Hace casi un año en estas mismas columnas contaba la relación entre Borges y Uruguay, y como lo dijimos en aquella ocasión quedaron pendientes unas líneas dedicadas al mar de Borges. El título de aquella colaboración era “Borges, el mar y Uruguay”.
La relación entre Borges y el mar no es sencilla. Cuenta Estela Canto que en cierta oportunidad se puso a ponderar las playas de Uruguay (nada difícil, tratándose de las playas uruguayas), a lo que Borges le respondió que una playa es como un terreno baldío donde la gente se pone en paños menores”. Es de recordar que Borges tenía una vinculación estrechísima con Uruguay, hermoso país bañado por ríos y mar.
El mar de Borges, no es el mar de los veraneantes y sus playas, sino el mar de Homero y la literatura universal. Lo apreciamos en el poema “El Mar” publicado en el libro “El otro, el mismo”. Es el poema que comienza así: “Antes que el sueño (o el terror) tejiera mitologías y cosmogonías; antes que el tiempo se acuñara en días, el mar, el siempre mar, ya estaba y era…”. .
Pero no es el único poema de Borges que lleva por título “El mar”. Existe otro con esa denominación publicado en el libro “El oro de los tigres”. Comienza así: “El mar. El joven mar. El mar de Ulises y el de aquel otro Ulises que la gente del Islam apodó famosamente Es-Sindibad del Mar…”. Elegir entre uno u otro es algo muy personal. Entre los diversos libros de Borges que componen mi biblioteca, está uno titulado “Textos Recobrados 1956-1986”. En la página 279 encontramos un ensayo titulado “El libro”.
En la publicación hay un asterisco al pie que reza: “En diario La Prensa, Buenos Aires, 7 de febrero de 1982, y en un número especial para el centenario de Borges, el 22 de agosto de 1999”. Al lado del año “1982” hay un número que indica una cita a pie de página, y la cita dice textualmente: “En la revista Gente, Nº 860, 14 de enero de 1982, en un reportaje titulado “El mar y yo”, Borges dice: en los principios de la poesía inglesa se habla del mar. Siempre del amor al mar, del culto al mar, de la cercanía al mar. En cambio, en la poesía española, no. España nunca tuvo el sentido del mar. El descubrimiento de América casi no lo sintió la literatura española. En cambio, en la portuguesa, el mar está presente de una u otra manera. Los ingleses creo que han escrito las mejores cosas en torno al mar. Recuerdo un poema que se llama El Navegante. Es del siglo IX. Fue escrito en inglés antiguo que es mucho más sonoro que el inglés actual. Hace referencia al Mar del Norte. Es una elegía. Tiene toda la fuerza del mar. No tiene ánimo para el arpa/ni para los regalos de anillos/ni para el goce de la mujer/ ni para la grandeza del mundo/ Sólo anhela las altas corrientes saladas”.
De Uruguay podemos decir que el mar está presente a lo largo de todas sus costas y demarcado por sus bellos faros.
Antes de los poemas citados, Borges publicó en1919 “Himno al mar”. El Himno al Mar comienza así: “Yo he ansiado un himno del Mar con ritmos amplios/como las olas que gritan;/ Del Mar cuando el sol en sus aguas cual bandera escarlata flamea,/ del Mar cuando besa los pechos dorados de vírgenes/ playas que aguardan sedientas…”.
Indudablemente, el mar de Borges no era el mar que en estos días disfrutamos en la costa uruguaya; el de él era de plena literatura. Pero esta época del año no deja de ser buena ocasión para releer a este gran escritor argentino que tenía mucho de oriental, como le gustaba decir a él y a su madre Leonor Acevedo.