No está presente en la ganadería regional prácticamente desde 1995, pero sigue siendo un factor que limita el comercio. El virus del tipo C, sigue siendo el principal factor limitante del ingreso de ganado bovino vivo procedente de Uruguay a Brasil. El protocolo sanitario necesario para el intercambio de ganado en pie en ambos sentidos, está aprobado, pero el Departamento de Defensa Animal del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca de Brasil exige la aplicación de la misma vacuna trivalente (protege de los virus A, O y C) que se usa internamente. La Dirección General de Servicios Ganaderos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay, se niega a aplicarla, porque considera que el virus C está erradicado (por eso en la ganadería uruguaya se usa vacuna bivalente contra A y O).
"Brasil está abierto para el ganado en pie uruguayo, en tanto se cumpla con los requisitos impuestos para el tránsito de animales, no hay ninguna restricción si se cumple con ellos", aseguró el Dr. Joao Caballero, director del Departamento de Defensa Animal del Ministerio de Agricultura de Brasil, para quien ya "no hay nada para discutir".
El jerarca explicó que su país "tiene una normativa interna para el movimiento de animales interestadualmente. Deben estar vacunados con dosis trivalentes y la inmunización sólo vale por 6 meses. Eso es lo que le estamos exigiendo a Uruguay".
Caballero insistió en que no hay misterios en las exigencias y consideró que "el uso de una vacuna trivalente no es impedimento para que se lleven adelante las negociaciones, por más que el virus C no esté presente en la región desde 1995". En ese sentido insistió en que Brasil "tiene un parque industrial que produce más de 500 millones de dosis antiaftósicas y esas dosis pueden ser muy bien usadas por Uruguay para los animales que exporte".
No habrá marcha atrás en la exigencia porque, según el entrevistado, "no podemos confrontar con la legislación brasileña establecida para el tránsito interno de animales". Sin embargo, admitió que "se puede discutir si esa vacuna trivalente se puede aplicar cuando los animales lleguen a la frontera".
Hasta el momento, la puerta de vaivén sólo se activó en un sentido. Sólo un lote de terneros para el campo ingresó a territorio uruguayo y son seguidos detenidamente por la División de Sanidad Animal del MGAP. La normativa interna establece que los animales sean vacunados en la carretilla izquierda con la marca de Sanidad Animal y sean controlados hasta la faena, no pudiéndose industrializar en plantas habilitadas para la exportación. Por el momento, Brasil tiene vedado los mercados de Estados Unidos y Canadá y si esos animales se volcaran a un frigorífico exportador, Uruguay podría perder las habilitaciones.
El MGAP recibió algunos pedidos de frigoríficos uruguayos dedicados al abasto, para importar ganado en pie de Brasil, aprovechando la coyuntura de precios favorables, pero por el momento la iniciativa sigue esperando la dilucidación del problema para que pueda operarse. Contrariamente, sí autorizó la importación de 200 toneladas de carne con hueso de Brasil, procedente de animales criados en Río Grande del Sur, que tiene el mismo status sanitario que Uruguay, para ser volcada por el Matadero Solís al abasto interno.
Programa para Bolivia costará U$S 7 millones
El Plan de Emergencia de Fiebre Aftosa en Bolivia fue aprobado por unanimidad en la IV Reunión del Comité Veterinario Permanente del Cono Sur (CVP) y tendrá un costo de alrededor de U$S 7 millones, insumiendo entre otras acciones la vacunación e identificación de 5 millones de cabezas bovinas.
La nueva estrategia fue diseñada en base a propuestas hechas por las autoridades del boliviano Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria (Senasag) y a las recomendaciones de una mi- sión técnica regional, que contó con la ayuda del Centro Pana- mericano de Fiebre Aftosa (Pa-naftosa).
Para la región del Mercosur, más Chile y Bolivia, es más barato hacer acciones conjuntas atacando la fiebre aftósica en las zonas donde es endémica (donde se dan focos esporádicos), que pagar las consecuencias que imponen los mercados al conocer el problema, aunque el exportador tenga un buen estatus sanitario y nada que esconder.
Según precisó el Dr. Recaredo Ugarte, presidente del CVP, "el Consejo Agropecuario del Sur, que componen los ministros de los 6 países (Chile, Uruguay, Argentina, Paraguay, Brasil y Bolivia), tendrá que aportar alrededor de U$S 3.000.000.
El sector oficial de Bolivia deberá poner U$S 730.000 y los ganaderos U$S 3.127.600".
Varias de las acciones propuestas por el plan, ya están siendo ejecutadas en Bolivia.
Entre las más importantes, figura la vacunación e identificación del ganado bovino y restricciones para el movimiento de los animales.
El Plan de Emergencia y las estimaciones de funcionamiento, serán elevadas hoy al Consejo de Ministros del Mercosur, que se reunirá en Montevideo, quien tendrá en sus manos el futuro sanitario regional.
Ambos tiran y no aflojan
La ley 16.081 forma parte de la legislación uruguaya vinculada con el combate y control de la fiebre aftosa. Las normativas vigentes prohíben la fabricación de vacunas en el país y, más estrictamente, la tenencia de virus vivo. En Uruguay sólo se inmuniza a los ganados bovinos contra los virus A y O, que son los que han venido actuando en la región durante las últimas epidemias y se considera erradicado el tipo C. Brasil exige que los ganados que se exporten vivos desde Uruguay sean vacunados en origen con dosis trivalentes, tal como se hace en su país, y la Dirección General de Servicios Ganaderos del MGAP se niega rotundamente. Tener que inocular los animales con ese tipo de vacuna, por lo menos dos veces, implicaría tener que dejar pasar dos períodos antes de que, por ejemplo, vacas Holando puedan ser exportadas. Por ahora, sigue el tira sin afloje de ambos lados.