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Apertura y respeto

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Si hay un fenómeno que genera admiración y respeto y a la vez, repudio y fastidio, es el de las ONG. Están aquellas que trabajan con objetivos acotados, promoviendo causas necesarias y apoyando tareas sociales imprescindibles. Es gente que desde el ámbito privado, respaldado por instituciones religiosas, empresariales, comunitarias o gremiales aporta por sí misma a la sociedad. Las hay también aquellas que promueven agendas quizás necesarias, pero usan métodos, casi dogmáticos, para imponerlas, presionando más allá de sus potestades y asumiendo roles que le corresponden al Estado.

Es tal la presencia de estos grupos que los gobiernos a veces se dejan enredar por el segundo tipo de ONG e ignoran al primer tipo, que son las que importan. En este contexto, llamó la atención el interés mostrado por la ministra de vivienda Cecilia Cairo, en acercarse a las organizaciones que están trabajando en el tema de la vivienda para sectores sociales postergados, y explorar con ellas posibilidades de trabajar en conjunto.

En estos días se contactó con las organizaciones Cirineos (que lanzó un programa llamado “Rancho Cero” promoviendo la construcción de “hogares modulares”), Piso Digno, (con el muy sencillo objetivo de al menos darle un buen piso a las viviendas precarias), y Un Techo para mi País que tiene una ya larga trayectoria.

El solo gesto de acercarse a grupos de la sociedad que por fuera del Estado y con aportes de donaciones empresariales y de personas, están llevando adelante proyectos muy valiosos, muestra una saludable actitud por parte de la ministra, que merece ser destacada.

Varias de estas organizaciones son religiosas, sin embargo eso no fue un impedimento para una primera aproximación, pese a que la ministra declaró ser atea. Aun así reconoce el trabajo de muchas personas, quizás movidas por su fe, en hacer lo que es importante que es “responder a la gente que precisa una ayuda”. Una de las organizaciones con la que se reunió es Cireneos dirigida por el mediático sacerdote católico Juan “Gordo” Verde.

La propuesta de esta organización enmarcada en un plan llamado “Rancho Cero”, es ir sustituyendo viviendas precarias por otras de bajo costo, pero dignas, sólidas y cómodas. Esos “hogares modulares”, como les llaman, se arman a partir de contenedores o con estructuras metálicas completadas con isopaneles. Hasta el momento se han entregado un centenar de ellas en el asentamiento Santa Eugenia, donde vive el sacerdote. Pero la idea es expandir aún más el proyecto hasta llegar a ese soñado objetivo de “rancho cero”.

La propuesta es interesante porque tanto las estructuras de isopaneles como los contenedores (que se revisten por dentro y se adaptan para ser usados como vivienda) son soluciones que hace ya tiempo vienen siendo usadas, con buenos resultados, en muchos barrios no necesariamente carenciados e incluso como casas de descanso en algunos balnearios. Es decir que a bajo costo y con materiales que impiden la humedad y las filtraciones de lluvia y garantizan un mínimo abrigo, se puede dar vuelta la vida de gente que hoy vive en condiciones muy precarias.

El otro grupo con el que conversó la ministra es una ONG llamada Piso Digno, fundada por Pablo Bartol, el exministro de Desarrollo Social a comienzos del gobierno de Lacalle Pou, y cuya trayectoria demuestra que tiene mucha experiencia en estas realidades sociales. Su objetivo es bien simple y más que solucionar el problema de la vivienda busca tan solo dar un paso muy elemental, casi básico, ciertamente urgente, que tiene un fuerte impacto en la calidad de vida de la gente.

Se trata de colocar en ranchos carenciados ya existentes, un piso de madera. O sea, lograr que quienes viven en esas viviendas no lo hagan más sobre suelos de barro, con todo lo que ello implica en los días de lluvia, con tanta humedad y que tienen efectos perniciosos sobre los niños, siempre propensos a enfermedades respiratorias.

Hasta ahora se colocaron 815 pisos de madera con material donado por las empresas forestales y que según la ONG, beneficiaron a unas 3.000 personas de 95 asentamientos.

El objetivo de este proyecto es resolver lo inmediato y quizás parta de la necesidad de asumir aquello de que lo perfecto es enemigo de lo posible. Es decir, en la medida que una solución habitacional definitiva se demora, al menos es bueno ofrecer una mejora en la calidad de vida con algo tan sencillo y sin embargo tan necesario.

Este primer acercamiento de la ministra a las tres organizaciones mencionadas es un paso sabio e importante. Muestra una actitud de apertura y respeto a quienes desde la sociedad y por fuera de los organismos de Estado, están dando una mano para que gente en situación muy vulnerable, pueda vivir un poco mejor. Rompe prejuicios y en procura de objetivos deseables, recurre a quienes saben hacer estas cosas.

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