POLÍTICA
Subió la tasa de referencia y espera llevarla a un nivel “neutro” en abril.
El Banco Central (BCU) volvió a acentuar su preocupación por lo que sucede con los precios a nivel doméstico y tomó una medida para mitigar su aumento.
¿Qué es lo que observa el Banco Central?
Por un lado, “el contexto internacional se ha caracterizado como el más inflacionario de las últimas décadas. Las nuevas restricciones de la movilidad ocasionadas por la propagación de la variante ómicron del covid-19, la suba de costos energéticos, la escasez de insumos en numerosas cadenas productivas de suministros por el aumento de los costos de transporte y fletes, sumados a los shocks de oferta negativos en commodities, apuntalan las presiones inflacionarias globales”, indicó ayer un comunicado tras la reunión del Comité de Política Monetaria (Copom, que comprende a técnicos y al directorio) del BCU.
Añadió que “con este panorama inflacionario a nivel mundial, la actividad económica global presenta una revisión a la baja en las proyecciones de crecimiento”.
A su vez, el Copom evaluó que “el fuerte deterioro de las condiciones financieras globales, por tensiones geopolíticas y por el eventual retiro anticipado de la política monetaria ultra-expansiva de la Reserva Federal de Estados Unidos incidió en el freno del dinamismo observado en el último trimestre del año. En este escenario, los bancos centrales a nivel mundial están respondiendo con una política monetaria más contractiva”.
¿Qué pasa en la región? Según un informe de la calificadora de riesgo Moody’s divulgado ayer, “en América Latina, las presiones inflacionarias deberán moderarse un poco este año, aunque esperamos que los niveles de precios y las tasas de inflación de las principales economías se mantengan por encima de los objetivos establecidos por sus correspondientes bancos centrales en los próximos 12 a 18 meses”.
“Adicionalmente, la incertidumbre gubernamental y de establecimiento de políticas públicas contribuye a la depreciación de las divisas y amenaza con afectar las expectativas de inflación. Como resultado, los bancos centrales continuarán incrementando las tasas durante la mayor parte de 2022”, agregó.
“Aunque esperamos que el incremento de precios se desacelere en la segunda mitad del año, las tasas de inflación no regresarán a los bajos niveles registrados durante el pico de la pandemia de covid-19”, dijo el vicepresidente senior de Moody’s Gersan Zurita,
La calificadora argumentó que “las dinámicas de la deuda de los soberanos de América Latina se beneficiaron por la mayor inflación el año pasado, ya que la inflación reduce el inventario de deuda como proporción del Producto Interno Bruto (PIB) nominal y contribuye a la generación de mayores ingresos gubernamentales en términos nominales, lo que ayuda así a mejorar los déficits fiscales”.
En el caso de Uruguay, la inflación fue de 8% en 2021 y el déficit fiscal se redujo de 5,8% del PIB en 2020 a 4,2% del PIB en 2021.
Moody’s advirtió a los países de la región que “las mayores tasas de interés de las deudas soberanas reducirán el espacio fiscal en tiempos en que los precios de los alimentos y combustibles se suman a las tensiones sociales y riesgos políticos”.
¿Y en Uruguay?
El Banco Central evaluó ayer que “si bien la situación sanitaria aún afecta algunos sectores, la economía continúa en la senda de reactivación. La recuperación de la actividad, se refleja en los indicadores de consumo, inversión y exportaciones, así como en el mercado laboral”.
Pero, la inflación se ha acelerado de 8% en los 12 meses a diciembre de 2021 a 8,15% en los 12 meses a enero de 2022. Así, la suba de precios y las expectativas de analistas y empresarios están por fuera de la meta de inflación, que actualmente es de entre 3% y 7% anual (pero a partir de septiembre pasará a ser de entre 3% y 6%).
“Las expectativas de los analistas a 24 meses se ubican en un 6,6%, mientras que las expectativas de empresarios se mantienen en 8%”, añadió el Copom del BCU.
Este comité evaluó “favorablemente el escenario macroeconómico, entiende que el funcionamiento de los mecanismos de trasmisión de la política monetaria ha estado dentro de lo esperado y estima que esto se verá reflejado en las próximas mediciones de las expectativas”. Es decir, el Copom espera que las expectativas de inflación se reduzcan.
Por ello, el Copom consideró “adecuado que se continúe con los esfuerzos para alcanzar los objetivos inflacionarios” y recomendó “un incremento de la tasa de política monetaria en 75 puntos básicos hasta 7,25%, en línea con el rumbo anunciado en enero”. El directorio del BCU aprobó esa sugerencia de los técnicos y subió la tasa de interés de 6,5% a 7,25% y “anticipa otro incremento de similar magnitud en la próxima reunión del Copom (prevista para el 8 de abril), alcanzando un nivel neutral de la tasa de interés al comienzo del segundo trimestre de 2022”. Ese nivel neutral es el 8%.
La tasa neutral es aquella con la cual una economía alcanza su nivel potencial de crecimiento y la inflación converge al objetivo del Banco Central, explicó la firma de finanzas personales, Personal Sherpa.
La tasa de interés de referencia es el “precio del dinero”: señaliza el costo del crédito bancario en pesos, ya que no es otra cosa que lo que le “cuesta” a los bancos obtener liquidez a un día de plazo (de parte de otros bancos o del propio Central).
Por esa vía, se transmite al crédito a empresas y famiias en moneda nacional, encareciéndolo. Lo que se busca con ello, es frenar o moderar las presiones al alza de los precios a través de una menor demanda.
¿Hay espacio para que venga capital “golondrina”?
Una tasa de interés en pesos más alta podría abrir la puerta al “carry-trade”: tomar fondos en dólares (cuyas tasas están en nivel de 0% en Estados Unidos) para invertir en deuda en pesos. Son capitales que vienen a plazo muy corto y luego se van, por eso se llaman “golondrina”. Según la firma Personal Sherpa “la posición de inversores no residentes en Letras ha venido cayendo a pesar de los incrementos en la tasa” del BCU. Además, “la rentabilidad esperada en dólares, cálculo donde la tasa es uno de los insumos, pero no el único” tiene mejores alternativas en otros países, añadió.
El dólar interbancario cayó ayer por segunda jornada consecutiva, luego de la suba que tuvo el lunes. Así, acumula 12 caídas en las últimas 13 jornadas de operativa.
Esta vez la baja fue de 0,13% y la divisa estadounidense se negoció en promedio a $ 43,016, un mínimo en cuatro meses y medio (el 4 de octubre cotizaba en $ 42,994).
En la jornada el billete verde cotizó entre $ 42,93 y $ 43,06 para finalizar en $ 42,94. El valor de cierre cae 0,30% respecto al martes.
En lo que va del mes el dólar cae 2,58% y en lo que va del año retrocede 3,76%. Esto está en línea (e incluso baja un poco menos) con otros países de la región, salvo Argentina
A través de las pantallas de la Bolsa Electrónica de Valores (Bevsa), se realizaron 52 operaciones por un monto equivalente de US$ 22,8 millones.
Al público en las pizarras del Banco República (BROU), el dólar bajó 15 centésimos y cerró en $ 41,70 a la compra y $ 44,10 a la venta. Estos valores son mínimos desde el 29 de septiembre de 2021 cuando cotizaba en $ 41,65 y $ 44,05 compra y venta respectivamente.
Ayer, consultado por la prensa en La Charqueada (Treinta y Tres) al lanzarse las obras de un puente, el presidente de la República, Luis Lacalle Pou dijo respecto a la baja del dólar que “hay movimientos de la moneda a nivel global que nos afectan” y prometió que “algunas medidas se pueden tomar”, aunque no especificó cuáles. “Esperemos que la moneda cambie, sobre todo” para los exportadores y el turismo.
En Brasil, principal mercado de referencia cambiaría, el dólar bajó 0,48% ayer y cerró en 5,163 reales. En el mes el dólar en Brasil cae 3,63% y en lo que va de 2022 baja 7,48%.
En Argentina el dólar oficial subió 0,1% y cerró en 106,58 pesos argentinos. En febrero lleva un alza de 1,49% y en 2022 aumenta 3,76%.