Polémica: asociación forestal sale al paso ante el planteo de Ganadería de limitar esta actividad en el país

Lucía Basso, presidenta de la Sociedad de Productores Forestales (SPF), hace un balance del sector forestal en Uruguay y afirma que "no existen razones técnicas" para ponerle un coto a la forestación.

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Lucía Basso, presidenta de la Asociación de Productores Forestales.jpg

Hay cierta tensión en el ambiente ante la iniciativa de algunos legisladores y dirigentes del Frente Amplio (FA) de volver a discutir una ley que limite el uso del suelo para la producción forestal en el país, siendo el futuro titular del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Luis Alfredo Fratti, uno de sus más firmes promotores.

Al respecto, la presidenta de la Asociación de Productores Forestales (SPF), Lucía Basso, planteó en entrevista con El País, que el sector que representa no está de acuerdo con limitar la forestación y que “no existen argumentos técnicos para hacerlo” —afirmó—, además de destacar que la actividad ya está muy regulada. Basso también apuntó que el productor forestal, como en cualquier rubro, necesita reglas claras para trabajar y que la ley vigente en cuestión “ha sido política de Estado durante ocho gobiernos diferentes”. “¿Por qué habría que cambiarla si funciona?”, se preguntó retóricamente.

Cabe aclarar que la entrevista fue realizada antes de que la SPF analizara el Decreto 405/021, recientemente publicado, el cual actualizó el régimen ambiental aplicable a las plantaciones forestales. A continuación, un extracto de la entrevista, en la que se abordan también otros temas álgidos.

—¿Cuál es la situación del sector, considerando el balance de 2024 y los primeros días de este año?

—La situación del sector forestal, en su conjunto, es muy buena, y la celulosa es el primer sector exportador de bienes del país. En volumen de producción, se está en los 4,5 millones de toneladas de celulosa. Y si vamos a las cifras exportadas, estamos hablando, para el total del sector forestal, de unos US$ 3.500 millones. Eso es el 6% del PIB y ocupando solo el 7% de la superficie del territorio nacional. Es un hito para el país que se superen los rubros tradicionales como agricultura y ganadería. Esto se logró al entrar en funcionamiento la segunda planta de UPM. El año pasado se forestaron 15.000 hectáreas y se podría forestar más, porque hay potencial.

—El sector ha tenido algunos problemas con las regulaciones, ¿cómo ven ese tema con el cambio de gobierno a partir de marzo?

—Sí, el 2024 ha sido un año un poco complicado con el tema de las regulaciones, nos preocupa mucho. Está bien que las regulaciones no deben permanecer estáticas, ya que, en la medida que un sector crece y también sus inversiones, como lo hizo el forestal, vemos bien que las regulaciones se adapten, pero que lo hagan en forma acorde para que todo siga funcionando bien, que se faciliten las cosas, no con el objetivo de frenar o trabar. El último año ha sido muy desafiante, estuvimos negociando muchísimo, básicamente con el Ministerio de Ambiente, y no hemos llegado a buen puerto. Hemos quedado en un stand-by y es un tema que vamos a tener que retomar este año. Es muy importante este asunto, porque esas regulaciones aplican a las autorizaciones ambientales, con lo cual sin ellas no se puede deforestar ni reforestar. Se aplican para todo, tanto para plantaciones nuevas como para replantaciones.

—Pero el Ministerio de Ambiente no ha dejado de otorgar autorizaciones últimamente, ¿o sí?

—No dejó de otorgar, pero los trámites se han vuelto muy engorrosos y erráticos, no hay una guía clara de qué se necesita, piden en cada caso cosas diferentes. Entonces, no es que no den las autorizaciones —aunque en muchos casos no las dan, o te tienen muchísimo tiempo para atrás y para adelante—, lo que pasa es que el tema de las capas de conservación se ha transformado en un problema. Es decir, han definido capas de conservación que muchas veces caen de repente en los suelos de prioridad forestal y, por lo tanto, no se puede forestar. Realmente ha sido un desafío lidiar con todo este tema. Y, por otro lado, en general todo es muy burocrático. Para hacer una plantación forestal, tenés que presentar un proyecto en la Dirección Forestal, tenés que presentar una autorización ambiental previa (éste es al único rubro al que se le exige; no hay otros rubros en los que se exija una autorización ambiental previa, ni para agricultura ni ganadería, ni ningún otro), tenés todo el tema de las directrices departamentales de las intendencias y las juntas departamentales. Hay mucha burocracia atrás de cada plantación. Entonces, agregar exigencias, complica muchísimo, atrasa. No se olviden que atrás de lo que es una plantación hay muchísima planificación, logística, inversión, y sin las autorizaciones no se puede hacer nada.

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Lucía Basso, presidenta de la Asociación de Productores Forestales.

—A su entender, ¿a qué se debe la burocracia? ¿Piensa que hay también razones políticas o intereses en todo esto?

—Hay una mezcla entre burocracia, política y algunos rubros, sobre todo ganadería, han planteado limitar el uso de algunos suelos, incluso de suelos que ya están destinados como forestales. Pero los suelos de prioridad forestal son los de menor productividad, en base a la clasificación Coneat (Comisión Nacional de Estudio Agronómico de la Tierra). Sí hay algunas plantaciones que están fuera de los suelos de prioridad forestal, porque son anteriores a la Ley forestal, como eran, por ejemplo, las de Fanapel (Fábrica Nacional de Papel), que ya no existen más. Por eso algunas de esas plantaciones todavía están en pie. Después tenemos otro porcentaje de plantaciones que están fuera de suelos de prioridad forestal, que son, básicamente, cortinas de abrigo y sombra para ganado. Si bien son pequeñas plantaciones, se hacen justamente para esos fines. El tercer factor de esto es que, en un momento, hubo un decreto —el 333-90—, que establecía que si vos tenías el 60% de un padrón de suelos de prioridad forestal y se iba a destinar el padrón 100% para forestar, el 40% restante, aunque no fuera de suelos de prioridad forestal, pasaban a serlo. Pero son suelos accesorios, tampoco es que sean los mejores suelos. Hay muchos políticos que dicen que las plantaciones están sobre los mejores suelos y eso no es así. Lo tenemos demostrado, está todo mapeado y se sabe exactamente qué está sobre suelos de prioridad y qué no. Además, como decía, las áreas planteadas ocupan solo el 7% del territorio nacional. O sea, hay mucho lugar para ganadería y otras producciones, yo te diría que sobra.

Inauguracion de UPM 2
UPM II. La puesta en marcha de la planta impulsó a la economía uruguaya.
Foto: Estefania Leal

—¿Hay competencia entre el sector forestal y el agrícola cuando rentan las tierras de los productores privados?

—Sí, pero es el mercado. Hoy por hoy, la renta forestal es mayor (paga más) que la renta ganadera, seguro. Y, claro, cada vez que el sector forestal paga una renta, son menos las posibilidades de que pueda estar el ganadero, pero en realidad, son producciones complementarias entre sí, no competitivas.

—¿Entre UPM y Montes del Plata hay mucha competencia entre sí, en ese sentido?

—Puede haberla, lo que pasa es que las tres fábricas tienen localizaciones muy diferentes, y el tema de la distancia y del transporte en este país para cualquier producción, tiene una incidencia muy grande en el costo final y en la ganancia del productor. Entonces, cada una de las empresas busca arrendar campos lo más cercano posible a su zona de influencia y de sus fábricas. O sea, sí, compiten, pero no es un problema.

—¿Qué nuevos proyectos destacan en el sector, que estén en marcha o anunciados ?

—En 2024 se inauguró Olimar Forest Products, que es una nueva planta de plywood de capitales nacionales, en el Polo Industrial de Treinta y Tres. Y para este año se anunciaron tres grandes inversiones, que comenzarían las obras en estos meses y la puesta en marcha está prevista para 2026. Son inversiones del orden de los US$ 100 millones cada una. Una es la ampliación con una segunda línea para pino de la planta Urufor en Rivera; otra es una nueva planta industrial de Braspine en Tacuarembó; y la tercera es una nueva línea de plywood de Lumin en Cerro Largo. También en el sector estamos con la exportación de chips, que en 2024 no ha sido muy relevante, pero es otro producto más y puede crecer.

—¿Cuáles son los objetivos de ustedes como organización para este año, que hay cambio de gobierno?

—Hay dos desafíos: el poder destrabar las burocracias, y que mejore el tema logístico en cuanto a los caminos departamentales. Las rutas nacionales realmente están en un estado maravilloso, pero los caminos departamentales y la logística en el puerto son cosas para mejorar. Por otro lado, se está trabajando en el desarrollo de un estándar a nivel nacional para certificaciones relacionadas con los créditos de carbono. Sobre el cambio de gobierno, lo que queremos es poder informar sobre la situación y la visión de este sector y sus propuestas. Queremos acercarnos y, a su vez, organizar algunas giras, o lo que fuera necesario, para brindar información correcta y que la clase política y todos en general realmente entiendan la importancia de este sector, que es el primer sector exportador del país, además de mostrar todo lo que produce, porque no es solo celulosa, y los puestos de trabajo que representa.

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