¿Cómo espera el Banco Central que se comporten la actividad, los precios y el tipo de cambio a lo largo de este año?

El informe del Banco Central incorpora sus estimaciones para la actividad, la inflación y el TCR

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Banco Central del Uruguay (BCU)
Banco Central del Uruguay (BCU).
Foto: Archivo El País

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La economía uruguaya cerraría 2023 con un crecimiento menor al registrado en 2022, “para retomar expansiones similares a dicho año en 2024” (es decir, en torno a 4,9%).

Ese es el escenario que plantea el Banco Central (BCU) y “está enmarcado en un alto nivel de incertidumbre, asociado al desempeño en la región, la que actualmente mantiene desequilibrios macroeconómicos, y a la eventual prolongación de los efectos de la sequía. En menor medida pueden mencionarse rebrotes de la pandemia y la prolongación del conflicto entre Rusia y Ucrania”, añadió en el Informe de Política Monetaria correspondiente al primer trimestre y divulgado anoche.

Según el BCU, “del punto de vista de los componentes de la demanda, el crecimiento estaría impulsado en 2023 por el consumo privado, al influjo de la recuperación de la masa salarial, y la inversión privada. Mientras tanto, estarían incidiendo a la baja el ajuste del gasto público y el menor dinamismo de las exportaciones netas como consecuencia de la sequía”.

“En 2024 el consumo y la inversión privados seguirían siendo los principales motores de crecimiento, junto a la recuperación de las exportaciones netas”, agregó.

El BCU evaluó una serie de indicadores adelantados de la actividad para el primer trimestre de este año, que dan la pauta de un crecimiento interanual (respecto a igual período de 2022) en torno a 0% para todo el primer semestre.

En términos desestacionalizados (frente al período inmediato anterior), la economía saldría de la recesión en que cayó en el último trimestre del año pasado.

Así, “las exportaciones de bienes en términos constantes (sin ventas desde zonas francas) mostrarían una cierta recuperación. Con datos preliminares a marzo habrían presentado un aumento desestacionalizado en torno al 20% frente al cuarto trimestre, con una importante incidencia al alza de los cultivos. Asimismo, en el primer trimestre del año las exportaciones de servicios turísticos continuaron con su recuperación, aunque el gasto de los turistas medido en pesos constantes se ubicó por debajo del observado en los años previos a la pandemia”, marcó el informe.

“Por su parte, las importaciones de bienes de capital y las importaciones de bienes intermedios sin energéticos, tras haber mostrado un cierto descenso en el cuarto trimestre, se estabilizaría en el comienzo del año en la comparación desestacionalizada (datos preliminares a marzo)”, agregó.

En tanto, “a nivel de la industria manufacturera, el Índice de Volumen Físico (IVF) global exhibe una cierta recuperación en los últimos meses. En concreto, en el promedio enero-febrero presenta un aumento cercano a 2% desestacionalizado frente al promedio del cuarto trimestre. En la misma comparación el núcleo industrial (que excluye la producción de Ancap, UPM, Montes del Plata y Pepsico) también mostró un incremento aunque de menor magnitud que en el global”, planteó el Central.

“En los indicadores de consumo se observan algunas señales positivas. De acuerdo a datos preliminares, las importaciones de bienes de consumo sin automóviles en términos constantes aumentarían cerca de 4% desestacionalizado en el primer trimestre, mientras que las ventas de autos, presentan una cierta estabilidad en el promedio del trimestre desestacionalizado, aunque con una cierta aceleración sobre el final”, indicó.

“Adicionalmente, el Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) tuvo un importante aumento en febrero, ubicándose en niveles de moderado optimismo y en su valor máximo desde comienzos de 2015. Del lado de los servicios importados, el marcado dinamismo del turismo emisivo se mantuvo durante el primer trimestre”, agregó.

Precios y competitividad

“Afectada por el efecto de la sequía, la inflación corrige al alza en el punto de partida y en la primera mitad del horizonte de política monetaria (24 meses siguientes) y ajusta a la baja a partir de 2024, en un escenario donde la política monetaria se mantiene en fase contractiva, las expectativas reaccionan favorablemente, aunque de forma rígida, mientras que los precios administrados y la dinámica salarial evolucionan en línea con la política monetaria y las expectativas en el horizonte de política monetaria”, señaló el Central.

La inflación se ubicaría cercana a 7% (fuera de la meta del gobierno de entre 3% y 6%) a fin de 2023 y “la proyección puntual de la inflación a marzo 2025 se ubicaría en 5,3% interanual”.

En cuanto a la competitividad (medida a través del Tipo de Cambio Real), seguiría jaqueada, según las proyecciones del Central.

De hecho, al comparar el Tipo de Cambio Real (TCR) con el TCR de fundamentos, “se observa que la brecha estimada se amplió levemente en el trimestre, ubicándose en el entorno de 15% promedio de estimaciones”, remarcó el informe. Previamente esa brecha era de 12% y marca cuán alejado está el TCR de lo que indican los fundamentos.

“La brecha del TCR alcanzaría su máximo en el punto de partida (marzo 2023) y a partir de entonces comenzaría a reducirse durante todo el horizonte de política monetaria, sin llegar a cerrarse en este período”, estimó el Central. Es decir, seguirá alejado del TCR de fundamentos al menos hasta marzo de 2025 (que es hasta donde llega la estimación del informe).

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