La historia del conflicto de Fábricas Nacionales de Cerveza (FNC)finalmente ha llegado a su fin, ya que hace unas horas los trabajadores aprobaron en asamblea el preacuerdo laboral firmado entre la empresa y el sindicato en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) el pasado viernes. El mismo establece que la planta de Minas reabrirá en agosto (aún sin fecha concreta de apertura), con menos personal, según informó a El País Fernando Ferreira, presidente de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB).
En este caso, el Poder Ejecutivo elaboró una propuesta que fue aceptada por las partes. La misma establece que se mejorarán las condiciones actuales de los trabajadores y permitirá que la cervecería de minas siga operando a partir del mes anteriormente mencionado.
Cabe destacar que la resolución del conflicto fue bastante rápida, ya que el mismo se hizo visible (al menos ante la opinión pública) el pasado 10 de mayo, cuando la FNC comunicó el cierre “definitivo” de su planta de Minas (Lavalleja) en un comunicado.
Hasta el momento, 150 trabajadores de la empresa están en seguro de desempleo por una parada de mantenimiento y por “sobrestock de cerveza”, según informó la empresa hace unas semanas. En este sentido, el plan de la FNC consistía en concentrar la producción en la planta de Montevideo, con el fin de encontrar mayor eficiencia.
El impacto del posible cierre de la planta fue grande, ya que FNC forma parte de la multinacional AmBev (una de las mayores del mundo en este rubro) y acapara más del 70% del mercado de cerveza en Uruguay. Sumado a esto, el conflicto escaló en pleno año electoral. Además, se les sumó la arista de que el gobierno busca fomentar a Uruguay como polo innovador de atracción de inversiones extranjeras.
De hecho, el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, anteriormente habló directamente sobre el asunto, manifestando que “le toca a este gobierno resolverlo” y lo encargó al titular del MTSS, Mario Arizti.
Factores principales del cierre de la planta de Minas
FNC fundamentó el cierre en “cuatro factores principales: la creciente importación de latas de bajo costo que llegan a valores imposibles de igualar con las condiciones vigentes en Uruguay para la industria nacional; los altos costos de producción de Uruguay en comparación con otros países de la región; la menor escala de producción local y baja productividad; y la presión fiscal que es especialmente distorsiva en cervezas retornables”.
Las reacciones ante este hecho no tardaron en llegar, por lo que la empresa finalmente anunció la reapertura tras varias reuniones con autoridades nacionales y presiones por parte del sindicato para volver a operar y trabajar.
Sin embargo, Arizti ya aclaró a El País que no se reintegraría el total de la plantilla, sino el 60% de la misma. Y el “nuevo esquema” al que hace referencia la empresa, se trata básicamente de retiros incentivados, para reducir el número de personal.
Por su parte, Ferreira, ya había declarado a El País que, además de un ofrecimiento de un plan de jubilaciones y prejubilaciones, los retiros incentivados consistían en el despido legal más seis sueldos como “gratificación extraordinaria”.
Todo indica, en este caso, que la planta de Minas volverá a abrir sus puertas en agosto con el nuevo esquema planteado por el MTSS y aceptado por el sindicato de trabajadores de la FNC.