Avanzar para atrás

El gobierno que asume está decidido a avanzar hacia atrás. Los anuncios van hacia la restauración, tienen aroma refundacional.

Una cosa es la promesa de diálogo y entendimiento multipartidario hecha pública, y otra bien distinta son los anuncios concretos que se vienen conociendo. Hay dos que van exactamente en sentido contrario a crear un ánimo de encuentro, y que son producto de una ortodoxia ideológica liderada por los sectores que mandan en el FA. Por un lado, entregar el mando de la educación a los sindicatos de ese sector, poniendo al frente de las autoridades desconcentradas a dirigentes gremiales. Por otro el que realizó la futura vicepresidenta Cosse de, eufemismo mediante, “modificar” los artículos de la LUC llevándolos a la situación anterior, es decir derogar las normas actuales.

Como se ve, se pretende avanzar hacia atrás. Primero, lo sustancial en términos democráticos. Las dos restauraciones, la de volver a la dirección colegiada de los organismos de la educación desconcentrados y la de derogar la vigencia de varios otros artículos de la LUC significaría tirar por tierra el pronunciamiento popular en referéndum, es decir de democracia directa, que los respaldó en 2022, no hace todavía tres años. La ley de urgente consideración tiene una doble legitimidad, la que surge de la aprobación parlamentaria y ante su impugnación, la ratificación popular. Es una ley que ya no le corresponde a los legisladores y partidos que la votaron, sino que la mayoría popular directamente la hizo suya.

El talante restaurador pretende, para entender mejor de qué se está hablando y a título de ejemplos, que se derogue la legítima defensa presunta de los policías; o la obligación de identificarse a requerimiento policial; que nuevamente sean legales la ocupación de los lugares de trabajo y se entienda que son una extensión del derecho de huelga, es decir derogar la posibilidad de trabajar para el que quiera sin perder su jornal. Derecho a parar y derecho a trabajar en pie de igualdad. Se pretende dejar sin efecto la prohibición de piquetes que impiden la libre circulación, podrán recortar esta libertad aquellos que se lo propongan y consigan unos neumáticos para quemar o unos brazos gordos que se encarguen de que no pase nadie. Se pretende volver a restricciones financieras y que el gran hermano meta el hocico en el bolsillo de los uruguayos bajo la sospecha de que atrás de cada oriental hay un lavador de dinero en potencia. Volver a un tratamiento penal para los casos de delitos gravísimos cometidos por menores de 18 años de chas-chas en la cola. El derecho a la portabilidad numérica, o el alquiler sin garantías que facilitó el acceso a la vivienda a quienes no tienen esa posibilidad. O, y hasta aquí puede llegar el ánimo restaurador, volver a un régimen de adopciones burocrático y lento que fue modificado por esta ley y logró récord histórico de adopciones en los últimos dos años, con garantías judiciales, pero sin demoras que se traducen en frustración y niños sin familia. Estos son solo algunos ejemplos de los avances “derogables”.

En fin, normas que abrieron derechos y agregaron libertades, normas que se demostraron como instrumentos válidos para enfrentar injusticias y situaciones que privilegiaban a las corporaciones y burocracias y perjudicaban a las personas. O herramientas para enfrentar el delito y proteger a la policía.

Lo gracioso de este planteo, si algo tiene de eso, es que se hace simultáneamente a que se dice por el mismo gobierno electo que se requerirá mucho diálogo y ánimo negociador en virtud de que no tiene mayoría en la cámara de diputados. Es decir que la mejor idea que tienen para generar un espíritu de diálogo es derogar y volver para atrás dejando tierra arrasada. Es tan poca la pericia de estas declaraciones de la vicepresidenta que se tendrán que poner de acuerdo adentro del gobierno electo. Negociar tirando por tierra lo decidido y refrendado por la gente nos pone en un solo lugar, del lado de enfrente. Lo plantean también con la seguridad social, también con una reforma respaldada en democracia directa.

El vestuario del presidente Orsi está muy locuaz. Allí, y desde áreas bien sensibles, los futuros jerarcas dicen cosas que solo irritan y enfrentan, al santo botón. Que el próximo ministro del Interior diga que la lucha contra el narcotráfico está perdida es un disparate. Es parte de un relato que simplifica el problema, y que necesariamente lo ubica derrotado y sin fuerzas. En seguridad no todo es mano dura ni represión, pero tampoco mano frágil y derrotada.

En una semana asume el FA. Y tiene el crédito popular que un gobierno nuevo genera y cierto aroma triunfalista que siempre rodea a una nueva administración. De nuestro lado el respeto y la lealtad democrática obvia. Y una conducta: si se amplían las libertades cuentan con nosotros, si se recortan y se avanza hacia atrás no, aunque la luna sea de miel.

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