Vinos uruguayos: qué pasó con el consumo del 2023 y qué se espera para este año

Producción bajó 35% en promedio, por la sequía, pero mejoró la calidad de la cosecha.

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Copa de vino
Mujer con una copa de vino tinto.
Foto: Freepik.

El 2023 fue un año difícil para el sector vitivinícola nacional, básicamente por dos razones: la sequía que golpeó la producción en los primeros meses de ese año y las compras de los uruguayos en Argentina atraídos por el diferencial de precios, que distrajeron las ventas locales.

Ricardo Cabrera, presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi), afirmó a El País que en 2023 la producción, por el déficit hídrico, mermó 35% en promedio, llegando al 50% en algunos casos. Si bien no abundante en cantidad, la producción de la uva fue de alta en calidad, dijo.

En 2022, la producción de vino alcanzó los 80 millones de litros, mientras que en 2023 se ubicó en los 50 millones de litros, según datos del Inavi.

El instituto hizo uso, con autorización —decreto mediante—, de un fondo de $ 60 millones para ayuda por las pérdidas sufridas en más de 700 viñedos. No obstante, el consumo interno, estimado en 60 millones de litros anuales (incluyendo los vinos importados) se mostró bastante estable. Las bodegas más grandes no sufrieron tanto el impacto y algunas recurrieron al stock que tenían de años anteriores para compensar la baja producción de 2023.

Hay que recordar que el pico máximo del ventas del sector fue en la pandemia del covid-19, cuando se colocaron 80 millones de litros en 2020 y otra cantidad similar en 2021. Desde ese entonces, las ventas han vuelto a sus promedios “normales” de entre 60 millones y 65 millones de litros.

En 2023 la compra de vinos por parte de los uruguayos que viajaron a Argentina afectó las ventas en Uruguay, pero en las últimas semanas las medidas económicas del gobierno de Milei están atenuando el impacto de este lado del río.

En cuanto a las exportaciones, Uruguay vendió 4,2 millones de litros de vino en 2022, y fueron 3,4 millones en 2023 (enero-octubre), según el Inavi, que estima que el cierre de ese año sería algo menor que en 2022.

De un total de 200 bodegas en el país (los viñedos suman 6.000 hectáreas), 50 de ellas exportan, estando en el podio: Traversa, Garzón, Aurora y Juanicó, que entre todas alcanzan casi el 50% de las ventas al exterior. Sobre los precios que han aumentado, Cabrera aclara que, por ejemplo, una botella de US$ 4 subió unos centavos, lo que parece poco, “pero no lo es; es mucho”, indicó.

Las exportaciones uruguayas presentan barreras, como los impuestos para entrar a nuevos mercados, que —según Cabrera— pueden llegar al 15 % o 20 % del valor de los productos (en la mayoría de los casos no hay acuerdos entre los países), y el precio de los fletes que se dispararon durante la pandemia y por las guerras, que ahora se están normalizando, pero en rangos más altos que en la prepandemia.

En cuanto a los mercados de destino, Brasil lidera, seguido por Estados Unidos (segundo en cantidad, pero el que mejor paga), Reino Unido, Rusia, México, Paraguay, entre muchos otros. Rusia trata de mantener su consumo de vino importado, aunque la guerra con Ucrania y el impacto de esta en el comercio es un freno. “Las exportaciones a Rusia, salvo excepciones, bajaron”, catapultó Cabrera.

Para el 2024, el Inavi proyecta que la cosecha -de febrero y marzo- va a ser “muy buena”, tanto en calidad como en cantidad. “Esperamos que las ventas crezcan y, en exportaciones, es muy importante estar presentes en las ferias internacionales, ya que el consumo del vino en el mundo está bajando, y hay que reforzar la presencia”, afirmó Cabrera.

Como fenómeno nuevo, han surgido pequeños emprendimientos vitivinícolas, sobre todo en Colonia y Maldonado, en manos de uruguayos y argentinos. “Hay unas doce bodegas boutiques de buena calidad que inyectan optimismo al sector”, afirmó.

Freixenet con vientos de cambio

Freixenet toma nuevo impulso en Uruguay, dado que la grupo vitivinícola alemán-español Henkell Freixenet se instaló en este país desde septiembre de 2023, lo que llevó a una revisión y redefinición de estrategias.

Hasta esa fecha, el grupo Henkell tenía un solo importador/ distribuidor en Uruguay, que era Terraco, que representó a la marca por más de 35 años. Tras una asociación de Henkell Freixenet con Terraco en 2023, comenzó una transición que llevó aproximadamente unos ocho meses, hasta el relanzamiento oficial hacia fines de ese año.

Cabe aclarar que el grupo no es productor en Uruguay, sino importador; su meta ahora es “llegar a ser un hub para la región”, según anunció a El País Pablo Calvete, senior consultant de Freixenet en Uruguay.

“El grupo es líder en espumantes y el producto está en el top of mind en plena zafra. Las fiestas de fin de año y el verano son muy importantes para nosotros”, dijo Calvete, quien precisó que en los últimos tres meses de 2023 vendieron más de 35.000 botellas, lo que representa 20 % más que el mismo período en 2022.

Consultado sobre el impacto de las compras de los uruguayos en Argentina en su negocio, señaló que “no nos vimos afectados por ese turismo de compras porque, al ser importadores de Barcelona, nuestro producto es diferencial y mantuvimos o subimos las ventas a pesar de la diferencia de precios entre los países”. Además, Argentina ha tenido problemas para importar este tipo de productos, por las restricciones de divisas.

Lo que sí está impactando a Freixenet son los costos en la producción de origen que han subido, debido fundamentalmente al impacto del cambio climático. “La ventaja que tenemos ahora en Uruguay es que pasamos a tener mayor respaldo de Freixenet Brasil, sobre todo en promociones y marketing en general”, dijo Calvete.

La empresa lanzará “Freixenet 0.0”, con menos graduación alcohólica y de azúcar el próximo marzo, según anunció.

Algunas bodegas.

Santiago Deicas, tercera generación al mando de la Bodega Familia Deicas, declaró a El País que, a pesar de que 2023 fue un año difícil para el sector, les ha dio muy bien con los vinos de la familia Deicas y “estable” con Don Pascual de Juanicó.

“Exportamos bien a Brasil y estamos creciendo en Estados Unidos, en Europa no tanto por la recesión, y hay baja en las exportaciones a Rusia. En general, exportamos 20% de vinos finos. Y se ha incremento el hábito de beber vinos más caros en el mundo y en Uruguay”, resumió Deicas. Agregó que los precios de los fletes se ha estabilizado y proyectó que el consumo interno aumentará a medida que se vaya nivelando el diferencial de precios con el país vecino.

Javier Traversa, director de la bodega que lleva su apellido, presentó una visión positiva al destacar que “la sequía regularizó al mercado porque antes había sobrestock”.

“Se vieron afectados algunos productores chicos, no mucho los demás”, opinó. Consideró que la suba de precios en Argentina de las últimos semanas ya repercutieron en un incremento de las ventas de vinos en Salto y Paysandú, aunque no al nivel de unos tres años atrás.

Bodega Traversa exporta mucho volumen de vinos de supermercados (no de gastronomía) a unos 16 países. “Somos los únicos que no bajamos las exportaciones, incluso tenemos alza de ventas a Rusia, aunque el problema allí es que el importador no paga porque no consigue divisas”, señaló.

“Las negociaciones con Brasil, Estados Unidos, Japón, Reino Unido son más duras, dado que la demanda internacional está bajando, pero los más complicados son los vinos de alta gama, que exportaron un 20 % menos que en 2022, no los vinos nuestros”, señaló.

Las exportaciones de Traverso ascendieron a 2,8 millones de botellas en 2023. “Estamos satisfechos”, dijo su dueño y director. Sobre 2024, comentó: “Precisamos más protección aduanera”.

Alejandro Domínguez, dueño de la tienda de licores Iber y director de bodegas Los Domínguez, dijo a El País que les fue bien en las ventas en 2023, pero “tuvimos que hacer más cosas (marketing y demás)”. “En exportaciones, el 2023 no fue un bueno para los vinos finos, porque en todos los países aún estaban con stock de la pandemia y el consumo se regularizó. Fue un año correctivo”, agregó. Iber acaba de abrir dos locales en Punta del Este: en Atlántico Shopping y Punta Shopping, esta última incluye una cava especial de vinos selecta, contó Domínguez.

Demanda de vinos finos y con bajo o sin alcohol

El Inavi y las bodegas y locales de vinos entrevistados por El País coincidieron en que, en un contexto en el que ha bajado el consumo del producto en el mundo, la demanda que más crece es la de vinos finos.

Asimismo, notan preferencia en los mercados por los vinos de baja graduación alcohólica o sin alcohol, lo que es cónsono con las tendencias de consumo más sano que marcan a las nuevas generaciones.

En Uruguay, existe un proyecto de ley sobre el “vino sin alcohol”, cuyo decreto espera el Inavi sea promulgado “en estos días”, dijo Ricardo Cabrera, presidente del Inavi, quien estima que tendrá gran aceptación, considerando las restricciones de cero alcohol para conducir vehículos en el país.

Otras tendencias muestran que en Europa se está consumiendo más vino blanco que tinto, lo que era impensable años atrás. Este “movimiento pendular” en la preferencia es impulsado, en gran parte, por los influencers y embajadores de marcas en redes sociales.

En materia de envases, el sector ha ido diversificando sus propuestas y los consumidores se han ido acostumbrando a los vinos que vienen, por ejemplo, en tetra pak, “que son de buena calidad”, señaló Cabrera. En tal sentido, muchos mitos o prejuicios al respecto se han ido derribando.

Los nuevos vinos de autor están despertando especial curiosidad y animan al sector.

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