¿Qué puede hacer el gobierno ante las mayores presiones al alza de los precios?

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Motociclista cargando nafta en una estación de servicio de Ancap. Foto: Darwin Borrelli
Motos en estacion de servicio Ancap de Florida, nota por falta de combustibles a causa del paro realizado por los trabajadores de ANCAP en defensa del servicio medico en riesgo de ser cancelado, surtidor, ND 20170612, foto Darwin Borrelli - Archivo El Pais
Darwin Borrelli/Archivo El Pais

INFLACIÓN

“La política monetaria tiene una oportunidad para actuar”, afirmó a El País el economista de CPA Ferrere, Giuliano Cantisani.

En julio el Índice de Precios del Consumo (IPC) subió 0,52%, con lo que la inflación en los últimos 12 meses se mantuvo (respecto a los 12 meses cerrados en junio) en 7,3%. Esto sumado a nuevas presiones inflacionarias del lado de los combustibles y de la carne, pueden llevar a que el Banco Central (BCU) eleve la tasa de interés de referencia y empiece gradualmente a abandonar el sesgo expansivo (para apuntalar la economía) de la política monetaria.

El dato del IPC en los 12 meses a julio, divulgado por el Instituto Nacional de Estadística ayer implicó que la inflación aún se encuentra por fuera de la meta del gobierno de entre 3% y 7% (a partir de septiembre de 2022 es de entre 3% y 6%).

En lo que va de 2021, la suba de precios es de 5,3%.

En tanto, el núcleo inflacionario (que excluye del análisis los rubros cuyos precios son muy volátiles y algunos cuyos precios son administrados por el Estado) cayó 0,12 puntos porcentuales en la medición de 12 meses y se situó en 7,93%, según el análisis del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve).

“Esta caída fue algo compensada por el incremento de la inflación residual, construida a partir de los rubros excluidos del componente tendencial, que se ubicó en 0,20% en términos mensuales y en el 5,62% en los últimos 12 meses, lo que implicó una suba de 0,19 puntos porcentuales”, indicó el Cinve.

En julio la categoría que más influyó fue la de Transporte, con una incidencia de 0,11 puntos y un crecimiento de 1,15%. De acuerdo con el INE el aumento se explica por un incremento en los precios de automóvil (+1,35%), Nafta (+3,1%), Gasoil (+3,52%) y Pasaje de avión (+1,72%).

En tanto, la categoría Alimentos y bebidas no alcohólicas incidió en 0,09 puntos del IPC y creció 0,34%. La categoría Bienes y servicios diversos tuvo el mismo nivel de incidencia (0,09 puntos), aunque aumentó 1,38%, lo que se explica fundamentalmente por alzas en Seguro de automóvil (+3,44%) y Servicio de escribano (+4,29%)”, detalló el INE.

Por último, Recreación y cultura incidió en 0,07 puntos porcentuales y subió 1,12% impulsado por un crecimiento en los precios de los clubes deportivos y los gimnasios (+3,71%).

Según el economista de CPA Ferrere, Giuliano Cantisani, “si bien el dato fue menor a lo esperado, no trajo grandes sorpresas en cuanto al comportamiento de los distintos precios”. En este sentido, indicó que el “efecto rezagado” del aumento por parte de Ancap de los combustibles en junio (el ajuste fue el 8 de ese mes, por lo que parte pegó en julio), sumado a la segunda suba que se dio en julio fue uno de los motivos que explicó la significativa incidencia de esta categoría.

“En el mismo sentido, el progresivo aumento de la movilidad y la reducción de restricciones implicó, al igual que el mes pasado, que los precios vinculados al mercado interno tuvieran una incidencia al alza significativa”, explicó Cantisani a El País. Esto es en alusión al incremento de los precios de clubes deportivos y gimnasios, “que tuvieron un aumento de casi 4% luego de haber aumentado 18% el mes pasado”.

Por otro lado, “las frutas y verduras operaron en sentido contrario al registrar la sexta caída mensual consecutiva en lo que va del año”, detalló.

Para el economista Aldo Lema, “si bien el IPC de 0,5% en julio estuvo atenuado por la baja de frutas y hortalizas, con una incidencia de -0,1 punto porcentual, parcialmente compensado por el alza de combustibles de principios de mes, la inflación subyacente (”núcleo”) mostró una (previsible) desaceleración adicional”, según consignó en su cuenta de Twitter.

“Los indicadores de inflación subyacente se mantuvieron a un ritmo mensual de 0,5% desestacionalizado y cayeron al entorno de 7,5% interanual, desde el entorno de 7,8% en junio”, añadió Lema.

Por otra parte, desde Cinve afirmaron que la inflación interanual transable (que recoge las variaciones en los precios comercializables con el exterior, por ende es más afectada por el dólar), tuvo un aumento de 0,7 puntos porcentuales en julio. Mientras que la inflación interanual no transable (aquellos que se comercian solo localmente) registró una caída en 0,8 puntos porcentuales.

Desde CPA Ferrere no esperan “grandes cambios” en lo que refiere a sus proyecciones de inflación para este año que contemplan que el indicador se ubique “levemente por encima del 7% a fin de año”.

No obstante, las miradas están puestas en el próximo miércoles cuando se realice una nueva reunión del Comité de Política Monetaria (Copom) del BCU en la que se podría determinar un cambio hacia una política monetaria más contractiva, lo que según la consultora sería “coherente con el objetivo de bajar la inflación por debajo del 6% el año que viene”.

Para agosto las presiones inflacionarias de ajustar casi 11% el gasoil y 7,6% las naftas más la suba de la carne, se harán sentir.

El BCU es el encargado de administras las reservas propias, del gobierno y de los bancos. Foto: Leonardo Mainé
Banco Central del Uruguay. Foto: Leonardo Mainé

Para lograr ese objetivo, Cantisani explicó que “es necesario subir la tasa de interés de política monetaria” desde el 4,5% actual, lo que es un nivel negativo en términos reales. La tasa actúa como el “precio del dinero”, una suba de la misma es una señal de contención para las presiones inflacionarias.

Hasta el momento, la consultora espera una “inflación descendiente para el año que viene pero por fuera de la meta”.

Sin embargo, Cantisani afirmó que comenzaron a “asignar una probabilidad mayor” a que se establezca una política monetaria “más agresiva”, lo que conseguiría ubicar la inflación dentro de la meta.

“La política fiscal y, en particular, la política salarial están alineadas con el objetivo de reducir la inflación, por lo que la política monetaria tiene una oportunidad para actuar”, afirmó el economista.

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