PROPUESTAS
Economistas advierten que hay que ver el valor de la tasa en su contexto y hacen propuestas.
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Uruguay tiene la tasa de IVAmás alta de América Latina y una de las más elevadas a nivel mundial. Ubicada actualmente en 22%, llegó incluso a ser mayor hace casi dos décadas.
El IVA fue incorporado en Uruguay en 1972 con una tasa básica de 14% y una mínima (que grava los alimentos de primera necesidad) de 5%. En 1980 se subió la tasa básica a 18% y la mínima a 8%. Tras la crisis de 1982, la dictadura aumentó sus tasas a 20% y 12%.
En 1987 nuevamente una situación fiscal complicada, hizo que el primer gobierno de Julio María Sanguinetti elevara la tasa básica de IVA a 21% y en 1990 en el gobierno de Luis Alberto Lacalle se llevó a 22%. Ya con Sanguinetti otra vez en la presidencia el IVA llegó a 23% y la tasa mínima subió a 14%.
En 2001, el gobierno de Jorge Batlle también por temas fiscales, creó el Cofis, que gravaba con una tasa de 3% sobre el IVA a las importaciones y las ventas de bienes.
La reforma tributaria de 2007 en el primer gobierno de Tabaré Vázquez redujo la tasa básica a 22%, la mínima a 10% y eliminó el Cofis.
Lo cierto es que más allá de esta última baja, la tasa de IVA del 22% de Uruguay es la más alta de América Latina y también se encuentra entre las más altas a nivel mundial.
Pero economistas consultados por El País recordaron que Uruguay también tiene productos gravados al 10% y otros exonerados de IVA, por lo que no solo habría que mirar la tasa máxima del IVA, sino el conjunto de factores. Además, apuntan que lo mejor para comparar es tomar la presión impositiva sobre el Producto Interno Bruto (PIB). Es decir, hay que tener en cuenta los ingresos del Estado en materia de impuestos en relación al PIB.
“Si se mide el promedio de la presión impositiva de los países la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Uruguay está en esos niveles, incluso por debajo”, afirmó Alberto Barreix, consultor fiscal del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Centro Interamericano de Administraciones Tributarias (CIAT).
Uruguay tiene una presión impositiva de 30% del PIB y la del promedio de los países de la OCDE es de 33,8%, recordó el consultor.
Los por qué
Consultada sobre las causas de la alta tasa del IVA, Sofía Harguindeguy, gerente de consultoría económica de Grant Thornton, respondió que se da “por problemas estructurales, que son básicamente el déficit fiscal, que es muy alto en el país”.
“Desde el 2013 los recursos del Estado sufrieron una caída importante y el gasto ha ido creciendo sobre todo con las contribuciones que el Estado da a la seguridad social. Gran parte de las cargas impositivas se vuelcan al sistema de la seguridad social”, señaló.
“Hoy en día es inviable reducir la tasa del IVA con los niveles de déficit que existen y los recursos escasos”, reafirmó.
“Capaz que el camino es bajar el IVA y aumentar impuestos directos, como el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF), en el que paga más quien tiene más capacidad contributiva, pero de alguna manera el Estado tiene que financiarse”, dijo Ana Méndez, socia de Asesoramiento Impositivo y Legal de Deloitte.
Méndez coincidió en que “el IVA es alto si miramos exclusivamente sus tasas, pero sin otras consideraciones sería una simplificación que no representa la realidad”. Precisó que para 2020, los impuestos indirectos (IVA e Imesi) sobre el PIB en Uruguay fueron 10,7%, mientras que en los países de OCDE fueron 11,8% del PIB.
Más allá de la tasa de IVA de 22%, este es un impuesto regresivo, es decir, recauda un menor porcentaje de los ingresos a medida en que la persona gana más. “Hay que ver cómo se distribuye”, apuntó Barreix.
IVA personal (p)
El IVA, en tanto impuesto al consumo, afecta sobre todo a las personas con ingresos bajos. Esto es porque consumen, proporcionalmente a sus ingresos, más que quienes tienen ingresos altos. Mientras los primeros gastan todos sus recursos, los últimos mencionados tienen capacidad de ahorro. Y el IVA premia al ahorro.
Es por ello que en algunos países se ha buscado romper con esta lógica, mediante el “IVA Personalizado” o “IVA P”, que busca que se determine el impuesto en cada persona para que pague de IVA según su capacidad contributiva y elimine así la regresión del tributo.
Desde el BID, Barreix ha sido gran impulsor de este concepto. “El IVA P es una propuesta que representa un alivio para la población de menores ingresos, porque su incidencia es proporcional al nivel de ingresos”, afirmó el tributarista.
La implementación puede variar según los países, pero lo que se hace es generalizar el IVA a una tasa (se eliminan las tasas mínimas y las exoneraciones) y luego se hace una devolución o compensación (en este último caso, el reintegro es de un monto predeterminado) a las personas de menores ingresos. “El IVA P es una devolución de impuestos y no una transferencia”, aclaró Barreix. Y agregó que su aplicación sería más fácil ahora, con la generalización de la factura electrónica.
“Ajustes” del IVA
Consumos digitales en la mira
Ana Méndez (Deloitte) mencionó oportunidades de mejora: “El IVA tiene algunos aspectos complejos y, por supuesto, es perfectible. Uno de los temas a analizar es la tributación de lo digital porque el IVA se restringe al mercado interno y los consumos digitales desdibujan las fronteras. Hoy se consume contenidos por streaming de empresas que no están en Uruguay, que no son contribuyentes de la DGI, y que de alguna manera tendrían que tributar IVA para poder competir de una forma razonable con las empresas que están instaladas acá y prestan ese tipo de servicios. Con los canales de televisión, al igual que los audiovisuales, ocurre lo mismo. Ese es un desafío que Uruguay ha solucionado con alguna forma simplificada de tributación, y creo que se hizo de manera muy ágil en comparación con otros países, pero es un tema que está sobre la mesa en la OCDE. Los países van a tener que trabajar para alinearse y evitar la doble tributación del IVA, que puede suceder”.
“El otro tema tiene que ver con los intangibles, por ejemplo de los derechos de autor, porque, por definición, para ese derecho se grava en el país donde se consume el producto o servicio intangible y no donde se genera. Pero ¿cómo el autor se entera del consumo, si el bien no pasa por la frontera? Es el mismo problema que tienen servicios digitales”, agregó.
“Además, hay aspectos técnicos que siempre se están puliendo en el IVA en la medida en que los negocios evolucionan, por ejemplo, la maquinaria agrícola que se exonera, las exportaciones de servicios que se incluyen para que desgraven. Mediante decretos, se trata de adaptar el impuesto a la realidad”, concluyó.