Francia avanza con su proyecto de instalar una sede de “École Centrale” de Ingenierosen América Latina, una de las universidades francesas en esta disciplina más prestigiosas del mundo, y eligió a Uruguay como sede regional.

Para ello, el Ministerio de Cultura de Francia abrió a principios de año un concurso internacional a consultoras para realizar un estudio de factibilidad, del que resultó seleccionada Aceto (Atractores Comportamentales para Estrategia, Tecnologías y Operaciones), una empresa de origen brasileño dirigida por el ingeniero argentino Pablo Spinadel, residente en Uruguay desde hace un par de años.

Aceto ha reunido a siete ingenieros (de Argentina, Brasil, Uruguay y Francia), con experiencia en estudios de factibilidad, dimensionamiento económico de proyectos y docencia de alto perfil académico, para desarrollar este trabajo de factibilidad que tienen previsto finalizar para el próximo 28 de septiembre.

La consultora procurará que el grupo francés École Centrale cuente con más elementos diagnósticos sobre los escenarios para la instalación de una sede en Uruguay que sea un hub regional, es decir, que reciba estudiantes para su carrera de grado en ingeniería, provenientes de países de la región.

El País conversó con Spinadel sobre cómo avanzan con el estudio de factibilidad, quien afirmó que “École Centrale eligió a Uruguay para sede por su estabilidad y porque es uno de los países de la región con mayor afinidad y vínculos más fuertes con Francia”.

“Estamos analizando distintos aspectos que atañen al proyecto no solo en Uruguay, sino en otros países de la región, como Argentina, Chile, Bolivia, México y otros, preguntándoles a los propios estudiantes de colegios y liceos si vendrían a Uruguay a estudiar ingeniería a esta escuela”, agregó.

Uno de los ejes de análisis de la consultora es el atractivo del título de ingeniero de École Centrale para esta región, que es diferenciador y viene de la mano de la facilidad de una inserción laboral europea. En América Latina no hay ninguna universidad con cultura europeo-francesa, pero sí más de 40 liceos franceses que podrían ser un semillero para esta sede.

El título de ingeniero que otorga École Centrale es “generalista”, lo que significa que quienes egresen serán capaces de dirigir grandes obras o proyectos en las distintas áreas de la disciplina (ingeniería civil, eléctrica, de sistemas y demás), lo que también es un diferencial de las carreras habituales en la región, de perfil técnico más específico.

Otro punto de análisis es la capacidad que tiene —o no— Uruguay para atraer a estudiantes extranjeros.

A favor está en que es un país sin los altibajos e incertidumbres que caracterizan a otros países de América Latina, pero tiene en contra que es caro. “¿Por qué los padres enviarían a sus hijos a estudiar a Uruguay y no directamente a Francia, o a Estados Unidos?”, se preguntó Spinadel.

No obstante, se respondió que “si fuera un posgrado sería más difícil para Uruguay competir, pero en estudios de grado los padres todavía tienen una influencia importante y la cercanía geográfica y la seguridad del entorno actuarían a favor de Uruguay. Pero seguimos analizando”.

El hecho de que Uruguay no sea un destino regional para estudiantes en ciencias duras pesa en la ecuación, aunque se podrían desarrollar incentivos.

En el escenario está que, en un principio, la mayoría de los estudiantes de la nueva sede sean uruguayos y, en forma gradual, el abanico vaya incluyendo más extranjeros.

“Pensamos que, en muchos casos, el atractivo no sería tanto venir a vivir a Uruguay, sino la École en Uruguay y la combinación del potencial de llevarlos a Europa”, afirmó Spinadel.

Lo cierto es que la internacionalización del mercado académico de Uruguay es un punto importante a sopesar. Es difícil que Francia se eche hacia atrás por esta razón, pero habría que darle mayor visibilidad a este país.

Por otra parte, el ingeniero asesor destacó las exoneraciones impositivas de Uruguay para educación y cultura como otro aspecto favorable a este país, dado que, por ejemplo, “permitiría financiar salarios interesantes a los profesores, que serán de excelencia”, dijo Spinadel. Consultado sobre la inversión que tiene prevista Francia para la nueva sede, respondió que “nos dijeron que no será una limitante”.

En cuanto al idioma, los impulsores del proyecto no quieren que el francés sea un obstáculo, por lo que probablemente los primeros años las clases se impartan en los dos idiomas (español y francés) y la obligatoriedad de egresar con un título en francés se marque para el final de la carrera.

Cuál es su mayor preocupación, le preguntó El País. “No nos preocupa ni la ubicación de la sede (dado que se podría comenzar como un programa francés independiente dentro de una universidad en Uruguay, o podría tener una infraestructura propia), ni el housing de los estudiantes extranjeros. Lo que nos preocupa es la sostenibilidad de la universidad”, respondió Spinadel, en alusión a que la sede no estará subsidiada por el Estado francés.

La idea es que sea autosustentable con los pagos de los estudiantes, aportes de empresas francesas y los trabajos de investigación de los profesores, como ocurre en otras sedes.

El Grupo “École Central de Ingenieros” tiene cinco universidades en Francia y tres en el exterior: en China, India y Marruecos.

La sede de Marruecos es una universidad de infraestructura independiente porque así lo quiso el rey de ese país; en China la carrera de École es un departamento dentro de una universidad local (llegaron a un acuerdo de colaboración); y en India también está relacionada con universidades locales, según contó Spinadel.

Con esos antecedentes, para Uruguay se estudian diversas opciones de modelos de negocio, incluyendo la creación de una red o ecosistema desde Uruguay con alianzas en otros países.

Lo ideal sería que la École Central de Ingenieros en Uruguay tenga su propia sede, con campus universitario y sus áreas de deporte, social y cultural. Sin embargo, la opción de que su funcionamiento sea albergado por alguna otra universidad en un comienzo, agilizaría su puesta en marcha en este país.

Cabe agregar que la carrera tendrá áreas y temas de investigación en relación con la industria, así como capacitación dentro de las empresas francesas presentes en Uruguay y en el exterior, según se anuncia.

Las etapas que siguen son: las conclusiones del proyecto de factibilidad que Aceto presentarán a fines de septiembre, el ajuste de los temas en distintos frentes por parte de École y el Ministerio de Educación de Francia, y el proceso de autorizaciones por parte de las autoridades uruguayas, más precisamente del Ministerio de Educación y Cultura.

“En el mejor de los escenarios, École Centrale comenzará a funcionar en Uruguay a partir del segundo semestre de 2025”, lanzó Spinadel. En esa línea, el ingeniero recordó que este tema estuvo en la agenda bilateral cuando el presidente Luis Lacalle Pou se reunió con su homólogo francés, Emmanuel Macron, en setiembre de 2023. Y que el embajador de Francia en Uruguay —Jean-Paul Seytre— es un gran entusiasta, comprometido con el proyecto.

El ingeniero asesor dejó en claro que École no viene a competir con las universidades ya existentes en este país, sino a “aportar” —dijo— y a complementar la oferta educativa.

De hecho, afirmó que se reunió con autoridades ministeriales, la Academia de Ingeniería, universidades uruguayas, el Laboratorio Tecnológico (LATU), la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), entre otras entidades.

También aclaró que a la nueva sede no accederán solo estudiantes de élite, ya que la idea es difundir el perfil profesional.