Por Pía Mesa
El 2022 fue un buen año para los números de Ancap que cerró el ejercicio con una ganancia de US$ 163 millones. Esto significó el segundo año consecutivo de utilidades para el ente, puesto que en 2021 había cerrado con ganancias por US$ 88 millones, mientras que en 2020 había perdido US$ 12 millones, cortando en ese entonces con una racha positiva de cuatro años seguidos.
¿Qué estuvo detrás de este resultado? ¿Cómo le fue en las distintas unidades de negocio? ¿Cuánto dejó de recaudar por vender combustibles por debajo del precio de referencia? Para responder a estas preguntas, el directorio de Ancap organizó una reunión con la prensa en la que presentó los resultados del ejercicio 2022.
De la información publicada, se desprende que Ancap tuvo un resultado neto positivo, explicado principalmente por sus negocios no monopólicos, es decir, aquellos en los que está en competencia con otras empresas (lubricantes, gas natural, bunkers, pasteras, etc.); así como por el aporte de las empresas vinculadas al grupo Ancap (Ducsa, ALUR, entre otras).
En estos mercados, la estatal registró ganancias por US$ 97 millones en el caso de los negocios no monopólicos y por US$ 14 millones debido al aporte de sus empresas vinculadas, entre las cuales se destacó como líder Ducsa, con una contribución total de US$ 29,5 millones, en línea con la tendencia de los últimos años.
Sin embargo, en el mercado monopólico, es decir en el que refiere a la importación y producción de combustibles -cuyos precios son administrados por el Poder Ejecutivo y representan el 94% de las ventas de Ancap-, el ente perdió US$ 10 millones en todo 2022.
Brecha del gasoil superó a la del supergás
En el año 2022, todos los productos con precio administrado por el Estado estuvieron por debajo del Precio de Paridad de Importación. Asimismo, por primera vez, la brecha en el gasoil (que fue de unos US$ 92 millones en 2022), superó al subsidio del supergás, que fue de US$ 87 millones en el año. Desde el invierno pasado comenzó el subsidio focalizado en el supergás, el cual en 2022 significó una erogación de US$ 5,3 millones aportados por Rentas Generales y US$ 3,2 millones más aportados por Ancap.
Las autoridades de la estatal explicaron que si se tiene en cuenta que la facturación de Ancap en 2022 fue de casi US$ 3.000 millones, se entiende que la pérdida registrada “es un cero y muestra equilibrio” en relación al total vendido.
De acuerdo con el presidente de Ancap, Alejandro Stipanicic, eso refleja que “el manejo de las tarifas públicas no fue en detrimento del patrimonio” de la estatal, dado que el “segmento de combustibles que está regido por precios administrados, está en equilibrio”.
Eso, pese a que en todo 2022, Ancap resignó ingresos por US$ 236 millones debido a que vendió combustibles por debajo de la referencia (Precio de Paridad de Importación-PPI) elaborada por la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (Ursea).
Los US$ 10 millones de pérdida en el negocio de combustibles están explicados básicamente porque en el último trimestre de 2022, el Poder Ejecutivo tomó la decisión de contener las tarifas y no trasladar las subas internacionales a los precios de venta al público.
Si el gobierno no hubiese tomado esas decisiones y los precios se mantenían alineados estrictamente a la referencia de PPI, entonces el resultado monopólico de Ancap podría haber sido positivo en US$ 226 millones.
“El mercado hubiese permitido cobrar eso o más”, indicó Stipanicic. Mientras que el gerente General de Ancap, Ignacio Horvath afirmó que durante 2022 los combustibles se vendieron “básicamente al costo” de producción y “el margen que se podía ganar, se volcó al mercado”.
¿Cómo hizo Ancap para mantener en equilibrio el resultado del mercado monopólico, vendiendo por debajo de PPI, pero sin afectar su patrimonio?
Debido al importante margen de refinación que tuvo en 2022. El margen de refinación es la diferencia entre el precio de mercado internacional de los productos puestos en Uruguay, menos el costo del crudo utilizado y el costo real de refinar en La Teja. En otras palabras, ese margen de refinación que define la Ursea, refleja cuál hubiese sido el margen teórico si Ancap hubiese vendido todos los productos que produce a PPI.
De acuerdo con la Ursea, ese margen de refinación fue de US$ 414 millones en 2022, sin embargo, dado que la brecha entre PPI y precio de venta al público fue de US$ 236 millones, finalmente el margen de refinación fue de US$ 178 millones.
Esa cifra fue, en parte la que explicó por qué el Poder Ejecutivo pudo moderar el impacto de los precios internacionales, es decir, no trasladar la suba al público y hacerlo sin perjudicar el resultado económico de la actividad de refinación de Ancap.
En el contexto internacional, a partir de la pandemia del covid-19 y luego acentuado por la guerra entre Rusia y Ucrania, las diferencias entre el precio del crudo (lo que compra Ancap) y sus derivados (lo que produce a partir de la refinación: gasoil y nafta, entre otros) han aumentado a valores históricamente altos. Eso ha significado márgenes de refinación elevados. Sin embargo, desde la estatal señalaron que el escenario va dejando de ser tan favorable y que aunque los márgenes de refinación siguen siendo altos, ya comenzaron a achicarse. Lo que ocurra en este sentido, va a influir en la definición de los ajustes de tarifas en los próximos meses.
Por otra parte, Ancap también se vio favorecida en 2022 por un resultado financiero de US$ 53 millones, principalmente por la apreciación del peso uruguayo (dado que el ente tiene ingresos en pesos pero sus costos están en dólares), ganancias de US$ 25 millones por ventas a UTE, resultado por cobertura monetaria de US$ 10 millones, menos US$ 36 millones de Impuesto a la Renta (IRAE).
Negocios de pórtland y cal con pérdidas por US$ 25 millones
En 2022, el resultado operativo de los negocios de cemento y cal de Ancap arrojó una pérdida de casi US$ 25 millones. Esto, como consecuencia de la caída de la empresa en la participación de mercado y la baja de precios a nivel local. Según indicaron las autoridades, tal y como se había anticipado, el ingreso de la firma Cielo Azul en el negocio del pórtland perjudicó a Ancap, dado que del 20% del mercado que tiene actualmente dicha empresa, un 10% correspondía a la estatal.
Las pérdidas en este negocio se acentúan año a año, dado que en 2021 el resultado deficitario para Ancap por cemento y cal había sido de unos US$ 15 millones.
A la pérdida de casi US$ 25 millones por el negocio del pórtland y la cal en 2022, se le debe sumar además una pérdida adicional de US$ 17 millones. Esto responde a un ajuste contable, debido a que los auditores de Ancap entienden que dichos negocios presentan un deterioro, producto de la incertidumbre sobre el negocio de la cal en el futuro. El deterioro de activos es un ajuste contable que se realiza al evaluar cuál será la evolución del negocio en el tiempo. Si se encuentra que el negocio es capaz de generar flujos de fondos futuros que superen el valor actual del activo, entonces ese ajuste será positivo, de lo contrario -como ocurrió en este caso-, esa diferencia se debe reconocer como una pérdida.
Por tanto, si a las pérdidas operativas de casi US$ 25 millones se le adiciona los ajustes contables por deterioro de US$ 17 millones (US$ 1,4 millones en el caso del pórtland y US$ 13,9 millones en la cal), los negocios de pórtland y cal representarían para Ancap una pérdida total de US$ 42,1 millones.
Para frenar este déficit, la estatal continúa trabajando en el proceso de asociación con un privado.
Se estima que en mayo se publiquen las bases del llamado para la asociación, posteriormente se recibirán las ofertas y se elegirá un socio. Esto, con el objetivo de tener la asociación en funcionamiento en 2024.