EJECUTIVOS
El comunicador y empresario argentino habló en la Mega Experiencia Endeavor dijo que los logros y la fama para las nuevas generaciones duran lo que un "Alka-Seltzer"
Eterno rebelde de la televisión y radio argentina, Mario Pergolini(57) ha madurado como un empresario con una mirada aguda —muchas veces mordaz— sobre esa industria, donde tiene proyectos, y un emprendedor en tecnologías aplicadas a audiencias y medios, inteligencia artificial y redes neuronales.
El creador del irreverente periodístico CQC cree en la capacidad del emprendedor de sobreponerse a los tropiezos. «La mayoría (de los proyectos) son fracasos; goles metés muy pocos. Y hay vidas que terminan empatadas», graficó a través de una analogía futbolera Pergolini, que renunció recientemente a la vicepresidencia de Boca.
De su experiencia en televisión, pero también de su trayectoria en los negocios, extrajo como lección que «trabajar con tu propia vanidad no es fácil». «Cuando la pegás una vez y con algo grande —los Globant, los Mercado Libre— supongo que en algún momento dirán ‘a mi no me va a fallar nada’, y después el fracaso lo vivís como un sopapo fuerte».
El conductor y empresario dejó varias reflexiones durante la entrevista vía Zoom que le realizó el martes el filósofo y comunicador Facundo Ponce de León en el marco de la Mega Experiencia Endeavor.
Pergolini recordó que emprender con una idea prometedora no siempre asegura el éxito, al menos no de inmediato. En 2011 creó Vorterix, un proyecto que integra una radio online, una plataforma que transmite recitales y shows, y un teatro. La idea, a contracorriente de la radio tradicional, resultó muy rupturista para la época. «Si el VAR registra de vuelta esa jugada, estaba adelantado. Y a veces estar adelantado es lo mismo que estar atrasado, no tiene sentido estar adelante cuando nadie entiende», concedió.
Su método emprendedor consta de tres pilares. El primero es la curiosidad, aunque hizo una salvedad: «Tiene una desventaja, porque te aburrís muy rápido de lo que estás haciendo y ya querés hacer lo nuevo que estás pensando». El interés por la tecnología también lo ha impulsado a desarrollar proyectos. El tercer componente es su falta de melancolía. «No tengo esa cosa que me ata a que lo que voy haciendo tenga que hacer que ese equipo siga para toda la vida», señaló Pergolini. El «no extrañar demasiado para atrás» le ha simplificado la tarea de iniciar un nuevo proyecto. Por eso dice que «las cosas nuevas no las podés hacer comúnmente con la misma gente, porque si no vas a hacer los mismos productos».
Emprender lleva a experimentar cierta «soledad», afirmó Pergolini, que en su carrera ha sido jefe de sus amigos. Ese rol le ha impuesto tomar decisiones que no fueron «agradables» para velar por el negocio.
Subirse al tren
Cuando Pergolini era joven y tenía que hacer un pitch ante ejecutivos veteranos de medios veía una gran brecha generacional con esos interlocutores que no estaban «muy dispuestos a darle pelota» a los jóvenes. Hoy, con casi 60 años, nota un cambio radical donde «el gerente puede tener veintipico y tiene que entender al de 50».
De los jóvenes aprecia su «fuego» para defender sus ideas y, aunque tengan intereses distintos a los de su generación, entiende que esa pasión es «auténtica y original». Al joven «no lo ves como un padre, lo ves como un par».
Pergolini contó que más allá de lo buenas que puedan ser las ideas que le presentan, valora y «respeta al que rompe la barrera» y lo espera en la puerta de la radio para captar su atención en pocos segundos. Es de no tener reuniones muy largas -lo que se ha visto facilitado por la tecnología-, se apoya además en aceleradoras e incubadoras y en un puñado de personas de su confianza.
Antes eras famoso o te iba bien por más tiempo, hoy no es tan así, durás cuatro o cinco años. Es una generación Alka-Seltzer, hace shhh y se va"
De su lado aporta experiencia para ayudar a desarrollar las ideas que le entusiasman. «Vienen muchos trenes de tecnología, no me puedo subir a todos o creer que todos van a ser bitcoin, unicornios o una gran idea», subrayó.
Cuando lidera un proyecto trata de acercarse a gente con éxito probado. También es de ver si otros emprendedores en el mundo están haciendo algo similar a su idea y busca contactarlos. «No encontré gente que se asustó y dijo ‘encontré un competidor’, sino que dijeron ‘encontré un socio’».
Su visión pone al éxito como algo momentáneo y difícil de sostener. La caída puede ser dura de asimilar. «Creo que esta generación tiene un grave problema ahí. Antes eras famoso o te iba bien por más tiempo, hoy no es tan así, durás cuatro o cinco años. Es una generación Alka-Seltzer, hace shhh (el ruido de la efervescencia) y se va», sentenció.
A Pergolini más que las tendencias, le preocupa cómo los países se posicionan con vistas al desarrollo y el «sesgo» que las grandes empresas de tecnología están dando en áreas como la IA. Allí detecta un problema: «nuestros países están perdiendo un momento en donde podríamos estar educando de otra forma».