Pasaron 35 años desde que, en 1989, Soraya Fernández inauguró su primera peluquería en la calle Brandzen. El inicio no fue resultado de una inspiración específica, sino de una serie de eventos que se dieron naturalmente. "A los 18 años trabajaba en una tienda de ropa, cerca de ahí había una escuela de peluquería. Desde siempre me interesó mucho la belleza y la estética, entonces un día decidí anotarme y probar", contó Soraya. Así comenzó su camino. Asistía a clases durante sus descansos, y su dedicación fue tal que, tras un año, fue contratada por la misma escuela.

A los 25 años, decidió abrir su propio salón que llevaría su nombre. Con un presupuesto limitado y mucha determinación, transformó un garaje de Cordón en su primer salón, trabajando sola con la ayuda de su madre en la caja. Pronto, el negocio evolucionó y se trasladó a un local más grande en la calle Pablo de María, donde pasó 15 años y consolidó su amor por la profesión. Durante este tiempo, se casó y tuvo dos hijos, quienes crecieron entre la casa y la peluquería.

"En el año 2005 me mudé a un local sobre 18 de Julio y Pablo de María, con 18 sillones y ocho lavacabezas, con el apoyo incondicional de mi marido que siempre confió en lo que hacía, dando ese empujón final cuando yo dudaba. A partir de ahí, en 19 años, abrí cinco locales más, siendo hoy en día seis peluquerías, habiendo inaugurado hace un mes la última en Pocitos", comentó la estilista. Gracias a sus seis locales, Soraya es hoy la cadena de peluquerías más grande de Uruguay.

La nueva sede se realizó en un local icónico de ese barrio: "Después de buscar el local ideal, encontramos uno en Av. Brasil y Obligado que cumplía con todas nuestras expectativas. Como los demás, tiene una inspiración francesa, con una iluminación y mobiliario que transportan a París", subrayó.

"Desde siempre, mi zona de confort fue el Centro y Cordón. Ahí fue donde abrí cinco salones y donde mis clientas más me conocían. Hace algunos años empezamos a pensar en Pocitos como una nueva y atractiva locación, además muchas clientas lo pedían. No encontrábamos el local ideal y queríamos que realmente estuviera en un punto estratégico, con gran flujo de gente y que impactara", explicó.

El trabajo en Soraya comenzó como un centro de belleza clásico. En los años 90 y principios de los 2000, los salones recibían hasta 100 clientes los sábados, principalmente para servicios de lavado, brushing y color, que no requerían mucho tiempo. Sin embargo, con los años, evolucionó y se especializó en servicios más complejos y técnicos, como mechas creativas, brushing progresivo e hidrocauterización. Además, las jóvenes se han convertido en una parte importante de la clientela, buscando trabajos de bajo mantenimiento.

Hoy en el centro estético no solo trabaja su fundadora, sino que Paloma, su hija, es parte del equipo que constantemente busca renovar su propuesta. "Ella empezó a dedicarse también a la peluquería, poniéndole el mismo amor y dedicación que yo. Hoy en día, es mi principal soporte como 'socia' y gran compañera de todo esto", destacó Soraya.

La pandemia fue uno de los mayores desafíos para Soraya. La incertidumbre y el miedo dominaron aquellos meses, con la gente evitando los salones debido a las restricciones y el riesgo de contagio. "Comparada con la crisis de 2002, la pandemia fue mucho más difícil, ya que las actividades sociales se detuvieron casi por completo", analizó la estilista.

Para mantenerse competitiva, Soraya siempre está al tanto de las últimas tendencias y busca innovar constantemente, tanto externa como internamente. Recientemente, ha implementado un sistema de seguimiento personalizado para recordar a las clientas cuándo deben realizar sus tratamientos. Además, pronto lanzará la venta online de productos, ampliando aún más su oferta. Los locales también juegan un papel crucial, diseñados para ser atractivos y acogedores, invitando a las clientas a entrar y disfrutar de la experiencia.

Soraya se ha caracterizado por ser una pionera en la industria de la belleza y desde hace una década cuenta con su propia línea de productos. Sin embargo, el mes pasado se animó a dar un paso más y estrenó su línea de productos premium, después de años de desarrollo y pruebas. "Esta incluye productos naturales, libres de sulfatos, silicona, sodio y parabenos, formulados con nanotecnología para penetrar profundamente en la fibra capilar. Los productos son de industria uruguaya y están hechos con materias primas importadas de Suiza y Francia, específicamente del laboratorio Givaudan Active Beauty", explicó Soraya.

Para Soraya, el apoyo de su hija fue fundamental: "La motivación de tener a Paloma y saber que ella va a seguir con todo esto es lo que me da más ganas de seguir creciendo y apostando a ir a más", concluyó.