pasar por varias etapas. Luego de un ingreso resistido en varios frentes, se propuso generar una mística distinta en la organización.
Por eso, la llegada del primer Bombardier se tornó relevante. Leadgate cumplió con su promesa y el primer avión ya está en casa.
El gobierno, el management y los funcionarios respiran. Ahora, sólo falta salir del rojo y empezar a crecer.
Un gran susto en vuelo
Tras despegar de Manaos el CRJ de Pluna debió realizar una brusca maniobra que puso a todos muy tensos. Un aviso inesperado de "tráfico" de los controladores brasileños, indicó bajar la altitud para evitar un choque con otro avión que venía a la misma altura en sentido contrario. La exitosa maniobra de los pilotos puso el avión a salvo. Hace un año y medio en esa misma área un avión de Gol y un jet privado chocaron y murieron 150.
25 años sin comprar aviones
La compra de los siete Bombardier CRJ-900 Next Gen, por un total de U$S 210 millones fue la operación de comercio bilateral más importante en la historia del intercambio comercial de Uruguay con Canadá.
Es la primera vez que Pluna adquiere un avión cero kilómetro. Desde hace 25 años no incorporaba una aeronave a su flota.
La facturación anual de Pluna es de U$S 90 millones.
Los Boeing 737 que se desafectarán serán probablemente vendidos, ya que acondicionarlos como cargueros cuesta alrededor de U$S 1,5 millones cada uno.
El valor de mercado de los 737 usados ronda los U$S 800.000 por unidad.