¿Por qué si la suba de precios no se aceleró todavía hay una “señal de alerta”?

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Feriantes. Foto: Leonardo Mainé.
Feriantes usando mascarillas, o tapabocas, en puesto de frutas y verduras durante la cuarentena volutaria por pandemia de coronavirus Covid19 en feria de la ciudad de Montevideo, ND 20200324, foto Leonardo Maine - Archivo El Pais
Leonardo Maine/Archivo El Pais

DATO Y ANÁLISIS

De acuerdo con los datos divulgados ayer por el INE, los precios crecieron 0,49% en abril, mientras que las proyecciones de analistas estimaban una suba de 0,79% para el mes.

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En los 12 meses cerrados a abril, la inflaciónfue de 9,37%, es decir que aún sigue por fuera de la meta establecida por el gobierno, de entre el 3% y el 7% y que a partir de septiembre de 2022 pasa a entre 3% y 6%.

Si bien el indicador se mantuvo estable con respecto al mes anterior -cuando había sido 9,38% en los 12 meses cerrados a marzo-, el dato mensual de abril fue bastante menor al esperado por los analistas, según la mediana de la Encuesta de Expectativas del Banco Central (BCU). De acuerdo con los datos divulgados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los precios crecieron 0,49% en abril, mientras que las proyecciones de analistas estimaban una suba de 0,79% para el mes.

La economista y socia de Exante, Florencia Carriquiry dijo a El País que el dato de abril fue menor al esperado “esencialmente” debido a la caída del 5,5% que registraron los precios de frutas y verduras, los cuales “restaron 2,5 décimas al registro mensual”.

Al analizar el dato de inflación desagregado por categorías, Alimentos y bebidas (sin carne) fueron los que tuvieron una mayor incidencia (0,25 porcentuales). “Se sigue reflejando la firmeza de los precios del trigo y la soja en los mercados internacionales”, indicó el economista del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), Ignacio Umpiérrez.

En tanto, la contribución negativa de los rubros Frutas y Verduras y Carne estuvo explicada, según Umpiérrez, por la “reversión del efecto de la sequía en los meses anteriores y la exoneración de IVA al asado de tira”, una medida impulsada por el gobierno.

“Adicionalmente, sigue teniendo una incidencia relevante el aumento de combustibles dada la evolución del petróleo en el mundo y comienzan a visualizarse efectos de segunda ronda (subas de salarios para evitar la pérdida de poder adquisitivo) en rubros no transables: restaurantes y cafés así como transporte metropolitano”, dijo el economista del CED.

En relación al núcleo inflacionario (que excluye del análisis los rubros cuyos precios son muy volátiles y otros cuyos precios son administrados por el Estado), desde el CED señalaron que el indicador aumentó dos décimas en términos interanuales (frente a igual mes del año anterior) y se ubicó en 9%.

De acuerdo con Umpiérrez, “eso da cuenta de cierta aceleración de las presiones inflacionarias más genuinas de la economía”, por lo que implica “una señal de alerta, teniendo en cuenta que la economía está atravesando un proceso de sólida recuperación y que se avecinan aumentos salariales y correctivos de importante magnitud”.

En línea con esto, el economista de CPA Ferrere, Giuliano Cantisani dijo que la inflación tendencial (el núcleo) “mostró un aumento superior al esperado”. Por lo que si bien “una primera mirada podría resultar más alentadora, al hilar más fino se observa un aumento de las presiones inflacionarias subyacentes”.

El Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) dijo que en términos mensuales, el núcleo inflacionario se ubicó en 0,9%, “encontrándose actualmente en 8,9%”.

En tanto, en lo que refiere a la inflación residual ( compuesto por los rubros excluidos del núcleo), “arrojó una deflación mensual de 0,5%, debido a caídas en los precios de las carnes, frutas y verduras. De esta manera, la inflación interanual residual se situó en 10,8%, 0,6 puntos porcentuales por debajo del nivel de marzo”, destacó.

Expectativas

Desde PwC, el economista Ramón Pampín indicó que de cara a los próximos meses se sigue visualizando “un escenario de inflación importada”. Por delante habrá “tres meses con expectativas de cierta aceleración en el registro inflacionario -y sobre todo en la inflación subyacente- para luego ceder algo en el segundo semestre”, explicó.

En el CED mantienen la perspectiva de que en mayo se alcanzará el máximo de la inflación en el año, para luego comenzar a ceder y ubicarse en torno a 8,2% a fines de 2022.

En la misma línea, en Exante estiman que “la inflación tendería a moderarse, cerrando el año algo arriba del 8%”, según Carriquiry.

Por su parte, la gerenta de Consultoría Económica en Grant Thornton, Sofía Harguindeguy, dijo que las presiones inflacionarias sobre las materias primas “estarán presentes en todo lo que resta del año” y dijo que “el contexto de incertidumbre internacional se mantiene”. En este sentido, mencionó “dos grandes factores de riesgo internacional”, por un lado la guerra entre Rusia y Ucrania, y por otro lado, la situación económica de China, cuya desaceleración se consolida.

Medidas “razonables” y otras “poco efectivas”

Pese a que Uruguay “no tiene control” sobre las presiones inflacionarias externas, Harguindeguy de Grant Thornton señaló que las medidas del gobierno “deberían estar enfocadas en mitigar los efectos que podría generar la inflación”. En ese sentido, dijo que deberían ser “medidas que no sean contradictorias en sus señales, y que si buscan mitigar impactos en la población, que lo hagan de forma focalizada para los más vulnerables”.

A iniciativa del líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, el martes la Cámara de Senadores aprobó una minuta de comunicación que propone al Poder Ejecutivo quitarle el IVA a 19 alimentos durante seis meses. Sobre esa medida, la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche dijo ayer que “cuando uno está en el lugar que tiene que tomar decisiones y que sean sostenibles en el tiempo, no se puede hacer ‘dedo para arriba, dedo para abajo’ en un minuto, se tiene que sentar y analizar”, y señaló que se trabaja para dar “respuestas concretas” en los “próximos días”.

En relación al efecto económico de medidas como la exoneración del IVA a determinados productos, Umpiérrez del CED, dijo que “suele ser limitado, muy transitorio y poco efectivo” porque “afectan el nivel de (algunos) precios y no son claramente medidas (macroeconómicas) antiinflacionarias”. Además, señaló que esas medidas “no serán permanentes y ni siquiera tendrán un efecto por única vez” sobre el Índice de Precios del Consumo (IPC). En tercer lugar, dijo que “su impacto será acotado dado su poco peso relativo en la canasta y la alta probabilidad de que dichas exoneraciones no se trasladan completamente al precio de venta final”.

Finalmente, el economista señaló que “implican renuncias fiscales poco focalizadas por ingresos, lo cual las vuelve poco eficientes y en algunos casos regresivas. En definitiva, agregan más distorsiones a la formación de precios”.

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