Abdala y Chiruchi: el costo de los reacomodos

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Alfonso Lessa

Los reacomodos políticos de cara a las próximas elecciones, comenzaron a provocar reacciones y heridas, cuya mala administración puede perjudicar a los sectores en los que ocurren.

El caso más claro, es el del diputado Washington Abdala, hombre de Sanguinetti por 29 años, que decidió dejar el Foro Batllista en desacuerdo con la candidatura de Luis Hierro y con el modo en que la misma se resolvió.

Pero también los blancos vivieron en los últimos días un remesón, con la noticia de que el intendente de San José, Juan Chiruchi, se había sentido afectado por el entendimiento entre Luis Alberto Lacalle y el senador Francisco Gallinal que en principio asegura a este el segundo lugar en el Senado. Chiruchi, incluso, no descartó la posibilidad de dejar el Herrerismo.

Abdala y el Foro. Abdala se sintió traicionado por el modo en que se definió la candidatura a favor de Hierro, cuando él se encontraba de viaje, en una reunión entre Sanguinetti el propio Hierro y Tabaré Viera. Inicialmente fuentes foristas informaron que el primer candidato al Senado se definiría entre Abdala y Viera, de acuerdo al caudal de votos que recibieran en la interna. Pero apenas trascendió esa versión, Viera hizo valer lo que él había entendido, a cambio de resignar su postulación a la Presidencia: el primer candidato al Senado sería él sí o sí. Y así fue. Pero lo peor todavía estaba por llegar para Abdala, porque el lunes 15, cuando fue formalmente informado del acuerdo, ni siquiera logró que se le garantizara el número uno en la lista oficial a Diputados en Montevideo.

La ruptura de un dirigente con un sector casi siempre implica costos, pero cuando además eso ocurre en un grupo de un partido como el Colorado que se ha reducido tanto, el alerta puede ser mayor. Abdala es un dirigente que supo desarrollar una estructura para nada despreciable en Montevideo y además este episodio puede tener otras consecuencias. El ex intendente de Salto, Eduardo Malaquina, por ejemplo, también rechazó el proceso de selección del candidato.

El lanzamiento de la candidatura de Hierro, sumado a la proclamación de José Amorín Batlle, hace ya muy improbable la creación de un espacio electoral batllista común para enfrentar a Pedro Bordaberry, que mira de afuera los hechos mientras sigue trabajando.

Chiruchi. El viernes pasado, en tanto, dirigentes del Herrerismo y de Correntada Wilsonista se reunieron en Florida, buscando una solución al diferendo planteado por el acuerdo de Lacalle con Gallinal, según el cual este ocuparía el segundo lugar el Senado. Hubo, según se supo, distensión, pero no una fórmula concreta de acuerdo.

Apenas se conoció el contenido del entendimiento, Chiruchi salió a trancar fuerte, expresando públicamente su malestar. Aunque Chiruchi no actuó como vocero de otros dirigentes, su protesta reflejó el estado de ánimo de otros herreristas. Fuentes de Correntada Wilsonista, sin embargo, aseguran que desde mayo Chiruchi sabía que el segundo lugar sería ocupado por Gallinal y que el problema ahora es del Herrerismo por el tercer lugar. De todas maneras no descartaron buscar alguna alternativa, incluyendo la posibilidad de que los lugares puedan resolverse en función de los votos en la interna. En cualquier caso, la alianza con Gallinal forma parte de una estrategia diseñada personalmente por Lacalle para ampliar su base de apoyo.

El camino a las elecciones aún es largo, pero el modo en el que cada uno lo vaya construyendo, será decisivo para todos los contendores.

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