De la macro a la micro

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Nos vamos poniendo de acuerdo en que Uruguay es un país caro. Un país que tiene salarios medidos en dólares que no son bajos, pero niveles de precios que hacen que esos salarios rindan poco. En ese sentido, la intención de Álvaro Delgado de traer este tema al centro de la campaña es sin dudas un acierto.

El presente gobierno tiene diversos logros económicos que le permiten inflar el pecho: más de 1,7 millones de personas trabajando (récord histórico), esto es 97 mil personas más que en diciembre de 2019. Estas personas trabajan por un salario real 2% mayor que en julio de 2019 y el ingreso de los hogares es 4,6% mayor que en ese mismo año.

No olvidemos que en 2019 el ingreso de los hogares venía en caída desde 2017. Si tomamos el ingreso mediano de los hogares (es decir el ingreso del hogar que está exactamente en la mitad entre el hogar más rico y el más pobre) vemos que en el segundo trimestre de 2024 fue incluso 0,1% mayor que el máximo histórico de 2017. Logros evidentemente apuntalados en la baja de la inflación que permanece dentro del rango meta por 15 meses consecutivos.

Todo esto, sumado a cosas más intangibles, como la caída de la tasa de interés que paga Uruguay, la mejora de la calificación, y la mejora de largo plazo de la finanzas públicas por la reforma de la seguridad social, consolidan un legado macroeconómico muy relevante que este gobierno le deja al próximo.

En estas circunstancias parece razonable que el foco principal de la próxima gestión económica sea más micro: ¿cómo hacemos para que estas mejoras macro rindan más en el bolsillo de las personas?

Claro que también hay logros en este sentido. Es claro que la electricidad redujo su valor real en 9% y los combustibles dejaron de tener los enormes niveles de sobreprecio que habían conocido en el quinquenio anterior. Otro buen ejemplo de un logro micro es la portabilidad numérica y su consecuente caída en el precio de los datos de internet que pagamos los uruguayos. Pero sin dudas falta bastante en este camino.

Productos como los de higiene personal, la tecnología, la energía y los alimentos siguen teniendo niveles de precios inaceptables. La agenda propuesta por Delgado de apertura de mercados y así reducir los precios de venta al público es el único camino sostenible para bajar el costo de vida en este país.

La solución no es única, en algunos casos implica cambiar una ley para remover un monopolio legal, en otros decretos para cambiar la reglamentación de registro de ciertos productos, en otros casos bajar aranceles y aumentar la posibilidad de importar individualmente. Pero tienen una cosa en común: siempre se trata de remover barreras que inhiben el ingreso de competencia.

Mejorar el bienestar de la sociedad es sin dudas uno de los principales objetivos de la política pública. Decirlo es simple pero concretarlo es complejo. Las reformas necesarias muchas veces implican tocar algunos intereses en pos de mejorar el bien común.

No hay otro camino, quien no quiera afectar a nadie sería mejor que buscara una ocupación lejana a las políticas públicas.

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