CARLOS MAGGI
Mucho y muy bueno se ha escrito sobre el discurso de Artigas en la apertura del Congreso del 5 de abril, pero nunca se atendió al rasgo emocional que caracteriza ese discurso. Artigas está agraviado, pero está seguro, exultante.
Agraviado porque la Banda Oriental debió sufrir una batalla en Las Piedras, el sitio de Montevideo y la emigración en masa ("La Redota"), ante la invasión de los portugueses; y sobre eso, el acoso del gobierno de Buenos Aires (personificado en su máxima figura, Manuel de Sarratea), que pretendía suplantar al virrey español como centro de autoridad.
La oposición y los ataques de Sarratea contra Artigas hacen crisis al iniciarse el año 1813, cuando la situación militar de Artigas es muy débil.
Frente a Montevideo hay cuatro fuerzas: dos ejércitos porteños; uno al mando del general Sarratea, en Arroyo Seco; y otro al mando del coronel Rondeau, acampado en el Cerrito de la Victoria.
Y hay dos contingentes mucho menores en armamento y en número:
El ejercito oriental en Tres Cruces y la caballería charrúa en la estancia de García de Zúñiga en las costas del río Santa Lucía (Paso de la Arena).
En las memorias del general Antonio Díaz se lee:
- "Cuando por primera vez conocí a los indios charrúas, a fines de noviembre del año 1812, en la costa del arroyo de Arias. Estuve 22 días en comunicación con ellos, en la estancia de don Tomás García de Zúñiga, cerca de la cual acamparon en la costa del Santa Lucía Grande."
Con esas cuatro fuerzas en estado de alerta, sucede lo menos esperado:
En la noche del 16 de enero de 1813, al ejército de Sarratea, le quitan los caballos.
Tres días después del robo, Sarratea le escribe a Artigas:
- "He sabido con asombro que el 16 a la noche se han tomado algunas caballadas de las divisiones del ejército y los bueyes del parque."
Sarratea dice "algunas caballadas", pero Artigas dice, sin mentir, que esa noche, le sacaron: ¡¡"2.700 caballos y 700 bueyes"!! - como después confirmará Rondeau.
Es evidente, los rastreadores de Sarratea buscaron durante tres días las huellas de la animalada robada y no encontraron nada.
Sarratea es un maturrango lamentable. El arreo se hizo por el camino de las tropas que abastecía a los tres ejércitos, desde la estancia de García de Zúñiga.
En un camino de tropas los rastreadores no pueden leer huellas; y como vimos, en esa estancia estaba acampada la tribu charrúa.
Cuatro días después del robo caballuno, Artigas le escribe a García de Zúñiga el 20 de enero:
- Por Dios, no deje usted de contestarme, que ya el silencio es muy largo. No olvide decirme algo de esos señores que usted ha alojado allí."
El aporreado Sarratea, inaccesible a la honestidad; sigue mintiéndole a Buenos Aires, el 6 de febrero:
- "Unos pocos fusilazos bastarán para liquidar a Artigas arrojándolo más allá de las márgenes del Cuareim"
El 11 de febrero, Artigas le previene:
- "V.E. parece que hace el último esfuerzo para aburrirme."
Al día siguiente, 12 de enero, Artigas avisa públicamente:
- "Vuelva (el señor Sarratea) a sentir el peso de nuestros recursos contra él."
Y a la noche del día siguiente, le roban los caballos al otro ejército porteño, el de Rondeau acampado en el Cerrito de la Victoria.
Nicolás de Vedia, un oriental al servicio de Sarratea, le informa:
- "A eso de las dos de la mañana, tuve aviso de que habían sido sorprendidos los dragones que cuidaban los 300 caballos del cuarto escuadrón, por una partida numerosa del señor Artigas; que se llevaban éstos y que además arreaban bueyes con los cuales se encaminaban al parque, que está a retaguardia de este ejército.
El resultado de los partes que se me acaban de dar es que los caballos del cuarto escuadrón (y aún aquellos de los guardias que los cuidaban), han sido arrebatados.
Los caballos del segundo, que hallándose reunidos en un potrero, han sido arreados con facilidad sin que lo sintiesen los encargados de ella.
También se me avisa que los caballos pertenecientes al señor coronel y otros oficiales, han sido también llevados junto a los individuos de su custodia. Campamento del Cerrito. Febrero 13 de 1813."
La victoria de Artigas, se hace aplastante.
Una semana después, el 21 de enero, Rondeau intima a Sarratea y le da dos horas para que deje el mando y vuelva a Buenos Aires.
Sarratea le escribe a Artigas, al día siguiente, 22 de enero:
- "Aquí estoy pronto a dejar el mando del ejército. Para hacerlo … cuento que V.S. me proveerá de los caballos necesarios hasta el (río) Uruguay, que serán devueltos desde aquella costa"
Ese mismo día, Artigas le escribe Diego García de Zúñiga, que está en la estancia de Paso de la Arena:
- "Hago un deber mío disculpar delante de usted los perjuicios que puedan habérsele inferido durante nuestra mansión (estadía) en estas inmediaciones..."
La referencia a los charrúas vuelve a ser inequívoca. Cuando Sarratea ya está lejos en el camino de su derrota, Rondeau informa a Buenos Aires, el 28 de febrero: - "El coronel Artigas echó al instante mano de los infinitos recursos que tenía para hacer conocer la importancia de ellos e imponerse a este ejército, hasta arrojar de la provincia al general Sarratea.
Empezó a escasear ganado para nuestras tropas, quedó cortada nuestra correspondencia con la capital, y el primer golpe que nos hizo sentir, fue el apresamiento de boyadas y caballadas ejecutado por una maniobra tan rápida que, cuando fue sentida ya la presa era irrecuperable.
El ejército oriental nos cortó la provisión de ganados hasta el punto de clamar nuestros soldados por falta de alimentos.
Un segundo apresamiento de caballos dejó al regimiento de dragones casi a pie."
Cesado Sarratea, el 26 de febrero de 1813, el nuevo jefe (José Rondeau) organiza una gran ceremonia...
- "Mañana es el día glorioso que realiza su unión a este ejército, al frente de las divisiones de su mando, el señor coronel don José Artigas.
Tan plausible acto debe ser solemnizado con demostraciones públicas.
Cuadrando que dicho señor coronel Artigas haga su entrada hasta su alojamiento por la calle que forma la línea de los campamentos, dispondrá V.S. forme mañana la división de su mando y al pasar aquél, las músicas tocarán marcha y las tropas echarán armas al hombro.
El 26 de febrero, desde la fortaleza del Cerro describe el señor Faustino Anray, vigía de la ciudad de Montevideo:
- Desde las ocho de la mañana se ha divisado en el campamento enemigo el movimiento de subir al Cerrito dos columnas de infantería.
Ha venido una carga de caballería y carretería. A las diez menos cuarto han hecho una salva.
Ese mismo día, el sacerdote Bartolomé Muñoz apunta en su diario:
- "El 26, amanecieron formadas las tropas de infantería en toda la línea del sitio. Eran las 12 cuando llegaron los generales. Cien indios charrúas cerraban la retaguardia."
COMENTO: Es imposible entender el discurso escrito a principios de abril y luego la redacción de las instrucciones del año trece, si se desconoce lo sucedido durante los tres meses anteriores. La Banda Oriental vuelve a imponerse como había sucedido con los españoles.
Por eso Artigas habla de igual a igual con el gobierno de Buenos Aires; acaba de vencerlo. La historia en uso, cuenta otra cosa.