Balde y vivienda promovida

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El precio de la vivienda bajó 12% en relación al salario con respecto a 2019. Para cualquiera que no ande por la vida con un balde en la cabeza, es obvio que el aumento en la construcción a partir de la implementación del régimen de vivienda promovida tiene mucho que ver con la noticia.

Sin embargo hace dos meses un exintendente de Montevideo publicó refiriéndose a la vivienda promovida: “Una ley (...) que FRACASÓ: devoró recursos del Estado, el mercado mantuvo los precios casi (...) está repleto de pequeñas cajas de yeso vacías, inflamos la burbuja inmobiliaria y adivinen: tienen más propiedades los que siempre tuvieron. Está bien: La Ley promovió el empleo y la inversión especulativa…”.

No sé ni por dónde empezar. Supongo que lo escribió de buena fe, pero el tuit fue un rejunte de comentarios baratos de bar progre que no se sostienen 2 minutos con los datos. Pero empecemos por el único concepto discutible del mensaje, el del fracaso. Es verdad que originalmente se asumió que la “vivienda de interés social” podía ser un instrumento para facilitar el acceso en propiedad a sectores de ingresos menores de los que efectivamente pudo hacerlo.

Pero como la sobreideologización suele ser una mala cosa, el resto del mensaje es impresentable, con expresiones que estoy seguro no sabría explicar. El régimen de vivienda promovida fue un éxito en al menos tres aspectos. El primero y obvio es el que motiva estas líneas. No bajaron los precios de compra pero sí lo hicieron, y significativamente, los precios de alquiler. Hoy es más barato alquilar en Montevideo porque aumentó el stock de vivienda. Es imposible pensar en una evolución similar del mercado del alquiler sin un aumento de la oferta significativo. Y le tengo otra buena noticia al exintendente, todo indica que esta tendencia seguirá porque son decenas de miles las viviendas en construcción que en los próximos años se volcaran al mercado de alquiler.

Segundo, el régimen permitió canalizar una enorme cantidad de ahorro privado a la necesidad que teníamos de construcción de vivienda nueva. Es cierto que en una enorme proporción estos compradores no se van a vivir a ese apartamento, pero si lo vuelcan al alquiler. Pregunte y recorra y verá que, los apartamentos no están vacíos y los compradores son en su mayoría personas físicas que buscan una renta segura. La referencia a “inversión especulativa” no podía ser más infeliz y vacía. Especular es lo contrario a lo que buscó esta gente poniendo sus ahorros para comprar y obtener una rentabilidad nada espectacular pero segura.

Tercero, el régimen canalizó inversión hacia zonas en las que nadie construía. Revitalizó y densifica barrios como Cordón, la Aguada y el Centro. Antes solo se construía en la costa de la ciudad. ¿Cómo se puede pasar por alto esto? El espacio no me permite comentar el no entendimiento del funcionamiento de las exoneraciones, la tonta expresión “cajas de yeso vacías” o la tribunera referencia a “burbuja inmobiliaria” que es insostenible.

Sin dudas hay ajustes para realizar en el régimen. En particular no parece razonable tener exoneraciones en zonas poco densas en las que ya se está construyendo para público de ingresos altos. Pero razonamientos como los del exintendente nos acercan mucho más al mercado de alquiler kirchnerista que a solucionar cualquier problema.

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