Tareas domésticas en las parejas: ¿Cómo influyen los ingresos económicos y el género?

Una investigación del Instituto de Economía (Iecon) analizó cómo los recursos, y específicamente los ingresos de hombres y mujeres, se relacionan con la asignación de tiempo de una pareja a las tareas domésticas.

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Un estudio económico realizado por tres uruguayos, analizó la distribución del trabajo remunerado y no remunerado al interior de los hogares en cinco países de América Latina, incluido Uruguay y evaluó cómo los recursos, y específicamente los ingresos de hombres y mujeres, se relacionan con la asignación de tiempo de una pareja a las tareas domésticas.

“Partiendo de la idea de que las diferencias en el tiempo dedicado a las tareas domésticas están relacionadas con las disparidades de género en poder y recursos dentro de las familias, exploramos la relación entre los ingresos y la asignación de las tareas domésticas dentro de las parejas en América Latina”, explicaron los investigadores del estudio y remarcaron que su objetivo fue “analizar el papel que juegan los ingresos en cómo los cónyuges deciden el tiempo que dedicarán a las tareas del hogar”.

En base a encuestas de uso de tiempo en Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay, el trabajo realizado por Verónica Amarante, Cecilia Rossel y Federico Scalese —del Instituto de Economía (Iecon)—, encontró que una mayor participación femenina en el ingreso laboral se relacionó con menores horas dedicadas a las tareas domésticas. Esto, “con disminuciones muy significativas en las horas semanales en todos los casos”, señaló el estudio.

La creciente participación de las mujeres en los ingresos laborales, “solo se asoció con un mayor trabajo doméstico masculino en Chile y Uruguay, con un impacto menor que el estimado para las mujeres”, encontró la investigación.

En tanto, en Colombia y México, la dedicación masculina a las tareas domésticas no estuvo significativamente relacionada con una mayor proporción de los ingresos de las mujeres, mientras que en Perú sí presentó una asociación negativa.

De acuerdo con la investigación —la cual se restringió a familias con dos padres y al menos un hijo, en las que los cónyuges tienen entre 25 y 64 años—, en todos los países analizados, los aumentos de los ingresos absolutos de las mujeres “están relacionados con la disminución de las horas dedicadas” por ellas “a las tareas domésticas, y los ingresos de sus parejas no parecen ser relevantes. En el caso de los hombres, no se detectó un patrón claro de asociación con los ingresos propios o de la pareja”.

La investigación puso a prueba tres principales teorías sobre los ingresos y las tareas del hogar: dependencia, neutralización de la desviación de género y autonomía.

Las tres teorías de recursos y género

La investigación se basó en analizar tres teorías vinculadas con los recursos, ingresos, las tareas domésticas y el género: la teoría de los recursos relativos o de la dependencia, la teoría de la exhibición de género o desviación de género y la teoría de la autonomía.

La primera, de la “dependencia”, puede vincularse a la idea de un proceso de intercambio y, por tanto, a la teoría de la negociación económica. Propone una relación inversa simple entre la participación de la pareja en el ingreso total de la pareja y el tiempo dedicado al trabajo doméstico. El socio con menores ingresos compensa al otro haciendo más tareas domésticas. Este enfoque es neutral en cuanto al género, ya que el tiempo que la pareja dedica a las tareas domésticas varía inversamente con la proporción, independientemente del género.

La segunda, refiere a que las personas con ingresos relativos inusualmente altos o bajos para su género lo compensan exagerando su desempeño en las tareas domésticas normativas de género. Según esta teoría, los hombres con ingresos inusualmente bajos dedicarán menos tiempo a las tareas domésticas que otros hombres, tendiendo a negarse a realizar las tareas domésticas rutinarias (la hipótesis de la “exhibición de género”). Cuando no sólo los hombres, sino también ambos miembros de la pareja, adoptan comportamientos más tradicionales de género para compensar el sustento femenino, esta hipótesis se convierte en la “neutralización de la desviación de género”.

En tanto, la teoría de la autonomía plantea que los ingresos de las mujeres determinan la cantidad de tiempo que dedican a las tareas domésticas (”su tiempo, su dinero”). La razón más probable de la importancia de los ingresos es que, en lugar de negociar con sus parejas las tareas domésticas, las mujeres pueden reducir su tiempo de trabajo doméstico comprando sustitutos del mercado con sus propios ingresos.

En ese sentido, otros de los hallazgos de la investigación fue que en términos generales, la hipótesis de neutralización de la desviación de género (que consiste en que ambos miembros de la pareja, adoptan comportamientos más tradicionales de género para compensar el sustento femenino), “no fue un patrón generalizado en la región”.

En los cinco países analizados, entre el 9% y el 14% de los hogares seleccionados estuvieron compuestos por personas con ingresos iguales (definidos como aquellos hogares donde la participación femenina representa entre el 45% y el 55% de los ingresos totales). “Como era de esperar, los hogares sustentados por un hombre” fueron una parte importante de la muestra de parejas (entre el 25% y el 40% de los hogares incluidos en el estudio), mientras que los hogares sustentados por una mujer representaron entre el 6% y el 10% de los hogares, dependiendo del país. Finalmente, los hogares que dependen únicamente de los ingresos de las mujeres representaron una proporción menor de la muestra de parejas (entre el 3% y el 4%).

“Aunque no podemos desentrañar los patrones de causalidad, nuestros resultados sobre la importancia de los recursos monetarios de las mujeres son información relevante para el diseño de políticas y resaltan los vínculos cruciales entre el desempeño del mercado laboral y la equidad de género dentro del hogar”, señaló la investigación.

“Cambiar la distribución desigual del tiempo no remunerado dentro de las parejas parece no ser compatible con los altos índices de dependencia en términos de ingresos que muestran las mujeres en América Latina. La idea de que el empoderamiento económico debe considerarse un punto de entrada a otras dimensiones del empoderamiento lleva a la importancia de políticas que promuevan el acceso de las mujeres al empleo, es decir, políticas activas del mercado laboral pero también de cuidado infantil y otras políticas familiares”, manifestaron los investigadores.

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