Es con enorme placer que volvemos a desarrollar esta pasión que es para mi escribir. Lo hice sin descanso unos ocho años, hasta que busqué y me impuse un descanso, una vez que se logró la alternancia tan necesaria en el gobierno uruguayo.
Fui un muy duro y crítico del sistema de gobierno anterior, y busque por todos los medios que esta alternancia llegara, y por fin la gente se encargó de propiciar este cambio.
Para ello, hubo que entender lo que la ciudadanía quería, y cómo lo quería promover. Hay un embrión claro en la Concertación, en el pensamiento de sus fundadores, y en el nacimiento del Partido de la Concertación que hace ver en el actual Presidente, en el ex presidente Sanguinetti en Mieres y otros, la necesidad de la coalición basada en un acuerdo sobre temas centrales.
Y hay un error garrafal del ex presidente Vázquez, que genera el nacimiento de Cabildo Abierto -que también adhiere a la coalición-, lo que constituyó la estocada final al régimen anterior.
Así se logró el triunfo de la Coalición de la mano de una campaña magistral del presidente Luis Lacalle Pou, uno de los primeros en entender que el uruguayo no quería la famosa grieta sino la unión y la paz. Y si magistral fue la campaña, mucho mas lo ha sido este primer año de gobierno. Convengamos que le dejaron todo de la peor forma posible. Por ejemplo: no ajustaron las tarifas en enero como lo venían haciendo hace quince años, le mandaron de regalo a China los pocos test de coronavirus que teníamos, le dejaron el déficit fiscal más alto de la historia, y mucho más. Pero quienes así actuaron, no leyeron el mensaje de la ciudadanía, y no creyeron que el Presidente electo dijo la verdad una y otra vez, cuando decía que se quería hacer cargo del país y su gente.
A 12 días de su asunción, aterrizó el Coronavirus, lo que le llevó a tener que parar su accionar -que ya había comenzado con un vértigo inusual-, y ocuparse de la peor pandemia imaginable. Debió tomar decisiones profundísimas desde la soledad del poder, y lo hizo con gran frialdad, con perspectiva de estratega, y acertó en la gran mayoría de las decisiones y medidas. No es común ver acertar tanto a un gobernante, pero esto demuestra que el Presidente no se lanzó, se preparó.
La oposición mas radical se muestra en general bastante desnorteada. No esperaban una maquina de trabajo, honesta y seria. Acostumbrados al gobierno de Mujica y al último de Vázquez, se durmieron en los laureles y creyeron que iban a ganar por inercia toda la vida. El resto de la oposición, está tranquila.
El Uruguay puede reconocer que la grieta se ha achicado, que nadie la quiere, y que todos los uruguayos preferimos la unidad, la seriedad la solidaridad y el respeto mutuo, ese que había sido olvidado y sustituido por la soberbia. Hay resultados extraordinarios en Seguridad, en Economía, en Educación, en Salud, y nuestro país está siendo reconocido e nivel regional y global como un ejemplo.
Ahora sólo cabe esperar que estos cimientos sean valorados y respetados, y sobre ellos siga el curso del actual gobierno, y se desarrolle una oposición responsable que tal vez traiga otras alternancias; pero sobre palazos a ciegas hacia la piñata, tendremos gobiernos de coalición para rato. Suerte Uruguay!