La "tregua" que busca Argentina para frenar la inflación y un acuerdo "simbólico"

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Sergio Massa, ministro argentino de Economía
Sergio Massa, ministro argentino de Economía.
Foto: AFP

SUBA DE PRECIOS 

El gobierno busca congelar los precios de unos 2.000 productos de consumo masivo para frenar el alza inflacionaria.

La inflación en Argentina se encamina a cerrar el año con un alza en torno al 100%. Pese al atraso deliberado del tipo de cambio oficial y a la postergación de los incrementos previstos en las tarifas de electricidad, gas y transporte, el alza generalizada de los precios no cede.

Luego de tocar el pico del 7,4% en julio, la inflación se mantuvo por arriba del 6% en los meses siguientes.

“Para lo que resta del año proyectamos una inflación más cerca del 7% mensual que del 6%. Además del ritmo muy alto al que crecen los precios, la tasa de devaluación del tipo de cambio oficial también ya está por sobre el 6%. Toda la economía está corriendo a una tasa muy elevada con lo que prevemos que la inflación cerraría el año por arriba del 100%”, dijo a El País la economista María Castiglioni, directora de C&T Asesores Económicos, en Buenos Aires.

Hacia adelante, hay varios factores que amenazan con complicar los esfuerzos del gobierno para moderar el alza inflacionaria.

Por un lado, el impacto de la sequía que afecta a la cosecha de trigo podría impulsar los precios de la harina y de otros productos de la canasta básica, como el pan y los fideos. Según las últimas estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, la producción de trigo pasaría de 23 millones de toneladas recolectados en la última campaña a 13,7% millones en la actual, una caída superior al 40%.

A eso se suman los previsibles efectos delcreciente bloqueo sobre las importaciones tras la entrada en vigencia a inicios de este mes del Sistema de Importaciones República Argentina (SIRA), un nuevo esquema para la aprobación de las compras al exterior.

En los últimos días vienen creciendo los reclamos de sectores industriales que no pueden acceder a divisas para concretar importaciones.

Ante la escasez de dólares para hacer frente en los próximos meses a los pagos de deuda, demanda de divisas por turismo y regularización de la deuda comercial acumulada por los importadores, todo indica que el grifo se irá cerrando aún más.

Sergio Massa, Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Foto: AFP.
Sergio Massa, Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Foto: AFP.

Sin acceso a dólares, los precios de una creciente cantidad de bienes e insumos importados se irán ajustando de acuerdo a la cotización de los dólares alternativos, que hoy están cerca de un 80% por encima del tipo de cambio oficial.

“Con el nuevo esquema se restringen más las importaciones y, dado que se reducirá la oferta disponible, podría haber un alza de precios adicional para adecuarse al nuevo escenario. Ese factor, sumado a los aumentos de tarifas postergados y al riesgo latente de un cimbronazo cambiario, pone más presión sobre las expectativas de inflación en los próximos meses”, dijo a El País el economista Sebastián Menescaldi, director asociado de la consultora EcoGo, en Buenos Aires.

unos 2.000 productos

Congelamiento de precios a la vista

Frente a una inercia difícil de frenar y nuevos factores que amenazan con impulsar aún más a la inflación en los próximos meses, el ministro de Economía, Sergio Massa, busca una tregua mediante un congelamiento de precios de unos 2.000 productos de consumo masivo.

El plan llamado “Precios Justos”, que aún está en etapa de negociación con sectores empresariales, incluiría el congelamiento por cuatro meses a partir del 15 de noviembre de los precios de alimentos, bebidas, productos de higiene personal y de limpieza.

En todo caso, el lanzamiento de esa iniciativa no solo busca responder a las demandas de la sociedad para poner un freno al alza continua de los precios, sino también a las crecientes presiones dentro de la coalición de gobierno.

A fines de septiembre, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner hizo público su primer llamado de atención a la gestión de Massa cuando reclamó al ministro que disponga una “intervención más precisa y efectiva” en el sector de los alimentos luego de que el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) informara un aumento de la indigencia al 8,8% de la población en el primer semestre del año.

"No creo que un congelamiento pueda tener mucho efecto para frenar la inflación”, dijo Menescaldi.

Con la inflación como principal preocupación de los argentinos según lo que marcan la unanimidad de las encuestas, el oficialismo sabe que sin, al menos, una desaceleración del aumento de los precios en los próximos meses, las probabilidades de éxito en las elecciones presidenciales de 2023 se reducirán en forma notoria.

No obstante, hasta ahora las urgencias del gobierno vienen chocando con la resistencia de los empresarios del sector de alimentos, quienes se niegan a congelar precios en un contexto de inflación tan elevada.

argentina en cuarto lugar

El podio de los países con mayor inflación

Según un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), con una suba de los precios al consumidor del 95%, Argentina terminará el año 2022 cuarta en el ránking de inflación global, detrás de Zimbabwe (547,3%), Venezuela (220%) y Sudán (126,5%). Le siguen Turquía (73,5%) y Sri Lanka (69,8%).

Sin embargo, según consignó La Nación, el organismo internacional estima que el año que viene, Argentina desplace a Sudán para pasar a ocupar el tercer lugar del podio, con una proyección del 60%. 

De hecho, el reclamo del gobierno para que las empresas estampen el precio acordado en el envase de los productos por el tiempo en que esté vigente el congelamiento ya fue descartado por los empresarios.

“Para que pueda mantenerse un producto con un precio congelado por cuatro meses ante un ritmo de inflación que corre al 6%, los precios seguramente subirán antes del acuerdo. En este contexto, no creo que un congelamiento pueda tener mucho efecto para frenar la inflación”, dijo Menescaldi.

Argentina terminará este año con la tasa de inflación más alta desde la salida del proceso de hiperinflación en 1991. El panorama no luce mejor para el año próximo.

Según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) –una recopilación que promedia las proyecciones de consultoras y bancos-, la inflación del 2023 sería del 90,5%.

Frente a esas perspectivas, Massa apela, por un lado, a un clásico ajuste que incluye desde recorte de gastos –incluso en áreas sensibles como educación- hasta una fuerte alza de las tasas de interés.

En paralelo, el ministro atiende a las necesidades políticas del oficialismo y apura un acuerdo de precios con el objetivo de lograr, al menos, una desaceleración temporaria del ritmo de la inflación a niveles en torno al 3% mensual hacia mediados del año próximo, cuando ya esté desatada la campaña electoral.

"Será un acuerdo muy simbólico", dijo Castiglioni.

“Con el congelamiento de precios que intenta establecer, el gobierno busca más que nada mostrarle a la sociedad que está haciendo algo frente a la inflación. De todos modos, aún si lograra acordar con las empresas ese congelamiento, será un acuerdo muy simbólico y con un salto previo de los precios que se van a congelar. Sin un plan de estabilización fuerte, avalado por todos los sectores del gobierno para generar un cambio en las expectativas, será muy difícil frenar la inflación en los próximos meses”, dijo Castiglioni. 

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