La Dirección Nacional de Propiedad Industrial (DNPI), perteneciente al Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), se ha activado para acompañar los planes del gobierno de impulsar la innovación en el país.
Su director, Santiago Martínez, en diálogo con El País, contó que han acelerado los tiempos de resolución de solicitudes de marcas y de patentes, lo que es una buena noticia para las empresas y particulares, acostumbrados a largas esperas. Otra novedad es que, a partir del próximo marzo, se podrán registrar nuevos tipos de marcas que han ido surgiendo en el mercado. Y un tercer frente de noticias es que los registros de derechos de autor sobre software e inteligencia artificial pasarán de la órbita actual de la Biblioteca Nacional al de la DNPI el próximo año.
“La dinamización vino sobre todo por la iniciativa del gobierno de convertir a Uruguay en un hub de innovación, eso nos ha movido”, afirmó Martínez.
Tiempos
En 2019, la oficina (DNPI) tenía tres años de atraso en conceder o rechazar solicitudes de marcas primarias y logró reducir esos tiempos a unos pocos meses. Por su parte, el retraso para la resolución de patentes, que era de 14 años en promedio, también bajó, en este caso a seis años, de acuerdo a la DNPI. “Sigue siendo atraso, pero es más razonable; los números de demora en América Latina rondan entre los tres y cinco años”, dijo Martínez.
La mejora en los tiempos se traduce en que un trámite de marca primaria pasó a demorar entre 2,5 meses o tres meses, en promedio. También hubo un aumento en el número de solicitudes de marcas en los últimos años (en 2019, hubo 5.384 solicitudes y fueron subiendo gradualmente hasta llegar en 2022 a 6.028), pero fundamentalmente el salto se dio en las resoluciones de marcas: en 2019 -y por tres años consecutivos- rondaron los 5.000 registros, mientras que en 2022 más que duplicaron, llegando a los 11.607.
En cuanto a las patentes, hubo en 2019 unas 580 concedidas (que corresponden al año previo, 2018) y el indicador se mantuvo bastante estable, incluyendo las 475 patentes concedidas en 2022, pero en la cantidad de expedientes resueltos se evidencia el salto.
En lo que va de este año, la oficina resolvió 1.131 solicitudes de patentes (entre concedidas y negadas), superando ampliamente los años anteriores mencionados.
¿Cómo hizo la DNPI? “Para agilizar, señaló Martínez, la oficina puso en práctica nuevas metodologías, mejoras en los sistemas de gestión, monitoreo semanal, seguimiento permanente y otras medidas internas”, manteniendo el mismo número de personal (54 funcionarios y cuatro de apoyo en el área jurídica).
Para acortar los plazos, específicamente, en materia de patentes, además de las medidas anteriores, les preguntaron a los solicitantes que habían presentado sus trámites hace unos 14 años (2014-2015 aproximadamente) si querían mantener o no sus solicitudes, dado que consideraron que tal vez en muchos casos estas habrían perdido sentido. “Efectivamente, se dieron así importantes deserciones en esos años. De esa manera se depuraron muchas solicitudes y se redujo abruptamente la cantidad de trámites pendientes”, afirmó Martínez.
La aceleración de procesos redunda en mayor dinamismo en los distintos sectores de la actividad económica del país, dependiendo de las marcas o patentes en cuestión.
Sectores
El crecimiento de las solicitudes -moderado pero existente- se debe, según Martínez, a las condiciones de estabilidad de Uruguay y a que muchas empresas están interesadas en tener presencia acá, sobre todo, en el área de las tecnologías, entre otros.
Uno de los sectores de mayor movimiento a nivel de registros de marcas es el de comidas. “Basta entrar a PedidosYa y ver todas las ofertas de restaurantes y comidas que hace unos diez años no existían. Hay restaurantes venezolanos, japoneses, coreanos. Ha crecido la variedad de emprendimientos que se instalan en Uruguay y que tienen una política de trabajo con su propiedad intelectual en el país, que los diferencia”, afirmó.
A nivel de solicitudes de patentes, no hay tantas buenas noticias porque existe una tendencia de los inventores uruguayos a patentar en el exterior.
Nuevos tipos
El MIEM informó que, a partir de marzo, se podrán registrar marcas de posición, de patrón, de movimiento y multimedia.
Esta decisión responde a las nuevas formas de identificar los productos y servicios que han surgido en el mercado.
Hasta ahora, la DNPI registraba solo dos tipos de los cuatro citados: de posición y de patrón, pero no como tales, sino como figurativas las primeras, y mixtas o figurativas las segundas. Ahora pasarán a tener su reconocimiento como tipo marcario específico. Y las marcas de movimiento y multimedia se incorporan sí como nuevos tipos.
Como ejemplo de marca multimedia, se podría mencionar la “N” de Netflix, que aparece con un sonido determinado en la pantalla, cuando se abre la aplicación. “Esa es una típica marca multimedia”, dijo Martínez. La creación del tipo de marca multimedia tiene que ver con el impulso que se le está dando al sector audiovisual, el cual llegó a un gran momento durante la pandemia y con la creación de la Agencia del Cine y el Audiovisual del Uruguay (ACAU), además del objetivo de que Uruguay sea un hub regional de innovación.
En cuanto a las marcas de movimiento, estas expresan un cambio de posición de algunos elementos, como, por ejemplo, la puerta del McLaren de Mercedes-Benz, que se eleva al abrirse, por citar un caso. Esa secuencia de movimiento distingue a la marca, y se registra.
“Este año se presentaron algunas marcas de movimiento para registro, pero no se les pudo dar curso, porque no existía una reglamentación correspondiente. Ahora estaremos más aggiornados”, concluyó Martínez.
ChatGPT, algoritmos, software
El director de la DNPI recordó que la Inteligencia Artificial (IA) como algoritmo (con el ChatGPT a la cabeza, revolucionando), al igual que el software, no está abarcado por la propiedad industrial, sino por el derecho de autor. Por lo tanto, según disposiciones, ambos se registran en la Biblioteca Nacional.
Esto ha funcionado así hasta ahora, porque en una Rendición de Cuentas se planteó trasladar esos registros a la DNPI, oficina que va a empezar a operar con estas materias a partir de enero de 2024, aunque cuenta con seis meses para reglamentar la cuestión y probablemente en febrero se haga consulta pública, previa autorización final.
“La idea es llevar estos registros a la DNPI para monitorear los avances de este sector que, aunque se haya gestionado como si fuera obra literaria (por la lógica de la ley de derechos de autor), no lo es, sino que interactúa de forma muy cercana con la industria”, dijo Martínez. “Nos interesa tener una mirada más incisiva sobre los avances en IA y software”, reafirmó.
Tratado de patentes de OMPI (PCT)
A la Dirección Nacional de Propiedad Industrial (DNPI) le parece “clave” que Uruguay avance en su adhesión al Tratado Internacional de Patentes (PCT, por su sigla en inglés), que depende de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). Históricamente ese trámite se sustanció desde la DNPI.
“El PCT es relevante como una forma por parte del gobierno de dar respuesta a una cantidad de inventores nacionales que hoy no tienen una forma de proyectar el registro de sus intangibles a nivel internacional”, dijo Martínez. También señaló que es “inviable” para el inventor medio o pequeño registrar patentes, en términos de capacidad económica, si no se está en el PCT. “Vemos a diario muchos intentos de registros que terminan frustrados”, compartió.
Consultado sobre la oposición de los laboratorios nacionales al PCT, por considerar que este tratado le quitaría atribuciones a la DNPI y aumentaría el número de patentes y precios de los medicamentos de marca, Martínez respondió: “Hay una confusión sobre el alcance de este tratado. Se le atribuye efectos que no tiene. No hay, hasta el momento, ninguna experiencia de los 157 países que se adhirieron al PC T que demuestre que el mismo es causante de un mayor patentamiento, o daño alguno”.
Agregó que el PCT es como una “ventanilla única”, la posibilidad de acceder a un registro, pero lo que determina que uno inscriba o no su intangible y lo quiera comercializar, son razones de índole económico, como el tamaño del mercado, los atributos o atractivos del producto, y eso no depende del PCT. Y prosiguió: “Existe una confusión en querer atribuirle mayores alcances a un tratado que es meramente procesal y que ni siquiera se mete con lo sustancial, dado que sostiene que eso es resorte exclusivo de los países”.
A su juicio, es “insostenible seguir sin formar parte del tratado”, fundamentalmente, porque existe mucha posibilidad de inversión en puerta y de desarrollo de empresas de investigación, que no se concreta a veces por la falta de fácil acceso a la inscripción del intangible”.
Finalmente, Martínez comentó que muchas instituciones hacen investigación en el país y registran sus intangibles en el extranjero, precisamente, para acceder así al PCT.
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