“Casa Pérez”

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Ninguna patria del Sur ha defendido más veces y con desesperación su autonomía. No hemos querido ser ni ingleses, ni portugueses, ni argentinos, ni brasileños; y todas esas codicias ensayaron la garra en nuestro suelo…”, decía Luis Alberto de Herrera. Revive cuando alguno de por aquí va a pedir cariño a gobiernos ajenos.

El presidente Lacalle Pou cercanamente evocaba una expresión de Lord Palmerston, propia de la fe herrerista: “Las naciones no tienen ni amigos permanentes, ni enemigos permanentes tienen intereses permanentes”. Viene a cuento por la visita del presidente electo Yamandu Orsi, con miembros de su corte a Brasil, a rendir pleitesía al presidente “Lula” da Silva. Asociando la suerte de nuestro país a la del vecino norteño. Borran la historia nacional hasta llegar en 1991 al Mercosur.

El Mercosur se hizo añicos por las diferencias cambiarias. Estados Unidos y sus 50 estados tienen al dólar. La Unión Europea creó al euro. Al comienzo del Mercosur los gobiernos de Argentina -presidente Menem- y Brasil -presidente Collor de Melo- tenían una equivalencia por la que un dólar equivalía a un peso argentino y un real, respectivamente. Mientras que Uruguay -presidente Lacalle Herrera- estabilizaba una economía quebrada, y la paridad del peso uruguayo era previsible. Un día Brasil devaluó un 100%, y Argentina parecido, y la debacle hacia el año 2000 de la integración comercial regional fue total.

Lo que pasa con Brasil se explica evocando a la desaparecida “Casa Pérez” de Aceguá, en Cerro Largo. Tenía dos sedes. Ubicadas a cada lado de la frontera. Era un almacén en el que se podía comprar lo que a uno se le ocurriera. Si Brasil se abarataba por la caída de la moneda brasileña, abría la sede en Brasil. Si el cambio favorecía las compras en Uruguay, cerraba Brasil y abría en Uruguay.

Se darán algunas pinceladas sobre el Brasil actual. Está inmerso en una crisis grave. Especialmente debido a la “ayuda social” a sectores carenciados impulsada por el presidente Lula, el Estado está desfinanciado. La fiesta se sostuvo sustancialmente con la toma de préstamos de inversores mediante colocación de deuda pública. Actualmente esta deuda representa un 75% del PBI. El déficit fiscal existente ha querido ser subsanado por el gobierno con un ajuste, cargando gravámenes a “los que tienen más”. La idea general prevalente es que el ajuste dispuesto no equilibrará las finanzas del Estado. Y, los inversores internacionales se están retirando de Brasil, llevándose dólares, pese al alza de las tasas de interés ofrecidas por las colocaciones. El precio del dólar en relación con el real, ha crecido al histórico precio de más de 6 reales por dólar. Brasil importa muchos artículos de consumo y otros bienes. Y, los precios de bienes y servicios de consumo popular están en un alza sostenida (inflación).

Hasta hace un rato el turismo regional concurría en masa a comprar barato y pasear a Argentina. Ahora Argentina está caro y estas masas -ya se advierte- marchan rumbo a Brasil.

El FA, próximo gobierno, con sus políticas inescrutables, resucita -otra vez- la apolillada doctrina del “canciller Gargano”, y abrazado a Lula, apunta a “más y mejor Mercosur”. El próximo 6 de diciembre Milei vendrá a Montevideo. Asumirá la presidencia pro tempore del Mercosur ¿Habrá que alquilar balcones?

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