Parece claro que 2023 no fue un gran año en lo económico, pero algunas lecturas de estos días exageran algunos aspectos negativos coyunturales y desatienden los datos menos volátiles.
¿Cuáles fueron los puntos negativos? Sin dudas el principal fue el crecimiento económico casi cero con el que cerraremos el año. En marzo tendremos los datos completos, pero es claro que se parecerá mucho a un año de estancamiento. En esto hay que ir con cierto cuidado, el primer semestre será de caída y el segundo, de crecimiento. En esa caída inicial medió el brutal efecto de la sequía y la baja de la construcción por el fin de la obra UPM.
Un segundo desafío que tiene la economía uruguaya es la apreciación del peso uruguayo (o baja del dólar). Sin desconocer los efectos positivos sobre el consumo y bienestar, un dólar que se encuentra fortalecido en el mundo cierra el año casi como lo empezó en Uruguay. Si bien no creo que sea correcto hablar de nada parecido a lo vivido en la década de 1990 (el buen desempeño del mercado laboral es la prueba); los propios modelos del Banco Central hablan de ciertos niveles de desalineamiento cambiario, y esto es evidente que representa un reto.
El tercer desafío es el frente fiscal. Son indudables los avances en este sentido en materia de institucionalidad, calificación y tasas; pero en 2023 cambió la tendencia del resultado fiscal, que experimentó un deterioro relevante de más de 1% del PIB. En el mismo mediaron elementos estructurales y otros coyunturales. La recuperación salarial del sector público sin dudas explica una buena parte de esto y representa un elemento permanente. Sin embargo, parte del deterioro se revertirá en los próximos meses. En cualquier caso, no se puede desconocer el desafío que siempre representa este frente.
Los puntos altos de la economía del 2023 también podemos ordenarlos en tres grandes áreas. El primero y más evidente es el gran desempeño del mercado laboral. 2023 fue un año de crecimiento del empleo y del salario, experimentando así la masa salarial una recuperación notable y más acelerada de lo previsto. Sin duda una gran noticia que explica el buen desempeño del consumo privado y que echa por tierra pronósticos sobreideologizados.
Segundo, está el ingreso de la inflación en el rango meta, por primera vez, en muchos años. La mejora más acelerada de lo previsto del salario se explica en buena medida por la baja, más rápida de lo previsto, de la inflación. Según nuestras estimaciones, la inflación permanecerá dentro del rango meta en los próximos meses. Sin dudas obtener niveles inflacionarios “más civilizados” era una vieja deuda de nuestra economía, que generaba rigideces y pérdidas de eficiencia.
Tercero, 2023 fue también el año en que Uruguay consolidó su grado inversor. Lo realizado por Uruguay en años anteriores permite que hoy estemos pagando las menores tasas de interés de nuestra historia y las más bajas de la región, ahorrando así cientos de millones de dólares por concepto de intereses. Al igual que la baja de la inflación, es un logro que será capitalizado en los próximos años.
Cuando miremos con más distancia este año que se va, veremos que fue un año en que la economía uruguaya mostró bastante resiliencia a los tres shocks atravesados: sequía, diferencia cambiaria con Argentina y desaceleración china.