Avatares del traje gris

Álvaro Casal

A Lula nunca se lo veía de traje. Tampoco lo llamaban Luiz Inácio da Silva. Sin embargo, cuando ganó la elección que lo impuso en el cargo presidencial que ocupa desde el 1º de enero de 2003, el apodo se fue mimetizando y quedó intercalado en un largo nombre (Luiz Inácio Lula da Silva), tan rápidamente como que el señor presidente pasó a lucir un flamante traje gris.

Ahora nos encontramos con que un uruguayo que quiere ser presidente pero parece que no lo será, ha decidido emular a Lula: se mandó hacer un traje gris. Sí, gris y para ir a visitar a Lula quien, a esta altura ya debe tener una colección de trajes grises.

Nada menos que el señor a quien sus allegados llaman "El Pepe", no se conformó con algo popular, de confección. Concurrió al estudio Muto para adquirir un terno de medida, con chaleco, en tela italiana gris pizarra. No sólo eso. También se llevará a su chacra un pantalón y un saco sport formal, para determinadas circunstancias que requieran un grado menor de protocolo. Casi como que se acerca a Menem, cuando fue merecidamente elegido el hombre más elegante de la Argentina.

¿Obedecerá esta actitud a una sugerencia directa de Lula, basada sobre su experiencia personal, o será, como se comenta, una idea de los asesores de Mujica, que se esfuerzan por pulir su imagen?

¿Dónde quedó el Mujica que al inaugurarse la actual legislatura, le tomó el juramento a los demás parlamentarios enfundado en campera azul, pantalón del mismo tono y camisa blanca sin corbata? En tiempos tan recientes como el pasado 3 de junio, en un acto en Melo, él exclamó: "Yo puedo orgullosamente, con la humildad de mis pilchas, pararme en el medio de la cancha y decir, a mí no hay guita amontonada en el mundo que me compre". Asimismo, no hace mucho vociferó: "¿Dónde dice en la Constitución que el presidente deberá usar traje y corbata?".

Pero ciertos indicios de cambio se iban deslizando en su aspecto. Por ejemplo, cierto saco azul que lució en abril pasado… Y ahora esto. El equipo completo.

Así que el "look" descamisado era "para la gilada" (usando terminología mujiquense). El ex guerrillero le da más importancia a su vestimenta y al protocolo que quienes se visten como su criterio les dicta, aplicando el menos común de los sentidos: el sentido común.

Esto va a causar más de un sacudón en lugares como el Edificio Libertad, donde en marzo de 2005, apenas instalado el gobierno del presidente Vázquez, un periodista de El País fue rechazado en la puerta de la augusta sede, por lucir pantalones que no eran largos ni cortos sino estilo "pescador". Allí alguien, encargado de supervisar atuendos, le negó la entrada, basado en un código de etiqueta que rechazaba "pescadores" pero admitía con reverencia al Mujica de campera descolorida. ¿Cambiará otra vez ese código?

Y esa no es la única interrogante que se plantea. Veamos. ¿Si el "Pepe" fuera algún día invitado de la reina de Inglaterra, usaría el "morning dress" (frac gris perla y galera) para asistir a las carreras de Ascot? O bien,: en esa hipotética visita a la pérfida Albion, el chambelán que golpea con su bastón el suelo del palacio real y vocea los títulos y nombres del visitante, al entrar este uruguayo, ¿alargaría la denominación como se hizo con Lula, exclamando "El honorable José "Pepe" Mujica Cordano?"

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