Al otro día de la humillación electoral que sufrió Podemos, su líder Pablo Iglesias culpaba de la derrota al rol de los medios dominantes en España. “Si en este país (...) no hubiéramos permitido que la derecha controle TV Española, si hubiéramos trabajado para limitar el dominio mediático de la derecha y la ultraderecha…”. Nada de esto es novedoso, la obsesión de algunas ideologías por controlar lo que se dice, ver conspiraciones y por creer que la gente es fácilmente manipulable fue una constante durante todo el siglo XX. Lo que sucede es que esta sinfonía suena cada vez más ilógica por estos años.
La idea es vieja, pero ahora es directamente ridícula. Los medios tradicionales solo han perdido poder en la generación de agenda. No están todos coordinados, y si lo estuvieran las nuevas formas de comunicación están totalmente por fuera de su control. Redes sociales, portales virtuales, medios de otros países, todo está disponible a la mano del consumidor. Ya no es posible que nadie se organice para ignorar a un actor o un episodio que realmente importa, sería un suicidio para cualquier medio que tenga vocación de masividad.
La idea de que juegan a los títeres con nosotros también es ridícula porque los medios son un negocio. Viven de dar lo que la gente quiere ver, escuchar y leer; no de imponer una agenda propia. Los informativos uruguayos nos saturaron a declaraciones de Mujica desde 2002 a 2009, cuando salió Presidente, porque Mujica rendía. La gente no cambiaba de canal, se quedaba a ver a un personaje colorido y entretenido. No tengo dudas de que esa era la razón por la que los editores de informativos ponían a Mujica. La predominancia de la agenda web hoy en día agrava esto, los medios tienen al instante el feedback del público sobre si eso interesa o no, lo cual limita muchísimo la capacidad de “imponer” la agenda.
Todo esto sin entrar en el pesimismo sobre la condición humana que implican las miradas como la de Pablo Iglesias. ¿Tan tontos y manipulables somos? En general son los que quieren, y creen que pueden, manipular a las grandes masas los que creen que otros lo hacen, aquello de “el ladrón cree que todos son de su misma condición”.
Pero más ridículo es mirando la realidad española. El principal grupo de medios en España es el grupo Ser, que cuenta con el principal diario (El País de Madrid) además de medios de radio y TV, un grupo de notoria sintonía con la centro-izquierda española. Si a alguien han discriminado en el trato (en general con buenas razones) es a los llamados populistas de derecha como Trump, Bolsonaro y Vox.
Los medios no tienen agendas homogéneas pero sí sesgos, a veces razonables y a veces no. Es la propia idiosincrasia de los periodistas lo que hace que, en general sean más amables para cubrir al astorismo que a Cabildo Abierto. En esta lógica es verdad que la izquierda populista no se lleva en general el mejor trato, pero ni de lejos se lleva el peor: los medios tratan bastante peor a Vox que a Podemos.
Podemos es un partido español que en 2014 iba a dar vuelta España, el domingo desapareció del parlamento de Madrid. Su fundador, y referente rockstar de la izquierda hispana, no tuvo mejor idea que culpar a los medios. Mala cosa la falta de humildad para quien hace política.