Se publicó en estas páginas la advertencia del secretario general de Naciones Unidas acerca de la acechanza provocada por el incremento en el nivel de los mares.
Según el reporte científico del Equipo de Acción Climática de la ONU basado, en la información proporcionada por el panel de expertos mundiales en cambio climático (IPCC) -y algunas otras fuentes-, el calentamiento global ya ha provocado un ascenso promedio mundial de 9.4 centímetros del nivel del mar -considerando los últimos 30 años. Como es sabido, se están derritiendo los casquetes polares, retroceden algunas cumbres nevadas, y toda esa agua ahora en estado líquido eleva el nivel de los océanos.
Lo habitual es que la ciencia nos haga llegar sus advertencias en la medida que detecta los problemas. Recordemos cuando emergió de la nada en China el Sars-Cov-2, un coronavirus desconocido que rápidamente comenzó a enfermar y matar personas.
En muy poco tiempo se extendió por el planeta provocando una pandemia que puso en jaque a todos los países, sin que actuarán barreras geográficas, políticas, sociales o económicas. Fue la asombrosa y eficaz respuesta científica la que en tiempo récord (vacuna) logró contener y revertir la tragedia. ¿Cómo lo hizo? Tomando muy en serio la magnitud de la amenaza y poniendo todos los recursos (humanos, tecnológicos, económicos) disponibles y posibles al servicio de la causa.
¿Por qué en materia de cambio climático la postura parece ser menos creíble?
Queda claro que son categóricas las advertencias del sector científico más calificado en cuanto al calentamiento global. Pero no alcanza. Quizás porque el problema no está cobrando vidas de manera descontrolada y fulminante como lo hizo el covid. O, porque la lucha contra el calentamiento global afecta intereses económicos muy grandes.
Como vemos, la advertencia del sector científico es que el incremento del nivel del mar ya está en marcha.
Para países costeros como el nuestro significa que, si no se revierte el fenómeno, lentamente iremos perdiendo costas. Las más afectadas, según el informe difundido, serán las de Rocha y Maldonado.
El calentamiento atmosférico no se puede eliminar en el mediano o corto plazo, pero sí mitigar; a ello estamos abocados. Debemos combatirlo de todas las formas posibles con el objetivo de minimizar sus efectos. Sus causas hay que atacarlas con mucha determinación e inteligencia y, al mismo tiempo, debemos adaptarnos a los cambios que ya están ocurriendo. Todo lo que logremos en esa dirección redundará en nuestro beneficio.
Es por eso que, pensando en nuestra calidad de vida, la vigilancia climática se ha transformado en una estrategia esencial. Es importante que esta aseveración no se perciba como algo alarmista o exagerado, sino como un seguro de vida que es posible materializar.
Aunque seamos incapaces de percibir a través de nuestros sentidos el muy lento y paulatino ascenso del nivel del mar en nuestras costas, no significa que no esté ocurriendo. Confiemos en la ciencia y hagamos los mayores esfuerzos de actuar en consecuencia.