Desde la platea

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El sábado pasado se esperaban con ansia los resultados del domingo; los números que no mienten, la prueba del 9 para las encuestas. La ansiedad hoy es por saber qué dirán las encuestas. Se cumplieron los pronósticos; lo que no se previó fue el efecto perturbador -la palabra de moda ahora es disruptivo- de la fórmula presidencial de los blancos: la irrupción de Valeria Ripoll y la caída de Laura Raffo.

La curiosidad por sobre lo que opina la gente no es chica. ¿O no?

Un dato: Raffo en su momento también fue disruptiva, (la sacaron de la galera): una genialidad de laboratorio, de gente que se las sabe todas o una decisión para cerrarle el paso a algún otro. Tuvo mucho apoyo, durante años, pero, la apuesta no prosperó. Antes una aclaración: lo que digo no lo digo como hombre sabedor -parafraseando a Platón- sino como un observador observando con Ustedes. Pero un observador, permítaseme, bien ubicado en la platea desde hace 65 años.

Baja concurrencia, salvo en el FA, como se adivinaba. Mucha abstención, como ocurre en tantos lados. Nada para alarmarse: eran internas no obligatorias, como deben ser, y con un electorado del cual la mitad esta contento con el gobierno. ¿Para que agitarse, entonces? Votó casi un millón y no lo hicieron un millón 800 mil. Este es el electorado a captar. Hay que afinar la puntería (el termo y mate ya no sirven como carnada).

Hace más de medio siglo un corresponsal de “Los Angeles Times”, que cubría las elecciones de 1971 resaltaba que en Uruguay los tres candidatos eran socialdemócratas (SD): SD de izquierda (Seregni), SD de centro (Wilson) y SD de derecha (Bordaberry).

Parecería que esa visión no ha cambiado. ¿Será así? ¿Todos socialdemócratas y pendulares? Se les distinguen como indecisos, independientes, pero no hay tales, pienso. Son ciudadanos que mientras se ocupan de los suyo están decidiendo: esperan el menú que surge de las internas y estarán más o menos atentos y en casos sensibles a la forma y contenido de los mensajes. Cuando corresponda elegirán y un importante número lo hará de acuerdo a cómo cree que le va y cómo le va a ir y nadie más autorizado que cada uno para saber eso. En definitiva es el fundamento del voto universal.

Hilar mucho más puede ser peligroso. En este aspecto veo como demasiado audaz la elección de Ripoll para acompañar a Álvaro Delgado. Este lo debe haber sopesado mucho: nadie más interesado que él.

La intención sería cambiar en algo esa imagen de “gente acomodada” sobre la que machaca el FA y que parece que habría hecho mella. ¿Un retoque del perfil? En filas blancas, que se han ido alineando con los días, igual hay como un mal gusto, una desilusión. Sienten que se ha sido ingrato con ellos. El riesgo es que los militantes pierdan el entusiasmo y peor aún que lo pierda la dirigencia.

¿Es dejársela servida al FA? No lo veo tan así. Puede implicar un eventual debilitamiento de PN, pero a la vez un fortalecimiento de la Coalición Republicana por un corrimiento que favorecería al Partido Independiente y Cabildo Abierto y muy particularmente al P. Colorado. Andrés Ojeda tiene un discurso muy coalicionista y declara que Lacalle es su referente; si además Pedro Bordaberry abre lista al Senado, pueden crecer mucho. Es lo que se ve desde la platea.

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