Redacción El País
¿Cuántas veces pensamos, “no debí hacer esa compra” o “necesito ahorrar” y luego terminamos cayendo en gastos innecesarios? Esto es parte de una mala gestión de los recursos económicos y sus repercusiones en nuestra salud mental y estado de ánimo. Para no repetir estos hábitos, en este Finanzas de Bolsillo repasaremos algunas conductas necesarias para establecer una relación clara entre los ingresos y los gastos personales. Para ello es necesario procurar distribuirlos de forma saludable ya que una buena gestión financiera repercute de forma directa en nuestra salud mental, sin generarnos preocupación ante los gastos cotidianos.
El gerente del banco HSBC, Carlos Saccone, explicó la relación entre la salud mental y la salud financiera en las personas y comenzó definiendo el bienestar: un estado en el que somos conscientes de las herramientas que podemos aplicar para afrontar las tensiones de la vida cotidiana y nuestras limitaciones en determinados asuntos.
Esa explicación la trasladó al ámbito económico y definió el bienestar financiero como parte de un control entre los ahorros, gastos e ingresos personales y sostuvo que la forma de alcanzarlo radica en una buena gestión de la economía.
Entre los hábitos cotidianos de la sociedad están cada vez más normalizados ciertos comportamientos que surgen a partir del estrés, como por ejemplo la dificultad para conciliar el sueño por pensar en pagar cuentas, administrar el dinero de todos los días y realizar actividades pendientes. Estas situaciones no solo afectan nuestra salud mental sino también el rendimiento en el trabajo y estudio.
Cuando estas preocupaciones se interponen en nuestras actividades cotidianas, suele ser agotador y resulta en pensamientos rumiantes que generan ansiedad hasta en el momento de hacer compras diarias de artículos básicos. En ese sentido, Saccone señaló que tomar buenas acciones respecto al dinero “brinda claridad y reduce la incertidumbre”.
¿Por dónde empezar?
Si bien puede resultar un tanto complejo al principio, Saccone explicó que uno de los primeros pasos para administrar la plata de forma segura y conveniente es comenzar por dialogar con nuestro círculo de confianza; intercambiar consejos y reducir el estrés que nos genera el tema.
Un segundo paso es hacer un plan de acción que podamos concretar en la práctica, este ejercicio implicaría desarrollar una capacidad de ahorro. Una forma de desarrollarlo es planificar estos gastos de forma escrita o en una planilla de cálculo, lo que nos brindará una mayor armonía y practicidad al observar los números de manera detallada.
Saccone se refirió a la población más joven y tomó como ejemplo un ingreso fijo como puede ser un sueldo o una mesada y resaltó la importancia de diferenciar en detalle esos ingresos para después administrar los posteriores gastos que tengamos durante el mes.
Saber que contamos con un ingreso fijo mensual facilita la gestión de estos recursos. Sin embargo, contar con ingresos fijos también implica tener gastos fijos, lo que aumenta aún más el estrés sobre hacia dónde definimos el dinero.
Algunas complicaciones
Uno de los puntos fundamentales, pero más difíciles de aplicar para alcanzar hábitos financieros saludables es la capacidad de ahorro. En ese camino, influyen algunos sesgos de nuestra personalidad, como la dificultad por decir que no a salidas y compromisos sociales que nos generan más gastos.
Otro de los obstáculos que puede aparecer en nuestra forma de ahorrar son los comportamientos impulsivos; no tener una planificación y posterior control de nuestras compras afecta directamente en las finanzas. Incluso, estos comportamientos sin reflexión previa pueden resultar en adicciones.
Saccone mencionó la más común entre las adicciones que afectan nuestras finanzas: la ludopatía. El trastorno por jugar en distintos sistemas y casas de apuestas afecta cada vez más al público joven; de hecho, es el más vulnerable en su capacidad ahorrativa y con menos herramientas financieras.
Al principio, apostar puede parecer indiferente en la repercusión de nuestros gastos, pero si esta conducta se repite, a largo plazo puede resultar en importantes pérdidas. Saccone explicó que esa especie de adrenalina que puede despertar el juego —y más en partidas ganadas— fomenta a jugar una vez más y termina siendo un problema si no es controlada a tiempo.
En ese sentido, señaló que al comenzar a apostar, las personas desarrollan expectativas y esperanzas por ganar, pero agregó que existe una porción de improbabilidad a largo plazo que incluso puede fomentar aún más el juego si se pierde la apuesta. En el caso de que estas conductas y adicciones afecten nuestras relaciones personales y laborales, Saccone aconsejó dialogarlas con un profesional.

Otro elemento que puede perjudicar nuestras finanzas y la capacidad de ahorro son las compras web, no tanto de artículos sino de complementos para videojuegos. La mayoría de los juegos que instalamos en el celular tienen la opción de compras dentro del mismo. Por ejemplo, se pueden comprar puntos u otras oportunidades para seguir jugando.
Esto no solo implica un mayor gasto de dinero sino que a través de estas compras también nos exponemos a potenciales ciberataques y fraudes por el registro de tarjetas dentro de estos juegos.
Por otra parte, Saccone también destacó la solicitud de préstamos personales a instituciones financieras como parte de otro de los obstáculos a la hora de ahorrar. Para evitar mayores complicaciones, es necesario llevar un registro de las cuotas e intereses de los mismos.
Estas conductas influyen de forma directa en nuestra salud mental posterior al gasto donde nos empezamos a cuestionar si realmente era necesario o qué pasará con nuestro dinero en el futuro. Estos pensamientos intrusivos alimentan aún más nuestra ansiedad y el estrés por concentrarnos tanto en las actividades cotidianas como a la hora de hacer compras.
Logra una mejor gestión del dinero
Desarrollar el hábito de administrar nuestros ingresos mensuales o semanales puede ser difícil de comenzar y mantener en el tiempo, más aún si estos no son fijos y no contamos con el mismo dinero todos los meses.
Para gestionar esto debemos comenzar por contar en detalle los ingresos y gastos que sabemos tendremos que cubrir. Realizar un presupuesto específico sobre a dónde irá nuestro dinero en el mes resulta fundamental para luego saber con qué fondos contamos disponibles para ahorrar o cubrir cualquier imprevisto que pueda surgir.

El primer paso para sostener esta conducta es pagar nuestros gastos fijos en tiempo para evitar recargos: electricidad, alquiler, agua, entre otros. Luego de ello, sabremos con qué dinero contamos para destinar a otras compras o actividades.
Una de las conductas que debemos procurar mantener es sobre el dinero destinado a ocio: gastarlo en actividades o cosas que realmente nos reconfortan y generan diversión ya que de esta manera, evitaremos caer en gastos innecesarios. Calcular los riesgos de algunas conductas impulsivas también es importante para no arrepentirnos de algunas compras.
Tener objetivos claros y dentro de nuestras posibilidades, destinar un dinero fijo mensual a un fondo de ahorro es fundamental para tener una conducta sólida en nuestras finanzas. Marcarnos objetivos de ahorro puede funcionar como motivación a largo plazo y generarnos una mayor satisfacción.
¿Cómo realizar compras de manera segura?
El Banco Central del Uruguay (BCU) en su guía de herramientas financieras recomienda reflexionar bien antes de comprar un producto o servicio. ¿Lo necesito? ¿Me sirve? ¿Me conviene? Es fundamental responder estas preguntas con cuidado para no caer nuevamente en gastos innecesarios.
Si finalmente vamos a adquirir algo, lo más importante a la hora de realizar la compra es proteger nuestra información y datos personales. Proteger nuestra documentación financiera al usarla en internet, servicios de mensajería o lugares públicos es sustancial para no sufrir ataques o posibles fraudes.
Sin embargo, a veces no alcanza con mantener en privado esta información. En el caso de sospechar posibles movimientos fraudulentos, el BCU recomienda reportarlo de forma inmediata a nuestra institución financiera.
Si bien a través de las operaciones por internet solemos estar más expuestos a sufrir posibles ciberataques, las compras que realizamos de forma presencial también requieren especial cuidado. Una de las recomendaciones para este tipo de movimientos es nunca entregar la tarjeta y tenerla siempre en nuestro poder. De esta manera, evitaremos posibles clonaciones o movimientos sospechosos no autorizados.