EJECUTIVAS
La exgerente general de HSBC asumió como presidenta de Sistema B y desde ese rol trabajará para que las compañías vuelquen su fuerza de mercado a generar mayor bienestar social y ambiental
Para Virginia Suárez el 2018 transcurrió con cambios profundos: soltó «30 años en el sistema financiero» al dejar la gerencia general de HSBC en marzo y, si bien integró el directorio hasta septiembre, comenzó a alistarse para una nueva etapa, lo que incluyó certificarse en coaching y formarse en gobierno corporativo en Harvard.
«Aprendizaje, transformación y preparación son mis palabras de 2018. Y el 2019 lo tomo como de consolidación y ejecución de varios proyectos. Uruguay me ha dado mucho y siento que es momento de devolver al país», explicó Suárez.
Uno de ellos ya está en marcha: en febrero asumió como presidenta de Sistema B en Uruguay, un movimiento global que «redefine el sentido del éxito en la economía». Promueve que las empresas tengan un propósito que trascienda a «solo ganar dinero» y vuelquen su fuerza de mercado a generar mayor bienestar social y ambiental, en el entendido de que el sistema actual de producción está acabando con los recursos y creando desigualdad.
«Uno de los grandes cambios para las compañías es no solo responder generando valor para sus accionistas, sino también para sus colaboradores y la sociedad», explicó Suárez. De momento solo hay 10 «empresas B» certificadas en Uruguay y ella buscará «plantear estas conversaciones» al empresariado local, aprovechando que hablan «el mismo idioma».
«Lo interesante no es hacer responsabilidad social empresarial (RSE) por separado, sino integrarlo a tu modelo de negocio, seguir ofreciendo el mismo producto pero con nuevas dimensiones dentro de la organización. En las empresas ya hay sensibilidad en el tema, porque incluso hay mandatos que vienen de los inversores, pero la propuesta de valor de Sistema B es cómo hacer el camino, en qué etapas», precisó Suárez. «No es una certificación ISO de RSE, tampoco es filantropía, es cómo desde el ADN de tu organización podés incluir propósitos sociales y ambientales», puntualizó.
«Todos queremos empresas sustentables que tengan una base rentable. No es un tema de orden (primero ser rentable y luego tener impacto social), sino de tener una visión integral y de largo plazo», explicó. Por ejemplo, un banco puede incluir en su propósito la educación financiera, que tiene un impacto social pero a la vez alimenta su negocio y genera mayor compromiso de los empleados. «Este nuevo paradigma da sentido y bienestar a la organización», sostuvo la ejecutiva.
La meta de Sistema B es que más empresas se certifiquen en los próximos tres años, pero Suárez dijo que lo más importante es «primero, medirte». Para eso, Sistema B ofrece un cuestionario online y gratuito que evalúa cinco áreas:gobernanza, comunidad, trabajadores, clientes y medio ambiente. En el mundo ya 80.000 empresas midieron su impacto; en Uruguay 300 iniciaron la medición y un centenar avanza en el proceso.
Sistema B brinda además capacitaciones a «multiplicadores B» (hay 162 en el país), que ayudan a expandir el «ecosistema». «Esto no es algo que hagamos nosotros, la empresa o el gobierno, es una cocreación de una nueva realidad», remató Suárez.