El Banco Central (BCU) resolvió incrementar el colchón de capital contracíclico que deben tener los bancos a 0,5% de los activos ponderados por riesgo a partir del 1° de enero de 2024. Previamente, en junio pasado, había resuelto elevarlo de 0% a 0,25% a partir de julio de 2023.
Pero, ¿qué es este “colchón” de dinero y para qué sirve?
Según el analista independiente y exintendente de Regulación Financiera del BCU, José Antonio Licandro, este “es uno de los pilares de las reformas regulatorias posteriores a la crisis financiera de 2008 y que se conoce como Basilea III”.
“Su objetivo es que los bancos, durante los periodos de alto crecimiento, acumulen capital adicional pues está bien probado que en estas circunstancias, es cuando dan créditos que luego serán difíciles de cobrar, lo que puede hacer peligrar su solvencia a futuro”, explicó Licandro en su cuenta de Twitter.
El analista recordó que “los bancos prestan el dinero de sus depositantes en mucho mayor magnitud que sus propios dineros. Si la banca quiebra, los más perjudicados son los ahorristas y eso tiene impactos devastadores sobre el bienestar general”.
Por eso, el colchón es una suerte de línea de defensa (no la única) para los ahorristas.
Licandro señaló que la Superintendencia de Servicios Financieros del BCU instauró hace poco el colchón de capital contracíclico “siguiendo las recomendaciones de Basilea pero con una estrategia particular: desarrolló una metodología innovadora que se basa en estudios que muestran que el ciclo de crecimiento peligroso del crédito está anticipado por el ciclo del Producto Interno Bruto (PIB)”.
“Su base es un estudio de ciclo de crecimiento del PIB con 4 fases, las que se representan en el denominado ‘reloj del ciclo’. A este reloj se le agrega información cualitativa referida al estado de las expectativas empresariales respecto a sus ventas futuras”, explicó Licandro.
“Una fase de alto crecimiento con expectativas empresariales optimistas ambienta la probabilidad de que los bancos den créditos evaluados como buenos, pero que cuando el ciclo cambia de fase tienen alta probabilidad de ser incobrables”, añadió.
En la resolución que emitió aumentando el colchón para 2024, el BCU indicó que “el crédito bancario más administradoras de crédito se redujo a 27,0% del PIB en septiembre de 2022, por debajo del 32,1% de marzo de 2022 y del 32,8% de septiembre de 2020, lo que se explica por el crecimiento del nivel de actividad por encima del crecimiento que ha tenido el crédito en 2021, especialmente en 2022”.
El Central señaló que “el reloj aumentado del ciclo indica que la economía está en la fase de recuperación, y que la misma se ha consolidado sustentada en el crecimiento de las exportaciones y la inversión. Sin embargo, este último año el mercado laboral no ha acompañado esta dinámica, y el aumento en las tasas de interés y la debilidad de la economía en Estados Unidos y Europa, y la situación geopolítica internacional, implican riesgos a la baja para la economía en el mediano plazo”.
“Por otro lado, el aumento del crédito tanto en dólares como en pesos ha acompañado la recuperación de la economía, y de un modo acompasado a la evolución del PIB. No obstante, hay un porcentaje importante de empresas con deudas con el sector financiero, que en la muestra de empresas relevadas por los balances publicados por la Auditoría Interna de la Nación es del 5%, que mantiene unos costos financieros por encima del 50% del margen de ventas”, añadió.
A su vez, concluyó que “ninguna de las dos mediciones de brecha crédito/PIB hacen pensar en una evolución del crédito explosiva, sino que revelan estabilidad en la misma, aunque en diferentes niveles”.