El martes, Transparencia Internacional dio a conocer los resultados de su prestigioso Índice de Percepción de Corrupción para 2023, un ránking que se considera el principal indicador global de la corrupción en el sector público y se presenta como una instantánea comparativa anual de 180 países.
Como ya se habló de Uruguay, su liderazgo en América Latina desde 2015 y la pérdida de un punto desde 2022, me gustaría ofrecer una lectura alternativa.
El CPI se publicó por primera vez en 1995. Aunque durante todo este largo proceso este ránking vio algunos cambios (los más importantes son el hito de 180 países de 2007 y el cambio en el puntaje a partir de 2012, que pasa de una escala de 0 a 9,9 a otra de 1 a 100), es posible establecer una percepción de corrupción promedio para las últimas presidencias en el país, lo que podría ayudarnos a poner los datos en perspectiva: ¿cuál fue el gobierno uruguayo más transparente -siempre desde la óptica de Transparencia Internacional- de los últimos tiempos?
Comencemos con el primer gobierno de Tabaré Vázquez, que es lo más lejos que esos cambios metodológicos nos permiten llegar sin que terminemos comparando peras con manzanas. La primera Presidencia de Tabaré obtuvo una percepción de corrupción promedio de 65,2 puntos. El peor año de su primera Presidencia fue el primero (2005), con 59 puntos, y el mejor fue 2008, cuando obtuvo 69 puntos (en su último año, 2009, bajaría a 67). Aunque en promedio no haya sido la mejor, hay que destacar que elevó la vara lo suficiente como para establecer ese piso de casi setenta puntos que haría de Uruguay el país más transparente de América Latina por más de una década.
La presidencia de José “Pepe” Mujica alcanzó un promedio de 71,4 puntos, por su percepción de corrupción, una clara mejora respecto a su predecesor. De esos cinco años, cabe destacar dos datos: en 2012 Uruguay logró superar la barrera de los 70 puntos y entre 2013 y 2014 obtuvo en forma consecutiva su mejor puntaje hasta entonces: 73 puntos.
Si bien dos décimas por debajo de su antecesora, la segunda presidencia de Tabaré Vázquez alcanzó 71,2 puntos de promedio por su percepción de corrupción. A pesar de ello, durante el tercer mandato presidencial del Frente Amplio, Uruguay se mantuvo por encima de los 70 puntos todos los años y obtuvo su mejor puntaje hasta ese momento: 74 puntos en 2015.
Aunque todavía queda un año por delante, la presidencia de Luis Lacalle Pou ha alcanzado hasta ahora un puntaje promedio de 72,7 por su percepción de corrupción. Esto implica 7,5 puntos por encima de la primera presidencia de Tabaré Vázquez, 1,5 por arriba de la segunda y 1,3 más que la presidencia de Mujica, que es hasta el momento la mejor por su percepción de corrupción.
Para terminar, la caída de un punto entre 2022 y 2023 es ciertamente algo que el actual gobierno uruguayo debe atender y vigilar, pero tampoco puede rasgarse las vestiduras prematuramente. Primero, porque durante su gestión Uruguay alcanzó sus tres mejores posiciones a escala global desde 1995: 18° en 2021, 14° en 2022 y 16° en 2023 (la mejor posición hasta entonces había sido la 19° de 2013, durante la presidencia de Mujica). Pero también porque, a menos que tenga lugar una verdadera catástrofe, todo hace pensar que terminará por alzarse como el gobierno uruguayo con el mejor promedio de percepción de corrupción desde 2005. En una región como la nuestra, y teniendo en cuenta todo lo que hemos pasado de 2020 hasta acá, no es poca cosa.
*(Director de Análisis e Investigación en gormanlee.com)