El ministro de Relaciones Exteriores británico anunció en la Cámara de los Comunes que su gobierno había concluido con éxito las negociaciones con Mauricio acerca de la soberanía sobre el Territorio Británico del Océano Índico, el archipiélago de Chagos.
A primera vista, podría pensarse que finalmente se resolvió un asunto bilateral que había quedado traspapelado en alguna polvorienta oficina del Foreign Office desde la década de la descolonización, en los 1960s y 1970s. Sin embargo, el hecho que el ministro británico haya considerado oportuno resaltar que el acuerdo contaba con el “fuerte” apoyo del Secretario de Estado y del Presidente de los Estados Unidos y que había sido bienvenido por el gobierno de la India, sugiere otra cosa.
El archipiélago está ubicado en el océano Índico, a 1.750 km de la India, 2.700 km de Madagascar, tres mil kmdel Mar Rojo y 3.890 kilómetros del estrecho de Hormuz. La principal isla del archipiélago, Diego García, tiene una superficie de aproximadamente 27 kilómetros cuadrados y alberga una estratégica base militar conjunta del Reino Unido y los Estados Unidos.
Hasta 1965, el archipiélago de Chagos formaba parte del territorio de la colonia británica de Mauricio. Esta isla se encuentra a unos 2.200 quilómetros del archipiélago.
En diciembre de 1966, los gobiernos del Reino Unido y de los Estados Unidos concluyeron un acuerdo para el establecimiento de una base militar en el archipiélago de Chagos. Como parte de la ejecución de ese acuerdo, los británicos tomaron dos medidas controversiales: primero, separaron al archipiélago de la jurisdicción de Mauricio y, segundo, entre 1967 y 1973 expulsaron sus habitantes.
Mauricio se convirtió en un estado independiente en marzo de 1968.
En 1980, la Organización de la Unidad Africana aprobó una resolución en la que exigía que Diego García fuese devuelta en forma incondicional a Mauricio. Este fue el inicio de una campaña que culminó en 2017, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas resolvió solicitarle una opinión consultiva a la Corte Internacional de Justicia sobre si, el Reino Unido había cumplido con todas las obligaciones legales del proceso de descolonización en el caso de Mauricio.
La Corte fue muy clara. En su opinión consultiva emitida en el año 2019, concluyó que ese proceso no se había completado cuando Mauricio se convirtió en un Estado independiente en 1968, luego de la separación del archipiélago de Chagos. La semana pasada el ministro británico admitió en el Parlamento que el status quo no era sustentable y que, después de esa opinión consultiva tarde o temprano parecía inevitable una sentencia obligatoria de la Corte que habría de enfrentar a su país (y a los Estados Unidos) ante la difícil elección entre tener que abandonar la base de Diego García o incumplir con el Derecho Internacional.
Ante esa encrucijada, la solución fue negociar un acuerdo con Mauricio por el cual, el Reino Unido reconoce la soberanía de este país sobre todas las islas, incluyendo Diego García, y concluir un acuerdo sobre posesión de la base que se extenderá hasta bien entrado el siglo próximo, el cual incluirá robustos acuerdos de seguridad incluyendo prevenir que fuerzas armadas extranjeras tengan acceso o se establezcan en las demás islas.
Es el principio de una solución.